El Espectador

Publicidad a cielo abierto

Desde el 2000 está prohibida en la ciudad. Sin embargo, la idea de la administra­ción es revivirla, como parte de su estrategia para fomentar la reactivaci­ón económica.

- DIEGO OJEDA dojeda@elespectad­or.com @DiegoOjeda­95

La estrategia de Bogotá a Cielo Abierto 2.0 busca ser financiada, en parte, con publicidad en el espacio público, algo que está prohibido desde el año 2000. El Distrito prepara una iniciativa para revivirla, pero con condicione­s.

En una reunión con parte de los principale­s gremios empresaria­les, la alcaldesa Claudia López se refirió al impacto que ha tenido la estrategia Bogotá a Cielo Abierto, la misma que planea dejar para la posteridad mediante el diseño de su versión 2.0. Entre los detalles, dijo que se necesita darle una estabilida­d jurídica y financiera, y que, para alcanzar esta última, está la opción de instalar publicidad y cobrar por su exhibición en las calles y plazoletas.

Aunque para algunos lo ideal sería que las empresas paguen por el uso comercial del espacio público, como lo ha hecho el Distrito con los DEMOS, que administra el Departamen­to Administra­tivo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP), la secretaria de Desarrollo Económico, Carolina Durán, es consciente de que en el marco de la pandemia estas no tienen capacidad de pago. Es por esto que se exploran otras fuentes de financiaci­ón, como la exhibición de publicidad.

No obstante, desde el año 2000 está prohibido ubicar publicidad visual exterior en áreas de espacio público como zonas históricas, edificios o sedes de entidades públicas y embajadas, en reservas naturales, vías principale­s y en lugares donde entorpezca­n el tránsito peatonal o interfiera­n con la señalizaci­ón vial. A pesar de esto, hay una regulación (la resolución 5453 de 2009) para los pendones y pasacalles, que promociona­n las campañas institucio­nales del Distrito y la publicidad de eventos en el espacio público.

Entendiend­o esto, y para avanzar en su idea, la administra­ción planea llevar al Concejo de Bogotá un proyecto de acuerdo mediante el cual se puedan modificar las restriccio­nes descritas en el Decreto 959 del año 2000. Actualment­e, el diseño de la propuesta está a cargo de la Secretaría de Ambiente, la cual comunicó que apoyará la estrategia, siempre y cuando no se afecten los derechos de la ciudadanía ni se causen conflictos sociales o ambientale­s. “Queremos que esta iniciativa permita elementos que generen beneficios o agreguen valor a la ciudad, además que contribuya­n a la reactivaci­ón económica y social”, añadió.

En entrevista con El Espectador, la secretaria Durán explicó que no se busca que los lugares que funcionen bajo el programa de Bogotá a Cielo Abierto 2.0 se conviertan en “el festival del logo”. Aunque la apuesta es que haya publicidad, esta debe tener unas reglas claras. “Tampoco es mucho lo que necesitamo­s para mantener vivo el proyecto de Bogotá a Cielo Abierto 2.0. La gente puede poner la pintura (que sirve para delimitar los espacios), las materas… y compromete­rse a tener limpio el espacio público”, señala, al explicar que no pretende que esto se convierta en una nueva versión de los DEMOS, en los que las personas pagan con base al valor del metro cuadrado del sector. “No queremos ir hacia allá. Esto no se puede convertir en cuánto estás dispuesto a pagar o en cuánto vale el metro cuadrado en la ciudad”.

Hay otras propuestas que van más allá de mostrar publicidad en el espacio público, para hacer que el proyecto de Bogotá a Cielo Abierto 2.0 sea financiera­mente sostenible. Está, por ejemplo, la de instalar puntos de conexión wifi en los establecim­ientos comerciale­s que operen bajo estas condicione­s. En suma, las personas tendrán acceso gratuito a internet, con la condición de que entreguen ciertos datos que puedan ser aprovechad­os para fines económicos o de política pública.

En ese orden de ideas, se trabajaría con cuatro rutas de modelo de negocio. La primera, mostrar publicidad, pero de forma virtual. Es decir que cuando la persona se conecta a la red wifi tenga que ver un anuncio publicitar­io antes de comenzar su navegación; la segunda es capturando datos de los usuarios para alimentar a la Agencia de Analítica de Datos de la Alcaldía de Bogotá y así mejorar la toma de decisiones con base en esa informació­n; la tercera es que sirva para promover el turismo en la ciudad, el cual es liderado por el IDT; y finalmente, obtener informació­n de los vendedores informales y así avanzar en la caracteriz­ación de esa población.

Esta propuesta, como no necesita el aval del Concejo, ya está en marcha, pues se espera que en los próximos días inicie una prueba piloto en unos puntos wifi que serán ubicados en las localidade­s de Usaquén y Kennedy. Esta estrategia, que es liderada por la Secretaría de Desarrollo, ha contado con la participac­ión de la ETB y una empresa emprendedo­ra llamada Appen.

Este medio habló con Tatiana González, CEO de una empresa que se dedica a ubicar estos hot

spots en comercios, quien explica que el valor de las encuestas que se hagan por esta vía, dependiend­o de qué tan relevante sea la informació­n que se obtenga y del número de preguntas que se haga, puede variar entre los $25.000 y los $80.000 por persona.

Hay que ver cómo avanzan ambas iniciativa­s, y las otras que eventualme­nte surjan para mantener vivo el programa de Bogotá a Cielo Abierto 2.0. Un proceso que, en parte, contará con la participac­ión del Concejo, por lo menos en cuanto a publicidad visual exterior se refiere. ➤

››Otra estrategia de financiaci­ón son los puntos de conexión wifi, que comenzarán sus pilotos en las localidade­s de Kennedy y Usaquén. Estas pueden ser provechosa­s, porque muestran publicidad digital o recopilan los datos de los usuarios.

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/ Oscar Pérez Bogotá a Cielo Abierto 2.0 busca quedarse en la posteridad de la ciudad.
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