Inversión con dudas
Hace dos semanas fue detenido en Bogotá uno de los considerados cerebros del descalabro que resultó siendo la iniciativa de inversión Quarzo Bal Harbour en Miami. A ella se vincularon unos 160 colombianos, entre ellos el excomandante del Ejército Mario Mo
Hace dos semanas fue detenido uno de los señalados cerebros del descalabro de Quarzo Bal Harbour, en Miami. A la inversión se vincularon 160 colombianos, entre ellos el excomandante del Ejército, Mario Montoya.
¿Cuánto invirtió el general (r) Mario Montoya en el fallido proyecto Quarzo Bal Harbour y de dónde salió ese dinero? Hasta el día de hoy, esa pregunta sigue sin resolverse a ciencia cierta. No se trata de una inversión cualquiera ni de un proyecto cualquiera: Quarzo Bal Harbour fue el intento de un hotel boutique en una exclusiva zona de Miami que planearon los socios Carlos Mahecha y Juan Guillermo Arcila hacia 2007, que se fue a pique desde 2008 y para el cual, a pesar de que no había cómo sacarlo a flote, Mahecha y Arcila siguieron recaudando dinero del público hasta 2016. Un negocio en el cual, además, terminó involucrada toda la familia de Mahecha, según la justicia estadounidense.
En esos ocho años de obtener recursos para una iniciativa que no estaba destinada a ser rentable, se estima que Mahecha y Arcila -quien aceptó cargos el año pasado y fue condenado a 51 meses en prisión- recogieron unos US$40 millones. Y de esos US$40 millones, US$1,2 fueron el aporte del general (r) Montoya. Al menos eso es lo que indica un documento del 14 de mayo de 2020, inédito, que recién conoció El Espectador. La solicitud, radicada ante la Corte de Quiebras del Distrito Sur de Florida (EE. UU.), señala que Redstone Enterprise Corp. reclama un total de US$1’221.785,45 y que esa suma no incluye intereses ni ningún otro cargo.
Redstone Enterprise Corp., tal como lo reveló El Espectador en marzo de 2020 -cuando dio a conocer toda la historia de esta inversión llena de interroganteses una empresa que Montoya creó en Panamá el 3 de septiembre de 2010, como sociedad anónima en la Notaría Décima del
Circuito de Panamá, con un capital inicial de US$10.000. Contactado por este diario, Andrés Garzón, abogado defensor del general (r) Montoya, reiteró la versión que entregó hace casi un año: “Redstone fue el vehículo financiero que abrió Carlos Mahecha para manejar la inversión de Mario Montoya, tal y como se explicó el año pasado (…) fue una solicitud que le impuso Mahecha”.
Carlos Mahecha es el esposo de Anastasia Casas, hija de uno de los tres fundadores de la Clínica del Country de Bogotá. Tan solo por esa vía, Mahecha y su familia ya eran millonarios desde antes de Quarzo Bal Harbour. “Lo más irónico y dramático de esta historia es que ni Mahecha, ni su esposa Anastasia Casas, ni sus hijos Carlos y Felipe, necesitaban robar un peso, ya que eran y siguen siendo muy ricos (…). Era solo ambición desmedida, sin escrúpulos”, escribió en redes sociales una de los cientos de personas que se vieron afectadas por las malas decisiones que la justicia estadounidense les achaca a Mahecha y a su núcleo familiar. Los cuatro fueron llamados a juicio civil en Estados Unidos.
El pasado 16 de febrero, un grupo de la Policía colombiana adscrita a Interpol capturó en su lujoso apartamento a Mahecha, en el norte de
Bogotá, por lo que este caso volvió a agitarse. Desde ese momento él se encuentra recluido en los calabozos de la Sijín, en el centro de la capital, mientras se surte su extradición. Y el nombre de Mario Montoya, a través de su empresa panameña Redstone Enterprises Corp., sigue figurando entre los afectados. El abogado Garzón insistió en que esa compañía de papel se creó solo por exigencia de Mahecha, aunque El Espectador contrastó con más gente que conoció del proyecto e invirtió en él y no encontró ningún testimonio similar en ese sentido.
En Estados Unidos son comunes las empresas que “compran” deudas a reclamantes como Montoya cuyo abogado insiste en que no se invirtió más de un millón de dólares y que el dinero es fruto del trabajo del general (r) como miembro del Ejército-, en procesos de esta naturaleza. En el documento que conoció este diario se dejó constancia de que ese reclamo no se ha adquirido de alguien más. Sin embargo, el litigante Garzón le dijo a este diario que Montoya cedió sus derechos litigiosos a una firma llamada Equity Trust Company, por un valor total de US$162.000. El contrato se firmó el 18 de mayo de 2020, es decir, cuatro días después de que Redstone reclamara el millón de dólares ante la Corte.
“Él ya no reclama nada, vendió sus derechos”, aseguró Garzón, quien dice que Mahecha y su socio Juan Arcila “obviamente inflaron las cuentas porque eran una pirámide. Ellos lo que hacían era engañar a los inversionistas para no devolverles dinero. Para eso hacían documentos en donde le asignaran un mayor valor a la inversión y así tranquilizar a la gente”, agregó Garzón, quien dijo que vio una declaración en ese sentido. El Espectador le pidió el soporte de esa afirmación, pues, en este expediente, el único que ha declarado es Juan Arcila, quien no ha dicho nada con respecto a inflar las cuentas del proyecto -lo que podría representarles un problema aún más grave a él y a Mahecha-.
Garzón no aportó la declaración que mencionó, pero insistió en que el general (r) Montoya forma parte del listado de 160 inversores colombianos que, de buena fe, creyeron en un proyecto de inversión que fracasó. Su versión es que Montoya invirtió US$390.000, producto de una liquidación de 40 años en el Ejército. Los documentos, sin embargo, dicen otra cosa: hablan de una reclamación de US$1,2 millones que no incluyen intereses. Parte de las dudas con este aporte en particular es porque, entre los soportes que están en manos de la justicia de EE. UU., hay transacciones justificadas hasta con exportaciones de carne, negocio al que no se dedicaban Mahecha, ni Arcila, ni mucho menos Montoya.
Sobre el caso Quarzo Bal Harbour existe ya un interés desde el Departamento de Estado, pero no hay investigaciones oficiales aún. Montoya, por su parte, insiste a través de su abogado defensor en que él es un estafado más.