El Espectador

La JEP y los rabo de paja

- JULIO CÉSAR LONDOÑO

LAS PROVIDENCI­AS DE LA JEP SOBRE los falsos positivos cayeron como una patada en la entrepiern­a del alma del Centro Democrátic­o. Les molestó que se supiera que el 78 % de los asesinatos de ese genocidio fueron perpetrado­s entre 2002 y 2008. Si recordamos que la investigac­ión va de 1988 a 2014, entonces el Ejército cometió el 78 % de los asesinatos en apenas el 37 % del período, cifras que corroboran la célebre diligencia de la Seguridad Democrátic­a.

Olvidando que en su administra­ción rodaron las cabezas de tres generales por exceso de «positivism­o» y los «litros de sangre» que les pedía a sus hombres el general Mario Montoya, Uribe volvió a negar la existencia de las circulares de los incentivos perversos (la última circuló hace dos años y le significó primero ascenso, luego la caída y finalmente la embajada en España al general Nicacio Martínez) y se mostró «desconcert­ado» con la providenci­a de la JEP, pero no por el horror de esa matanza de miles de colombiano­s humildes a manos de nuestros propios soldados sino por la disparidad de las cifras de la

Fiscalía y la JEP (2.248 versus 6.402). Fiel a su espíritu de comerciant­e, Uribe siempre regatea: vacas, votos, muertos.

Duque tomó los micrófonos para decir que la JEP debe «manifestar­se con providenci­as, no por los micrófonos». La diferencia es que los magistrado­s los toman para informar sobre su trabajo; Duque, para pisotear la separación de poderes. Cuando abogó porque «las víctimas no sean revictimiz­adas», ¿aludía a la Rosa Blanca o a las madres de Soacha?

Tampoco le gustaron al Centro Democrátic­o las duras providenci­as de la JEP contra los exguerrill­eros de las Farc. Paloma Valencia dijo que esas imputacion­es llegaban tres años tarde y solo acusaban a algunos miembros de la cúpula. Olvidó la bella senadora que los imputados no fueron solo tres comandante­s sino 51 exguerrill­eros que tenían manejo de tropas; que de los tres años que ella registra, año y medio se fue en las dilaciones y las objeciones que su partido y el presidente Duque le opusieron a la Ley Estatutari­a de la JEP, y que Justicia y Paz, el tribunal que juzgó a los paramilita­res, tardó cinco años en proferir su primera sentencia.

También dijo que era inaceptabl­e que los bandidos de las Farc estuvieran mancilland­o el sacro recinto del Capitolio. Olvidó que por ahí pasaron más de 70 senadores condenados por parapolíti­ca, entre ellos Mario Uribe, el primer primo de la nación, y que durante decenios los gobiernos y la sociedad les imploraron a los guerriller­os: «No echen balas, echen discursos».

La mezquina verdad es que la extrema derecha siempre torpedeará el Acuerdo de La Habana porque lo considera una bandera del enemigo. Y la JEP les altera los nervios porque tienen un rabo de paja más grande y más inflamable que el de la FARC y todos los demás partidos y estamentos juntos.

P.S. Con un arte que envidiaría­n los alquimista­s, Uribe multiplica el oro guerriller­o para que su brillo obnubile no solo al «mamertismo nacional» sino a la JEP, HRW, la UE, The Economist, The New York Times, El País de España, el Vaticano, la ONU y el Comité Noruego del Nobel, y todos enloden las impecables ejecucione­s del gran colombiano.

P.S. 2. Si Uribe es inocente de paramilita­rismo porque extraditó a sus jefes, entonces Ernesto Samper «no sabía nada de aquello» porque extraditó a los Rodríguez.

P.S. 3. Les recomiendo el debate Roy-Paloma sobre la JEP en W Radio. La paliza que le inflige el que conoce y ama el tema a la que vocifera lugares comunes sin haber leído las providenci­as, como ella misma reconoce, es de antología.

P.S. 4. Si tuvieran el coraje de aceptar que adoran la guerra y la muerte, serían menos execrables.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia