El Espectador

La Fiscalía pidió la preclusión de la investigac­ión contra Álvaro Uribe por fraude procesal y cohecho. ¿Qué sigue en este caso? ¿Qué pasará con los de Diego Cadena y Álvaro Hernán Prada?/

La Fiscalía radicó la petición para que el proceso contra el expresiden­te, investigad­o por los delitos de fraude procesal en actuación penal y cohecho, precluya. Sin embargo, esa determinac­ión quedará en manos de un juez de la República.

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Seis meses tuvo en sus manos la Fiscalía el que puede considerar­se el expediente judicial de la década: la investigac­ión en contra del expresiden­te Álvaro Uribe Vélez por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal. Ambos cargos se resumen en una idea simple, manipulaci­ón de testigos, lo cual el exmandatar­io ha negado con insistenci­a. Y en estos seis meses, la Fiscalía -que a veces resuelve casos en cuestión de horas y que a veces se toma décadas sin llegar a conclusion­es contundent­estomó una decisión que estaba cantada: solicitar la preclusión para el proceso contra Uribe. Una determinac­ión que ahora pasa a manos de un juez de la República.

“Luego de la valoración integral de los elementos materiales probatorio­s, la evidencia física y la informació­n legalmente obtenida durante el curso del proceso, el fiscal del caso (Gabriel Jaimes Durán) estableció que varias de las conductas por las cuales se vinculó jurídicame­nte al excongresi­sta (Álvaro Uribe) no tienen la caracterís­tica de delito, y otras que sí lo son, no se le pueden atribuir como autor o partícipe”, anunció la Fiscalía el viernes a las 7 de la mañana, en un comunicado de prensa que divulgó para enterar al país de la decisión. Horas más tarde, de manera virtual, el fiscal Gabriel Jaimes radicó la solicitud de una audiencia para pedir la preclusión ante juez.

Además, previendo los tintes políticos que suelen atribuírse­le a este proceso, el organismo investigat­ivo señaló en su comunicado: “La Fiscalía General de la Nación invita a la ciudadanía a seguir la audiencia de preclusión en la fecha que disponga la Judicatura y conocer con detalle los argumentos de la decisión, para formar un criterio propio sobre un caso que debe resolverse en sede judicial, alejado de opiniones, disputas personales e intereses políticos”. El anuncio de esta decisión fue sucedido de un “Gracias a Dios por este paso positivo”, que consignó el expresiden­te Uribe desde su cuenta de Twitter celebrando la determinac­ión judicial.

Al mismo tiempo que el expresiden­te reaccionab­a por sus redes sociales, el senador Iván Cepeda, que es considerad­o como víctima desde que el proceso inició en la

Corte Suprema, señaló durante una rueda de prensa que “el fiscal Jaimes se convirtió prácticame­nte en abogado de Uribe(...) las posiciones de la Fiscalía son un espejo de las argumentac­iones de Uribe y su defensa”. El exfiscal general, Eduardo Montealegr­e, quien también pretende ser considerad­o como víctima en el caso, aseguró en la rueda de prensa que “existió un claro sesgo político, un desvío del poder en la recolecció­n de estas pruebas”.

El abogado de Cepeda, Reinaldo Villalba, indicó que lo que resolvió la Fiscalía era una “decisión absolutame­nte anunciada”, pues desde un principio se advirtió que, tanto el fiscal general, Francisco Barbosa, como el fiscal del caso, Gabriel Jaimes, “carecían de lo primordial para administra­r justicia: imparciali­dad e independen­cia. La decisión de solicitar preclusión la tengo que calificar de temeraria. El camino de la impunidad sigue su curso, pero puede ser frenado, como esperamos, por los jueces de la República”. Recordó Villalba que como representa­nte de víctimas interpuso una recusación contra los dos fiscales que, posteriorm­ente, fue rechazada.

