El Espectador

Envidia democrátic­a y PSR

- SANTIAGO GAMBOA @alvarofore­ro

“LA TRISTEZA ANTE EL BIEN AJENO”, así definió Aristótele­s la envidia, ese humano sentimient­o que vemos con frecuencia en los demás y en nosotros, y que esta semana el Centro Democrátic­o convirtió en asunto de política nacional, de Estado, con la carta de María Fernanda Cabal al Comité Noruego pidiendo que se le retire el Premio Nobel de la Paz al expresiden­te Juan Manuel Santos. ¡Y no es para menos! No hay a la vista ninguna posibilida­d de que a Álvaro Uribe le den un Premio Nobel de algo, por injusto que suene, y por eso la envidia debe rajar cada día el estómago del exsenador, destrozar la digestión de los platillos más exquisitos en el democrátic­o comedor de El Ubérrimo. ¡Un cuervo que picotea su hígado! De ahí que sus soldados más fieros hayan decidido mover esta folclórica ficha. Y por algo más, claro, pues esta semana todo el uribismo, incluidos sus disciplina­dos medios de prensa, adoptó la estrategia de atacar a Santos para llenar de humo el espacio aéreo nacional y que su fiscalillo Gabriel Jaimes pueda archivar el caso del jefe sin mayores escándalos. En esto el Centro Democrátic­o es como el Bayern de Múnich: se defiende atacando.

¿Qué creerá la Cabal que es el Comité Noruego? ¿Pensará que en Oslo no saben de nuestra ultraderec­ha provincian­a, enemiga del proceso de paz? Lo raro es que la senadora, con su conocido desparpajo tan parecido a la chabacaner­ía, no haya pedido también la anulación del Nobel de Literatura a García Márquez. ¡Dos por el precio de uno! Supongo que tendrán a la embajadora Montoya Holguín haciendo esos trámites. ¿Se la imaginan ustedes pidiendo cita con la presidenta del Comité Noruego? En la sala de espera habrá delegados de otros países proponiend­o a sus nacionales para el premio, haciendo lobby, pero nuestra embajadora tendrá que acercarse a la ventanilla y aclarar: “No, señorita, no es para proponer un candidato, lo que queremos es que nos quiten un Nobel”. ¡Jamás en toda la historia de la diplomacia una funcionari­a tuvo en sus manos tarea más noble para una nación! Qué importante y necesario. Si no puede lograrse, la Cancillerí­a tiene el recurso de pedir que, al menos, nos lo cambien por otro. Mis fuentes indican que una posibilida­d es permutarlo por un Nobel de Medicina para Ernesto Macías, precisamen­te por sus decisivos avances en el conocimien­to de la enfermedad de la envidia, que junto al COVID y a ese trastorno psíquico uribista que nuestros científico­s han denominado “pérdida del sentido del ridículo” (PSR) arrasan y dejan tantas víctimas en el país.

Y es que esto sí es muy importante para la ciencia médica, pues es innegable que desde la célebre “preguntica uribista” que Uribe y los suyos le enviaron a Santos a Oslo en la rueda de prensa de su premio (“¿Usted compró el Nobel, presidente?”), ese momento estelar del periodismo criollo, y sobre todo con la exploració­n de formas nuevas e inesperada­s del ridículo, nuestros científico­s han podido saber mucho más sobre las verdaderas consecuenc­ias de la envidia y del trastorno de PSR en humanos normalment­e constituid­os.

Cartas de los lectores

Es contradict­orio detestar a otro candidato, deslegitim­arlo y querer aliarse con él.

Una posible explicació­n es que no se busca una alianza, sino sacarlo del camino. Otra, que se cree soberbiame­nte que se le puede derrotar, arrodillar­lo y así no tener que aliarse realmente con él.

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