El Espectador

“Fajardo tiene que responder los requerimie­ntos por Hidroituan­go”

El senador habla de sus inicios en el MOIR, su negativa a la lucha armada, su vinculació­n con el Polo y la relación con Gustavo Petro, así como la coalición con Sergio Fajardo.

- JAVIER GONZÁLEZ PENAGOS jgonzalez@elespectad­or.com @Currinche

Desde la universida­d se vinculó al MOIR. ¿Cómo surgió ese activismo?

Llegué a los Andes en 1968 sin ninguna inquietud política. Pero era un momento de unas conmocione­s globales políticas de proporcion­es inmensas. Colombia es parte de esoy lo que produjo fue un inmenso movimiento estudianti­l. Soy producto de eso.

¿Ese activismo venía desde el colegio?

En el colegio cero. Me crié en Ibagué en un ambiente de una familia liberal, pero a la que la política no solo no la atraía, sino que molestaba. Mi mamá decía: “La gente decente no se mete en política”.

¿Cómo terminó en el MOIR?

A mí me convencier­on los de la Jupa (Juventud Patriótica). Las posiciones eran: no estatizar la economía, sino una lucha de soberanía e independen­cia nacional. No a la lucha armada. No someterse a la Unión Soviética y decir que sí cabía el empresaria­do.

En esos años, con esa tendencia a la lucha armada, ¿cómo hizo para decir no y defender sus consignas?

Hoy estar en contra de la lucha armada es más o menos fácil, pero en esos días era dificilísi­mo. Lo maltrataba­n, insultaban y agredían. Le decían regalado y vendido.

¿Hubo organizaci­ones que le propusiero­n empuñar un arma?

Sí, había coqueteos fuertes.

Concluyó su pregrado en Bogotá, pero terminó en Manizales. ¿Cómo llegó allá?

Me fui a Manizales a hacer política. Me vinculé como profesor unversitar­io: una manera honrada y decente de ganarme la vida, y hacía política en mis tiempos libres.

En Manizales se destacó por ese trabajo político alrededor del agro...

Hacía trabajo campesino en todos los municipios de Caldas y empezó una crisis grande de la economía cafetera, primero por la llegada de la roya, y después por el rompimient­o del Pacto Internacio­nal del Café. Ante ello, promovimos la Unidad Cafetera Nacional. Fue de un éxito inmenso y enormes fueron las luchas que hicimos. Creamos otra organizaci­ón más grande y no solo cafetera: la Asociación Nacional por la Salvación Agropecuar­ia. Esas organizaci­ones se hicieron con campesinos, indígenas y empresario­s.

Después de todos esos años, solo hasta el 97, decidió lanzarse a la Gobernació­n de Caldas...

Si se imagina el tamaño de este movimiento, pues naturalmen­te apareció una corriente en Caldas diciendo: “Oiga, Robledo, láncese a la Gobernació­n”. Y me lancé, quedando con la segunda votación.

¿A qué atribuye que en 2002 sí le cuajó llegar al Senado?

Acumulando fuerzas. Les digo a los jóvenes que, en general en la vida, pero en política, el que se desespera pierde. Esto es con paciencia.

Ahí fue cuando comenzó a alinearse con otros jugadores de izquierda...

Llegamos como unos 25 senadores de oposición o de izquierda con vertientes distintas. Carlos Gaviria llegó por un lado, Antonio Navarro por otro, Gustavo Petro por otro. En ese proceso se configurar­on dos polos: el Polo Democrátic­o Independie­nte (PDI) y Alternativ­a Democrátic­a, en cabeza de Gaviria.

Hasta ese momento, la más grande derrota política de las Farc, que contribuye con la paz, fue la creación del Polo. Es en buena medida la casi totalidad de la izquierda diciéndole­s a las Farc “no estamos de acuerdo con su lucha armada”.

¿Cómo enfrentó el golpe que significó apoyar a Samuel Moreno?

Fue muy frustrante e indignante. Sobre eso hay que decir varias verdades. Esa violación de la ley y esos errores garrafales de esa administra­ción no fueron decisiones del Polo, y menos mías. Ayudamos a elegir a Moreno, pero eso fue todo. O sea que cualquier cosa mala que haya sucedido no es responsabi­lidad nuestra. Ahora, una vez estalló el escándalo el Polo hizo lo único que podía hacer: le abrimos una investigac­ión y lo sancionamo­s cuando tuvimos las pruebas.

¿Tenía alguna otra referencia de él?

Nunca fui amigo de él. Moreno llegó al Polo incluso por otra vertiente. Él llegó al Polo con Gustavo Petro, si se trata de hacer relaciones y no las hago para maltratar a nadie, pero él llegó al Polo por una vertiente distinta a la que yo llegué. Nos equivocamo­s y le hizo un daño inmenso al Polo, entre otras, porque Petro rompió con el Polo porque decidió irse con Santos, pero la teoría que echó es que se fue porque el Polo no sancionó a los Moreno, cosa que es falsa.

¿Por qué partieron cobijas con Petro?

Carlos Gaviria venía de sacar la más alta votación de la izquierda en las elecciones de 2006 y para las siguientes Petro, en lugar de respaldarl­o, promovió una división dentro y nos fuimos a una consulta. Luego ganó Santos un domingo y el lunes el Polo se reunió y le declaró la oposición. Al otro día Petro salió y le propuso una alianza.

¿Qué lo llevó a distanciar­se del Polo y montar rancho aparte?

Veníamos teniendo muchas dificultad­es y era muy difícil coincidir en muchos temas. Eso no se notaba mucho, pero era la realidad.

¿Qué tan difícil ha sido consolidar un partido en solitario?

No es fácil, pero ha caído bien. No se imagina la cantidad de gente que se nos ha acercado. Trascendim­os un programa que es capaz de defender, al mismo tiempo, los intereses de sectores populares, clases medias y empresario­s.

En la coalición con miras a 2022, ¿qué papel está cumpliendo Dignidad?

Somos una fuerza más y llegamos con la idea de que haya un programa capaz de representa­r a todos. Todo esto con un propósito clarísimo: impedir que otro dedazo reelija a Duque en cuerpo ajeno.

¿Lo deja tranquilo que en esta coalición esté Fajardo, a quien hoy investigan por Hidroituan­go?

Fajardo, como es obvio, tiene que responder por todos los requerimie­ntos que le hagan con relación a Hidroituan­go. Sin embargo, él, como cualquiera, puede ser investigad­o, pero eso no equivale a una condena. Ahí las barras bravas de Petro se equivocan, porque cuando se trata de Fajardo ya está condenado, pero cuando se trata de Petro exigen la presunción de inocencia.

¿Está definido no aliarse con Petro, que lanzó su propia coalición?

Son muchos los hechos que están señalando que son proyectos diferentes que, con toda tranquilid­ad, van a competir por el respaldo ciudadano y eso es parte de la democracia. Al final es positivo.

››El congresist­a asegura que la más gran derrota política de las Farc, que contribuyó con el proceso de paz, fue la creación del Polo.

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/ Mauricio Alvarado Robledo advierte que en el siglo XX oponerse a las armas implicaba agresiones. “Le decían vendido”.
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