Monólogos en cuarentena
La propuesta de Cuarentenact es crear un espacio para el reencuentro de las artes escénicas, donde dramaturgos, directores y actores tienen el reto de hacer un monólogo.
La incertidumbre en los procesos creativos ha sido en este tiempo de cuarentenas una constante para los que se dedican al arte. Salvo contadas excepciones, la vida ha llevado un ritmo tan pausado que el sector cultural ha tenido una significativa caída en la oferta y en la demanda. Los esfuerzos por mantener la industria han mudado los mercados a otras plataformas y estas, cada tanto, han encontrado caminos que hablan de la fragilidad del estado actual del arte, pero además de todo, del riesgo y de las ganas de seguir en una constante pregunta por la realidad que nos atañe y del cómo conversamos con ella a través de nuestros medios.
Cuarentenact es una respuesta al deterioro de las actividades escénicas, su aparición se dio en uno de los momentos más estrictos de la pandemia y su propuesta ha ido evolucionando a lo largo del año, con la participación de cientos de artistas de la escena bogotana y del mundo. Su plataforma de trabajo es Instagram, pero con el paso del tiempo han conseguido aliados importantes, como el canal Zoom y salallena.com, a través de los cuales han incrementado sus posibilidades de acceso a la comunidad mundial.
Monólogos en cuarentena en su nueva temporada, que reúne a diez dramaturgos, diez directores y diez actores en la presentación de una franja dedicada al monólogo teatral, uno de los géneros que más exige al actor, dado que debe enfrentarse al espacio en soledad, resolver todas las peripecias de la escena con solo su voz y su cuerpo, atender un sinnúmero de retos que supone un monólogo dramático, dentro de los que podemos hablar de la importancia del receptor, los ritmos de la palabra y su poder de interpelación. La franja, además de circular por las redes de Cuarentenact, contará con versiones especialmente grabadas en formato de televisión para el canal Zoom.
Actores y directores de la escena bogotana, como César Morales, Julián Santamaría y Ana Cristina Botero, se suman a esta franja que propone una nueva experiencia digital para el consumo de historias sobre la escena, de la mano de dramaturgos, como Juan Pablo Gómez y Érik Leyton. La temática de las obras y su abordaje solo son mediados por la condición del encuentro en vivo, la grabación vertical de los teléfonos celulares y, desde luego, el encierro como eje creativo detonante de la escritura previamente desarrollada y seleccionada.
Además del ejercicio escénico y del reto que suponen estos nuevos gestos que se toman la virtualidad, la experiencia de narrar historias a través de Instagram está complementada por conversatorios con los creadores de los monólogos. El carácter interactivo de la plataforma permite volver a las prácticas del teatro-foro, en donde era posible entablar un diálogo con la obra, sus creadores y el espectador en un plano horizontal de retrospección que invita a la reflexión del hecho estético, sus medios de realización y, desde luego, a la forma en que se abordan las realidades a las que nos enfrentamos. Si bien la franja supone una desaparición de lo teatral como naturaleza escénica, permite el encuentro cara a cara con el otro, la congregación alrededor del ritual efímero de la asistencia al teatro, entre otras circunstancias eliminadas por la distancia.
La agremiación del sector, por medio de gestos que le permiten seguir haciendo y seguir comunicando, es una apuesta no solo necesaria, sino de gran valor para el resurgimiento de las industrias culturales.