La estupidez neoliberal arruina empresas
Algunos se han obsesionado con un discurso en defensa de los consumidores, pero promueven la quiebra de los productores que les dan empleo a esos mismos consumidores. Esta es la lógica detrás de oponerse a medidas proteccionistas, en un país que destruyó cinco millones y medio de empleos en tres meses. En octubre de 2020, casi el 20 % de las empresas del país estaban cerradas temporal o indefinidamente, mientras el 80 % de los subsidios del PAEF se fueron para el 1 % de las empresas más grandes.
Es necesario hacer un mayor esfuerzo por explicar que incrementar la ocupación dependerá, en buena medida, de frenar la destrucción de empresas, y que estas requieren un entorno favorable para operar. Según el Foro Económico Mundial, Colombia ocupa el lugar 90 entre 140 naciones en tener un pésimo ambiente económico, el 104 en calidad de infraestructura de carreteras, el 91 en acceso a electricidad, el 80 en habilidades de la fuerza de trabajo y el 75 en acceso al crédito para el sector privado. A pesar de esto, los gobiernos siguen insistiendo en que el país debe enfrentarse en un terreno de libre comercio con los países más competitivos del mundo.
Recientemente, los neoliberales pusieron el grito en el cielo por un borrador de decreto del Gobierno nacional, que establece un arancel del 40 % para importaciones de confecciones que valgan menos de US$10/kilo y 15 % de arancel más US$1,5/ kilo para las que valgan más de US$10/kilo. Esta medida está en el marco de lo permitido por la Organización Mundial del Comercio y en realidad el arancel del 40 % solo cobija al 2 % de las importaciones de confecciones. El resto todavía queda en condiciones desiguales. Casi la mitad de estas importaciones provienen de China, en donde el Estado capacita la mano de obra, desarrolla investigaciones para optimizar la producción y ha creado cadenas de valor con Bangladés para aumentar la competitividad.
Las confecciones importadas que se consumen en Colombia existen gracias a que en países como China hay políticas para estimular a sus productores. Lo que a los neoliberales criollos les parece aberrante es justamente lo que permite tener empresas exitosas y empleos afuera. La industria de confecciones de nuestro país ha logrado mantener más de 70.000 empresas formales a pesar de esta situación, pero en condiciones cada vez más precarias. Es indispensable incrementar su protección para generar crecimiento, aunque algunos enamorados del atraso se opongan.