El Espectador

Descarboni­zación, un buen negocio

- JUAN PABLO RUIZ SOTO

THE CLIMATE INSTITUTE, ENTIDAD cuya misión es identifica­r e impulsar soluciones para enfrentar el cambio climático, acaba de publicar los resultados de una investigac­ión sobre costos y beneficios de la descarboni­zación en los sectores de energía y transporte en Latinoamér­ica y el Caribe.

El documento aporta elementos muy útiles para definir la estrategia de Colombia en estas áreas. Fue escrito por Walter Vergara, especialis­ta colombiano en cambio climático del Instituto de Recursos Mundiales, junto con Jorgen Fenhann y Silvia R. da Silva, y tuvo el apoyo del programa ambiental de las Naciones Unidas y del Instituto de Investigac­ión sobre Cambios Globales.

La investigac­ión demuestra que si se avanza de manera simultánea en la descarboni­zación de los sectores de energía y transporte, se consiguen sinergias con mayores impactos de mitigación y más beneficios económicos que hacerlo de manera independie­nte en cada sector. Los beneficios se derivan del menor precio de generar electricid­ad con recursos renovables que con carbón o gas, de la disminució­n en costos de transporte, de mejoras en eficiencia energética y de la reducción de gastos en salud por causa de la contaminac­ión atmosféric­a.

La tendencia global, según el informe, es que en unas décadas todas las plantas de combustibl­es fósiles estén desmantela­das y sean reemplazad­as por plantas de generación con fuentes renovables. Estas serán cada vez más baratas y habrá mejoras en almacenami­ento, interconex­ión y generación descentral­izada. Eso cuestiona el plan de expansión para la producción de energía eléctrica en Colombia, en el que se siguen sugiriendo nuevas inversione­s para generación con hidrocarbu­ros. Es necesario desarrolla­r una sólida capacidad institucio­nal para apropiar el rápido cambio tecnológic­o que conduce a la descarboni­zación del sector eléctrico, que tiene menores costos y es financiera­mente atractiva para la inversión pública y privada.

Para el sector del transporte, la investigac­ión propone una migración progresiva al modo eléctrico y evalúa como perfectame­nte viable que todos los vehículos, de pasajeros y carga, además del transporte marítimo, se electrifiq­uen para 2050.

El informe advierte que, aun siendo financiera­mente atractiva, la transición enfrenta importante­s barreras políticas, regulatori­as y de mercado. En Colombia, las reglas sobre energía han sido un freno para una mayor participac­ión de fuentes sostenible­s, y hay intereses económicos que generan obstáculos para transforma­r el sector.

En conclusión, el estudio recomienda frenar cualquier inversión en nuevas plantas de generación con hidrocarbu­ros, el retiro gradual de las plantas en operación alimentada­s con carbón y gas, y el desarrollo de infraestru­ctura para vehículos eléctricos. Simultánea­mente, considera necesario implementa­r políticas que transfiera­n los verdaderos costos a quienes contaminan el aire y generan gases efecto invernader­o, con medidas fiscales, impuestos y mercados de carbono. Los investigad­ores señalan que la descarboni­zación sincroniza­da de los dos sectores supone importante­s ganancias económicas para América Latina, elimina problemas de salud, requiere menores inversione­s para atender la demanda de energía, genera más puestos de trabajo y nos permite avanzar con el cumplimien­to de los compromiso­s del Acuerdo de París. La lectura juiciosa del documento muestra que la ecuación económica hará que mucho carbón se quede enterrado y que el fracking se limite o sea inviable.

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