Colombia, el vecino entrometido
En Ecuador hay varios sectores que resienten la política colombiana hacia ese país. ¿Puede influir en la segunda vuelta electoral?
Las posturas adoptadas por el gobierno de Iván Duque en materia de política exterior han sido escandalosas para el vecindario. En 2019, Colombia fue la primera en solicitar una reunión urgente del Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para examinar las elecciones en Bolivia, en las que se denunció fraude, aunque la evidencia estadística ha demostrado lo contrario. Duque comunicó que el objetivo era asegurar que “los ciudadanos bolivianos se puedan expresar libremente en las urnas y elegir a un nuevo gobierno con plenas garantías para su participación”. Pero esa posición no fue bien recibida en La Paz, donde un año más tarde, durante la posesión del presidente Luis Arce, el mandatario colombiano fue recibido entre abucheos.
La actitud del Gobierno colombiano fue interpretada como una injerencia en los asuntos internos de ese país. No sería la primera vez -siendo el caso de Venezuela el más emblemático-, ni tampoco la última durante este gobierno. Después de Bolivia vinieron las elecciones en Estados Unidos, en las que Duque y su partido, el Centro Democrático, se la jugaron por el candidato republicano, Donald Trump. Los pronunciamientos de funcionarios como el embajador Francisco Santos o los congresistas Juan David Vélez y María Fernanda Cabal llevaron a que el embajador de Washington en Bogotá, Philip S. Goldberg, les pidiera a los políticos locales que “evitaran involucrarse en las elecciones estadounidenses”.
“En el caso estadounidense esta es la primera vez que Colombia se mete tan directamente en unas elecciones. El país siempre fue respetuoso de los procesos electorales en otras latitudes. Incluso cuando en Colombia Álavaro Uribe estaba en el poder y Lula se reelegía y Kirchner llegaba al poder, se respetaron los asuntos internos de aquellas naciones que iban hacia otro lado ideológicamente”, señala Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Universidad del Rosario.
Pero los escándalos no terminaron ahí. En solo tres meses Colombia ha tenido líos diplomáticos con Rusia, por un entramado de supuesto espionaje del Kremlin, y con Cuba, por el mal manejo que le dio Colombia a la alerta sobre un supuesto ataque del Ejército de Liberación Nacional (Eln). En ambos casos, cabe destacar, mucho han tenido que ver las publicaciones de un medio de comunicación local que le ha apuntado al sensacionalismo, pues de allí han despegado los malentendidos.
“El país en serio está en su peor momento en relaciones exteriores: estamos peleando con Cuba, Rusia, Venezuela, ahora las cosas cambian en EE. UU., así acá insistan en que todo está normal. Y ahora con Ecuador. Se necesita que la canciller salga y diga que esto no debe afectar las relaciones y que es un asunto judicial, no diplomático, pero su silencio deja mucho que desear”, lamenta Jaramillo.
El caso con Ecuador ha sido el último en la lista de los desordenados episodios del Gobierno en la cartera de Exteriores. Y este adquiere mayor relevancia debido al mal recuerdo de las tensas relaciones con este país hace poco más de una década, cuando durante el gobierno Uribe Colombia peleó con Quito y con Caracas al mismo tiempo.
“En la época de Uribe el país fue muy mal vecino. No solo fue el bombardeo en 2008 al campamento de Raúl Reyes, sino que después vinieron otros episodios muy complejos con Correa, fumigación, el caso en el que se trató de ligar al
Mono Jojoy (sin pruebas) con Correa”, dice Jaramillo, quien agrega que el viaje del fiscal colombiano justo en este momento en Ecuador, cuando el país está en la incertidumbre por el resultado electoral, es por lo menos sospechoso.
Cabe recordar que, tras la Operación Fénix, el gobierno de Uribe acusó al exministro de Seguridad de Ecuador, Gustavo Larrea, de ser cómplice del exgrupo guerrillero de las Farc. Uribe hizo circular una foto en la que se observa supuestamente a Larrea reunido con Raúl
Reyes para sustentar su denuncia, pero el de la fotografía, de la que hicieron eco los medios de comunicación, no era Larrea, sino el secretario del Partido Comunista de Argentina, Patricio Echegaray.
Y aunque después la Comisión de Transparencia y Verdad, instalada por el mismo Correa, señaló que Larrea sí se reunió con Reyes, los exmiembros del gabinete del exmandatario ecuatoriano han rescatado el episodio de la fotografía para denunciar que Colombia busca “repetir la jugada” y tratar de relacionar al movimiento correísta con los grupos guerrilleros.
Las acciones de Colombia, que han sido condenadas por varios líderes de la región como el presidente argentino, Alberto Fernández, solo han dinamitado más un ya difícil proceso electoral en el vecino país que debe afrontar los problemas internos que hay con el órgano electoral. Dos candidatos, Yaku Pérez y Guillermo Lasso, se disputan quién será el que deba ir a la segunda vuelta. El recuento acordado de manera arbitraria por los dos quedó sepultado debido al constante cambio de exigencias para el proceso que ponía el candidato Pérez. Estos problemas han hecho que las escandalosas y polémicas denuncias de Colombia pasen inadvertidas en el electorado, a quien además no ven con buenos ojos.
“Muy difícilmente una información sobre financiación de campaña de Andrés Arauz por parte del Eln tenga influencia en el electorado ecuatoriano. Si Arauz llegara a perder en la segunda vuelta sería porque la gente tiene miedo de que Correa sea el que esté detrás de él moviendo todos los hilos; le tienen miedo al regreso de su estilo de confrontación, no a las revelaciones colombianas. Es más, esto incluso puede ser interpretado por sectores indecisos como una nueva conducta de Colombia, a quien ven como un país que se siente con superioridad frente a los ecuatorianos”, concluye Jaramillo.
››Muy difícilmente la información sobre financiación de campaña de Andrés Arauz por parte del Eln tenga influencia en el electorado ecuatoriano.