Técnicos chiviados
anotar goles, para que todos olviden rápidamente la mala jugada que hizo el cuadro cardenal con Michael Rangel, quien había venido como el nuevo goleador y se fue en un parpadeo. Dejar su propia huella, no estamparla sobre las otras. Enfocarse en su rol y demostrar que la actitud no se negocia. Ser colaborativo y aportar en todos los sectores de la cancha, como bien lo señaló Hárold Rivera, su técnico: “es un jugador polifuncional, es desequilibrante, se asocia bien y resuelve las situaciones de buena manera cuando se le presentan”.
No perder de vista lo fundamental. Hallar el lado amable del ego para reconocer que hasta ahora se ha recorrido el camino correcto y con disciplina. Añorar el éxito, pero no por vanidad, sino por demostrarse a sí mismo que nada infla más el corazón que materializar los sueños. Ver cómo ha construido su escalera al cielo, ver los andamios que tienen en sus lados oxidados los malos momentos, las dudas, las incertidumbres que nunca faltan y que son también necesarias, ver de nuevo cada escalón para no olvidar que todo se ha logrado con la humildad que refleja cuando habla, ver cada paso y seguir siendo obrero y arquitecto del sueño mayor: jugar con la selección de Colombia. Ascender y entender que no debe ser sinónimo de prepotencia, sino de orgullo.
“La opción de venir a Santa Fe se dio porque en diciembre se dio un tema complicado entre presidentes de América y Patriotas, equipo al que pertenezco. La opción de venir era la más interesantes porque es un equipo grande, que ha hecho campañas importantes en los últimos años. Y me pareció una buena idea para potenciar mi carrera. Por eso me incliné por este club”, dijo Arias a Caracol Radio en su llegada al cuadro cardenal.
A sus 23 años ya ha disputado 107 partidos y ha anotado 12 goles como profesional. Con Santa Fe lleva cinco compromisos y dos tantos. Con América disputó 29 juegos y marcó un gol entre Liga, Copa BetPlay y Copa Libertadores. Con esas cifras, que hablan de su progreso y de la confianza que ha tenido por parte de los técnicos, Arias va creyendo más en sí mismo y va demostrando por qué fue parte del bicampeón de Colombia y por qué llegó al primer campeón del fútbol nacional. Se requiere responsabilidad, pues los errores forman parte de la juventud y evitarlos no solo es un deber, sino un gesto de compromiso y respeto por sus compañeros y por la exigencia que hay detrás de ser parte de la historia de dos grandes de nuestro balompié.
Voy a tomar el ejemplo de la salida de Guillermo Sanguinetti del Atlético Bucaramanga apenas cumplidas seis fechas del campeonato rentado. Como sé que muchos de los lectores no siguen al leopardo, de pronto no conocen la realidad de la situación que quiero abordar para sostener la idea de la columna de hoy.
El charrúa sale después de un año prácticamente al frente del club, teniendo en cuenta, en todo caso, que el 2020 fue especial. Sus números fueron fatales y ni en las peores épocas que recuerdo se jugó tan mal. Ojo, jugar mal no significa no jugar bonito, es salir a nada a la cancha, a aguantar. El año pasado su rendimiento fue del 35 % y con este torneo llegó apenas al 39 % recibiendo en total 27 goles. Dirigió antes en el país al Cúcuta y a Santa Fe. El ejemplo del Topo, a quien no lo sostenía nadie ya en su cargo, es el inimitable. No es posible que sigan llegando al país técnicos que no aporten en ningún sentido. Seguimos importando entrenadores del sur generalmente sin filtro alguno. Como es uruguayo debe saber defenderse bien y jugar directo, si es argentino debe ser un gran motivador. ¡Así razonamos! Hace rato no vienen del Brasil, curiosamente. Será por caros o porque no nos interesa el jogo bonito. Claro está que el tema no es de pasaporte. En lo único que nos debe sacar ventaja el “profesor” extranjero es en su experiencia manejando fuerzas básicas, porque acá nuestros torneos primarios siguen siendo incipientes y escasos. Por lo demás no hay mucha diferencia. Incluso ya se pueden capacitar en Colombia y conseguir la licencia para dirigir. El fútbol es uno solo, tiene tres fases, se juega con once jugadores, hay que hacer goles en el arco contrario y procurar que no nos los hagan en el nuestro. Después cada DT escoge su estilo lo más parecido a su sentir y empieza a aplicarlo bien o mal. Importante que ese proceso se inicie desde los infantes o al menos juveniles, para que cuando se llegue a las divisiones profesionales su idea sea mas sólida. Nos quejamos de la mano de “troncos” que llegan a jugar nuestro FPC cada año, pero nadie se molesta con los técnicos que ingresan a cobrar más que los de acá y que se van, dejando inmensos vacíos, soberbia en algunos casos en las ruedas de prensa, cero autocrítica y malos resultados. Los clubes deben tener un perfil ideal de jugador y de estratega. No pensarlo cada vez que se vaya el que no dio la talla.
Sanguinetti afirmó que se va “sorprendido” por la decisión que lo margina del Bucaramanga, con menos del 40 % de rendimiento, 27 goles recibidos, planteando mal los partidos, leyéndolos peor, demorado en los cambios y jugando literalmente pésimo. Así le fue también en un grande albirrojo hace poco, pero recibió otra oportunidad para seguir imprimiendo su timidez y confusión. Su caso no es el único, y probablemente seguirá repitiéndose con los directivos que manejan nuestras instituciones y toman pésimas decisiones.
››Jaguares vs. Equidad (4:00 p. m.) y Millonarios vs. Pasto (6:00 p. m.) son los otros partidos de la jornada de hoy.