#LaEducaciónPresencialEsVital (II)
POR FIN BUENAS NOTICIAS: SE ACABÓ la alerta roja en Bogotá y la administración permitió la apertura de jardines, colegios y universidades (lo único que permanecía cerrado). Adicionalmente, departamentos como Antioquia, Atlántico, Quindío, Santander y Valle, y ciudades como Itagüí, Pitalito, Barranquilla y Manizales, también se animaron a reabrir. Sin embargo, queda mucho camino por recorrer; la mayoría de los que reiniciaron lo hicieron de manera parcial y muchos otros todavía no dan señales de apertura.
Evidentemente, las familias y los docentes sienten temor, entre otras cosas, porque la desinformación, el amarillismo y las noticias falsas que se esparcen por doquier son difíciles de contrarrestar. No obstante, los dirigentes no deben basar su falta de acción en los miedos de la comunidad educativa. Más bien les corresponde hacerles contrapeso, informar de forma correcta, preparar a las instituciones, garantizando las condiciones de bioseguridad que minimicen los riegos, y abrir. Además, deben reconocer que la posición de los padres y de los maestros ha cambiado y dejar de responsabilizarlos (sobre todo a los primeros) por su inacción. Probogotá presentó los resultados de una encuesta (representativa) que realizaron los investigadores Sandra García y Darío Maldonado, a finales del año pasado, donde se revelaba que más del 50 % de los padres de familia estarían dispuestos a enviar a sus hijos al colegio. No obstante, la alcaldesa López, de manera irresponsable, contribuyó a aumentar el infundado temor que sentimos todos, mostrando los resultados de una encuesta de mayo del 2020, fecha en la que había muy poca información, que indicaba que el 80 % no los enviaría.
Mientras tanto, Cundinamarca y Cali iniciaron el año escolar virtualmente, sin justificación alguna. Pude conocer que los profesores de los colegios rurales del departamento en mención están avisando a las familias que no abrirán antes de junio, porque muy pocos padres están dispuestos a enviar a sus hijos. Gobernador: su obligación es abrir las instituciones educativas, así solo un niño esté dispuesto a asistir, y debe garantizarles a los docentes un regreso seguro, en condiciones óptimas de habitabilidad (una deuda histórica del sector con los docentes de las zonas rurales, que ojalá se hubiera aprovechado para resolver, como tantas otras, durante la emergencia). Las familias deben tener la opción de elegir, y no lo pueden hacer mientras los colegios permanezcan cerrados.
La responsabilidad es de todos. Aunque algo se hizo, se perdió una gran oportunidad para mejorar la infraestructura educativa y legalizar sus predios, ampliar la conectividad, dotar mejor a los estudiantes y docentes, y acompañar a estos últimos en sus procesos de enseñanza y aprendizaje. Es el momento de darle importancia a la educación y hacer lo que corresponde para que los niños vuelvan al colegio. La sociedad entera debe acabar con la falta de visión y desidia hacia el sector, para no sacrificar a toda una generación. Gracias a aquellos dirigentes que se animaron a abrir, a los maestros que los acompañan y a los visionarios padres de familia que entendieron que los riesgos al quedarse en casa son mayores. Vamos por más. Los invito a seguir presionando y a difundir información veraz, porque #LaEducacionPresencialEsVital.