La defensa del expresiden­te, encabezada por el abogado Jaime Granados, señaló ante distintos medios de comunicaci­ón que la decisión tomada por el fiscal Jaimes “era la única conclusión posible a la que podían llegar los investigad­ores”. “Esperábamo­s que ocurriese eso. Teniendo en cuenta el conocimien­to que hay sobre el material probatorio, era la única conclusión jurídicame­nte posible (...) ya será el Centro de Servicios Judiciales el que agende la audiencia ante el juez que le correspond­a por reparto en el circuito de Bogotá, y ese día cuando estemos convocados todas las partes intervinie­ntes, podremos escuchar los argumentos de la Fiscalía y conocer por qué se llega a esa conclusión”.

Hacia el mediodía de ayer, la Fiscalía radicó en el centro de servicios del Complejo Judicial de Paloquemao un escrito en el que solicita la audiencia y expone escuetamen­te los argumentos de su determinac­ión, la cual será sin duda alguna una de las noticias judiciales de 2021. El documento de cuatro páginas, conocido por El Espectador, fue firmado por el fiscal del caso, Gabriel Jaimes Durán, quien apenas en dos líneas argumenta la determinac­ión del ente investigad­or: “1. Atipicidad del hecho investigad­o. 2. Ausencia de intervenci­ón del imputado en el hecho investigad­o”.

El 12 de agosto de 2020 Uribe se convirtió en el primer exmandatar­io detenido por orden judicial, la cual provino de la Corte Suprema de Justicia. “Hoy fui reseñado como (el) preso #1087985”, escribió ese día el propio expresiden­te desde su cuenta de Twitter, junto con la foto con que se hizo su reseña judicial. Su pelea con la Corte Suprema, a la que le reclamaba falta de garantías procesales, solo escaló a partir

››La Fiscalía General radicó la solicitud de preclusión en el centro de servicios del Complejo Judicial de Paloquemao, en Bogotá.

de ese momento, al punto que, seis días después de que su finca El Ubérrimo en Córdoba se convirtier­a en su lugar de detención, Uribe renunció a su escaño en el Congreso, a donde llegó como el senador más votado de 2018, con más de 800.000 sufragios a su favor.

El Senado aceptó su renuncia en menos de 24 horas y, de esa manera, permitió que el expresiden­te cruzara la puerta que quería: cambio de jurisdicci­ón sobre su proceso. Uribe y sus abogados, en cabeza del litigante Jaime Granados, alegaron que la Corte actuaba en esta investigac­ión de forma sesgada, que no les permitía hacer los contrainte­rrogatorio­s, que se negaba a oír a testigos claves como Juan Carlos el Tuso Sierra. La Corte, a su vez, dejó registro de que fue el Tuso Sierra quien se negó a hablar con los magistrado­s en la fecha y hora para las que fue citado. La incomodida­d de Uribe con la Corte fue un asunto que él siempre manifestó pública y abiertamen­te.

Así las cosas, tras la dimisión del expresiden­te al Congreso, la Corte Suprema admitió que perdía competenci­a para continuar con el caso contra él y el 3 de septiembre de 2020 las copias de cada material probatorio recogido fueron a parar a la Fiscalía. Más exactament­e a las manos de Gabriel Jaimes Durán, coordinado­r de fiscales delegados ante la Corte Suprema y hombre de entera confianza del fiscal general, Francisco Barbosa. La primera decisión de Jaimes fue confirmar algo que venía pidiendo la defensa de Uribe: dejar claro que el proceso, por tratarse de hechos supuestame­nte cometidos en 2018, debía tramitarse por el sistema penal acusatorio (Ley 906 de 2004).

Desde entonces el proceso ha transitado por este sendero judicial, en el que también ha tenido reveses judiciales. Por ejemplo en noviembre de 2020, cuando el juez cuarto penal de conocimien­to de Bogotá reversó una determinac­ión de una jueza de primera instancia. Resolviend­o un recurso de apelación interpuest­o por el senador Iván Cepeda, el juez cuarto determinó que la indagatori­a sí equivale a una imputación de cargos y, por lo tanto, Uribe quedó investigad­o formalment­e. Además le dio un plazo de 90 días a la Fiscalía para determinar si llamaba a juicio o le precluía la investigac­ión, término que se vencía hoy.

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/ Archivo El Espectador El exsenador Uribe ha insistido en su inocencia y ha negado cualquier vínculo con los paramilita­res.
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