Lenguaje no sexista: algunas consideraciones (3.ª parte)
UN RECURSO FRECUENTE EN LA BÚSqueda de un lenguaje no sexista es el desdoblamiento léxico, es decir, hacer referencia a «ciudadanos y ciudadanas», etc. La RAE lo considera «una justa referencia a la presencia de la mujer» cuando se usa de forma «atinada y oportuna». Con esto se refiere sobre todo a los vocativos, por motivos de cortesía: «Buenas noches, damas y caballeros». También es útil en contextos de ambigüedad. Pensemos en algo como: «prohibidos los parrilleros en moto» (¿incluye a las parrilleras?).
No solo sobre los desdoblamientos, sino respecto a casi cualquier alternativa de lenguaje no sexista, creo que hay cabida para la sensibilidad de cada persona: los hablantes tenemos el poder sobre la lengua, es decir, de ajustarla a nuestras necesidades. Pero también creo que la comunicación efectiva, fluida, que no dé lugar a equívocos, es deseable.
Si se opta por el desdoblamiento, es necesario hacerlo con cuidado: «El odio entre los inquilinos» puede ser distinto a «el odio entre los inquilinos y las inquilinas». Asimismo, puede ser problemático el uso de fórmulas como: «las y los profesores», pues el artículo femenino recae sobre un sustantivo masculino. Algo como «la responsabilidad es de los alumnos o las alumnas», por llevar una conjunción disyuntiva («o»), puede generar confusión. En ese caso, hay manuales que recomiendan omitir el artículo: «la responsabilidad es de los alumnos o alumnas».
En conclusión, lo ideal es que el desdoblamiento, sobre todo cuando pretende ser exhaustivo, no distraiga, canse o entorpezca la comunicación, mucho menos que cambie el sentido de lo que queremos decir. En vocativos, cuando pueda haber ambigüedad o en contextos históricamente discriminatorios, creo que es adecuado. Próximamente, me referiré a otras alternativas.