¿Sin autoridad?
ESCASEA LA AUTORIDAD LEGÍTIMA por estas latitudes. Esa que dan el talante, la experiencia o la idoneidad. Esa a la que daría vergüenza no obedecer.
Lo demuestra la fanfarronería del fiscal para alimentar su ego en busca de legitimar la credibilidad que no ha conseguido desde su nombramiento, a pesar del autobombo en propia voz, en medios afines o en canales institucionales de la misma Fiscalía.
Lo corrobora el tira y afloje de las muchas tendencias que conforman el partido de gobierno —pegado con las babas de las elecciones y los nombramientos— a la hora de decidir candidatos y puestos con la única idea de quedar bien con todo el mundo, así la meritocracia reine por su ausencia, como pasa con la baraja de aspirantes a canciller.
Y lo evidencia la ruptura entre la alcaldesa de Bogotá, con sus abiertas críticas al manejo de la protesta social, y los altos mandos de la Policía, que dieron rienda suelta a la altisonancia fruto de la sangre caliente, porque no le perdonan a Claudia López la ausencia de corporativismo al que están acostumbrados.
Decir alegremente que la Policía no tiene que pedirle permiso a nadie para actuar, especialmente en un tema tan sensible que involucra a la sociedad civil, no solo ningunea a la alcaldesa, sino además rompe la cadena de