La Cinemateca de Bogotá presenta “Resignificar las imágenes”, un ciclo dedicado a cinco cineastas pioneras en Colombia. Una mirada a la realización audiovisual femenina.
La Cinemateca de Bogotá presenta, presencial y virtualmente, “Resignificar las imágenes”, un ciclo dedicado a cinco cineastas pioneras en la industria nacional, con el objetivo de aportar a la discusión sobre la necesidad de tener nuevas miradas para crea
“Resignificar las imágenes” es el ciclo con el que la Cinemateca de Bogotá rinde homenaje a las cineastas colombianas Marta Rodríguez, Marta Hincapié Uribe, Laura Huertas Millán, Patricia Restrepo y Camila Loboguerrero.
Ellas comenzaron su carrera en la segunda mitad del siglo pasado, cuando era toda una novedad que una mujer se dedicara a este oficio, por lo que son pioneras de la cinematografía nacional. Seguramente, no todas son mediáticas, pero todas marcaron una pauta que permitió que otras mujeres se atrevieran a narrar sus propias historias.
“En general, el trabajo de las directoras se ignora bastante, por lo que la gente al final cree que se abandonó el oficio, pero la verdad es que hay muchas mujeres haciendo documentales y ficciones… pero eso pasa en todas las profesiones, es difícil”, dice Loboguerrero, responsable de María Cano y Nochebuena, entre otras producciones.
Para esta directora, guionista, montajista de cine y licenciada en Historia del Arte, es una maravilla este homenaje que hace la Cinemateca de Bogotá porque tiene “un público joven y adulto”, pero sabe que más allá de estas fronteras “las mujeres no existimos en el cine”.
Por eso, se alegra de que los primeros cortos que realizó, con la ayuda financiera de sus hermanos y algunos amigos, estén disponibles nuevamente para ver tanto en sala física como virtual.
“Es muy bonita la mirada hacia atrás porque esos cortos tienen cuarenta años y me hacen ver, retrospectivamente, mi andar en el cine”, comenta.
De Camila Loboguerrero el público puede ver ¿Por qué se esconde desde Drácula? y Debe haber, pero no hay, dos cortos realizados en 1980 que ahora se proyectan en versión digitalizada; así como Ala solar o de cómo vive una escultura en Bogotá, obra de 1976.
Los dos cortos son protagonizados por mujeres, una secretaria y la aseadora de un banco, algo atípico para la época.
“Estas son las películas en las que comienzo a trabajar el personaje femenino como protagonista… me impresionaba que, cuando empecé, eran los hombres quienes movían la acción en un filme, mientras que la mujer es la acompañante”, recuerda.
El punto de partida de su cinematografía fueron los sueños y aspiraciones de las mujeres comunes y corrientes, no heroínas, un punto de vista que también está presente en María Cano, de 1990.
La narrativa masculina en las historias cinematográficas ha dominado la industria desde los personajes hasta los directores.
Según Patricia Restrepo, esto responde a “la cultura dominante yel mainstream”, así que estas miradas que son innovadoras quedan de lado y se les dificulta llegar a las pantallas. No se trata de si en una narrativa caben o no los otros, pues deben estar abiertas a la inclusión. Las narrativas femeninas o desde el punto de vista femenino se refiere a que tienen una óptica particular porque somos mujeres y hay que celebrar la diferencia”, argumenta.
Para ella ,“Resignificar las imágenes” es la oportunidad justa y perfecta de exhibir esos otros puntos de vista pues, si no son tenidos en cuenta se pierde la visión de la mitad del mundo.
En los años 70 Patricia Restrepo comenzó a realizar cortometrajes sobre las mujeres y su estatus social. Hizo parte del colectivo CineMujer, y produjo y dirigió televisión y largometrajes.
Dice que el cambio de la industria nacional se siente porque hay muchas mujeres produciendo documentales y películas de ficción, pero asegura que la inclusión femenina no es proporcional porque todavía los hombres siguen ocupando el espacio dominante y en las convocatorias enfocadas a ayudar a la producción predominan las narrativas masculinas, porque no se entiende la importancia de la equidad de género.
La Cinemateca Distrital proyectó La hamaca, de Patricia Restrepo, un corto restaurado de 1975 dirigido por Carlos Mayolo y escrito por ella; Por la mañana, de 1979, y El alma del maíz, de 1995.
Desde su punto de vista, que su obra se pueda ver ahora en toda Colombia vía streaming es “fantástico”, pero le queda la duda de qué tanto está dispuesta la gente a acercarse a estas obras cinematográficas” porque, cree, “sigue habiendo un vacío” en la formación de público que debería comenzar desde el colegio, como sucede con la literatura, y reforzarse con los medios de comunicación y las empresas de exhibición y distribución que no mezclen el mundo del entretenimiento con el negocio.
“Es lamentable, porque nos estamos perdiendo de toda esta cinematografía que nos daría mayor cultura y capacidad de entender a la humanidad y lo que nos pasa”, sostiene.
Además de Camila Loboguerrero y Patricia Restrepo, “Resignificar las imágenes” presenta también el trabajo de la socióloga y antropóloga Marta Rodríguez, famosa por su documental Chircales, quien el año pasado exhibió, por primera vez en una sala comercial, la producción La sinfónica de los Andes.
Así mismo, participa Marta Hincapié Uribe, quien ha dirigido varios documentales y participado en numerosos festivales internacionales, y Laura Huertas Millán, cineasta francocolombiana que ha sido seleccionada en festivales de cine de Berlín, Toronto y Nueva York.
De cada una de las cinco cineastas se exhiben sus primeros trabajos, para que el público pueda resignificar la forma de ver y hacer cine, y entender el aporte que estas mujeres han realizado a la industria desde la escritura, la producción, la dirección y la academia.
‘‘No se trata de si en una narrativa caben o no los otros, pues deben estar abiertas a la inclusión”.