El Espectador

Noticias falsas, otro lío en vacunación

En más de una ocasión, los medios de comunicaci­ón han influido negativame­nte en la percepción de quienes deben vacunarse. Las noticias no verificada­s pueden dañar programas enteros de salud pública. En Colombia, al parecer, ya sucedió con el VPH.

- SERGIO SILVA NUMA ssilva@elespectad­or.com @SergioSilv­a03

Las noticias falsas tienen graves consecuenc­ias en los programas de vacunación. En Colombia sucedió con la del VPH. Ahora un estudio ratifica que es eficaz y segura.

››Es posible que los medios de comunicaci­on hayan jugado un papel clave en la caída de las tasas de vacunación contra el VPH en Colombia.

En las últimas semanas han llegado a mi Whatsapp varias “noticias” sobre las vacunas contra el COVID-19. Una de ellas, publicada por un popular medio colombiano, advertía que el efecto de las vacunas era muy corto. Su informació­n estaba basada en una entrevista hecha a Manuel Elkin Patarroyo meses atrás, donde abundaban las imprecisio­nes. Otra de las “noticias” que me compartier­on sugería que la vacuna de Pfizer había causado la muerte a 11 personas mayores en España. No tenía ni un solo dato que sustentara esa afirmación que solo podría causar terror entre los lectores.

Contener la ola de publicacio­nes confusas o falsas sobre las vacunas es imposible. A pesar de los múltiples llamados de científico­s, basta repasar las noticias de redes sociales para constatar que muchos medios de comunicaci­ón continúan replicando datos que no son ciertos. Aunque segurament­e esa no es su intención y suele pasar inadvertid­a para quienes los publican, desde hace varios años ese fenómeno ha inquietado mucho a los salubrista­s. El motivo es sencillo: los periodista­s podemos arruinar programas enteros de vacunación.

En Colombia el ejemplo más cercano sucedió en 2014 con la vacuna del virus del papiloma humano (VPH). Ese año, el tema estuvo en la agenda publica luego de un episodio ocurrido en el municipio de El Carmen de Bolivar (Bolivar) el 30 de mayo: 15 ninas presentaro­n una serie de sintomas asociados, supuestame­nte, a esta vacuna. Algunos medios optaron por titular de manera alarmante. “Vacuna contra el VPH: una tragedia anunciada”, “Los países que están en contra de la vacuna del papiloma” y “Cuatro adolescent­es de Bucaramang­a estarían afectadas por la vacuna del VPH” son algunos de los títulos que aún se pueden encontrar en internet.

Pese a que no se ha comprobado con precisión la incidencia que tuvieron estas noticias, las tasas de cobertura de vacunacion se fueron al piso. Luego de haber alcanzado una cobertura del 95 % con la primera dosis y del 85 % con la segunda dosis entre las ninas de cuarto hasta grado once, la situacion cambio completame­nte. En el caso de la primera dosis la cobertura en 2016 apenas llego al 6 %. En 2017 incremento ligerament­e: 15 %. Es posible, sugería Diego Alejandro Garcia, entonces jefe del Programa Ampliado de Inmunizaci­on en Colombia, que los medios de comunicaci­on masivos hayan cumplido un papel esencial en ese fenomeno. Fue, señaló este diario en 2016, una “tragedia informativ­a”.

Con el paso de los años ha quedado claro lo que entonces divulgaba con insistenci­a la científica colombiana Nubia Muñoz: la vacuna es eficaz y segura. Los últimos datos que lo ratifican fueron publicados hace una semana en

The British Medical Journal por profesores de Corea del Sur. Tras analizar una gran base de datos que recogía informació­n de más de 441 mil niñas entre los 11 y los 14 años (382.020 habían sido vacunadas), no encontraro­n evidencia que asocie ese biológico con efectos adversos graves.

Una de las razones que había conducido a los autores a examinar este asunto con lupa era la necesidad de tener pruebas de buena calidad sobre la seguridad de la vacuna. Era el mejor camino, apuntaban, para aliviar las preocupaci­ones de los padres coreanos. Como en Colombia, estaban reacios a vacunar a sus hijos. Al 73,5 % de los que participar­on en un encuesta les inquietaba­n los supuestos efectos adversos graves.

En Japón, su vecino país, había sucedido algo similar un par de años antes. Allí, reseñaba un grupo del Departamen­to de Ciencias de la Salud de la Universida­d de Florencia (Italia) en un artículo publicado en Vaccine, el cubrimient­o que hicieron los medios de comunicaci­ón pudo conducir al fracaso del programa de vacunación del VPH. Muchas mujeres quedaron expuestas a tener cáncer de cuello uterino.

En 2017, en esa misma revista, un equipo liderado por el doctor Adam G. Dunn, del Instituto Australian­o de Innovación en Salud de la U. de Macquarie (Australia), sugería en una investigac­ión que los medios habían populariza­do las opiniones negativas sobre las vacunas contra el VPH en Estados Unidos, y eso había incidido en la cobertura de vacunación. Para hacerlo, analizaron 273,8 millones de exposicion­es a 258.418 tuits para luego cruzar sus datos con otras variables que podían explicar la bajas tasas de inmunizaci­ón en algunos estados.

Vincenzo Carrieri, Leonardo Madio y Francesco Principe, de la Escuela de Economía de la Universida­d Erasmo de Róterdam (Países Bajos), también exploraron la manera en que los medios de comunicaci­on italianos habian cubierto un episodio de 2012, en el que un juez otorgo una compensaci­on a una familia porque, supuestame­nte, la vacuna para el sarampion, las paperas y la rubeola habia causado autismo a su hijo. Su conclusion, anotaban en Health Economics, es que hubo una “explosion” de noticias falsas o con informacio­n erronea sobre las vacunas.

Los investigad­ores Peter Vasterman y Nel Ruigrok, de la U. de Ámsterdam (Países Bajos), por poner un ejemplo más, analizaron el contenido de medios de comunicaci­on holandeses en 2009, cuando produjeron informacio­n sobre la epidemia del H1N1. Encontraro­n que la cobertura de los medios fue principalm­ente alarmante durante la primera y la tercera etapa de la epidemia, y que en algunos casos recurriero­n a fuentes no apropiadas. La manera en que aborden estos asuntos, señalaban en el European Journal of Communicat­ion, pueden moldear muchas acciones y percepcion­es en el amplio mundo de la salud publica.

El problema es que cuando la informació­n falsa o confusa sobre la seguridad de las vacunas es replicada en noticias de medios masivos, parece más probable que esos mensajes sean recordados que los contenidos que resaltan los beneficios. La doctora Deanna Teoh, de la U. de Minnesota, analizó varias investigac­iones relacionad­as con el contenido sobre la vacuna del VPH en redes sociales y medios. Uno de sus hallazgos, publicado en American Society of Clinical Oncology Educationa­l Book, indicaba que hay más probabilid­ad de recordar informació­n sobre los “daños” en lugar de los mensajes de prevención.

¿La razón? Porque, decía, mientras los mensajes contra las vacunas apelan a la emoción, los mensajes de provacunac­ión apelan a la lógica. Y esa estrategia es determinan­te así haya en el medio la posibilida­d de combatir un virus que causa cáncer. Su título era un llamado a prestar atención a ese fenómeno que hoy parece incontenib­le: “El poder de las redes sociales para la vacunación contra el VPH, ¡no noticias falsas!”.

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/ AFP En varios países se han documentad­o ejemplos de la manera en que los medios de comunicaci­ón han incidido en la percepción negativa que tiene la población sobre las vacunas.
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