La vacunación y el reto de los medios
¿ESTÁN AL DÍA LAS VACUnas?
Rutinaria, consulta.
Trabajando como pediatra, la pregunta por las inmunizaciones es mandatoria. Y esa fue mi forma de preguntar siempre en Colombia. El mensaje implícito es más que evidente, no hay duda de que las vacunas se están poniendo, la posibilidad es que no estén al día.
Mi razonamiento estaba bien fundado. Colombia, con su Plan Ampliado de Inmunizaciones (PAI), ha mantenido por años tasas de vacunación superiores al 90 %¹ y ha ido introduciendo nuevas vacunas año a año gratuitas para toda la población. El programa ha crecido en tal medida que el esquema² de la infancia hoy difiere a duras penas en dos vacunas —una de más (BCG al nacimiento) y una de menos (meningococo)— de aquel recomendado en Estados Unidos³.
Indudablemente, la política de vacunación ha sido uno de los grandes éxitos del país en los últimos 30 años.
El triunfo es evidente viendo las estadísticas de sarampión y su virtual ausencia en el país más allá de algunos brotes esporádicos generados (casi siempre) por casos importados. El contraste con las noticias de Europa y Estados Unidos, con muertes por esta vieja enfermedad, es más que evidente. Sin embargo, ejerciendo en otro país, mi pregunta ha virado hacia: ¿estamos poniendo vacunas?
Como resultado de la epidemia de movimientos antivacunas, me he enfrentado a una si así describiría la tuación atípica en Colombia: padres que deciden no vacunar a sus hijos.
Las razones son variadas, pero normalmente infundadas. Como ha ocurrido en política, la propagación en redes sociales de fake news atribuyéndoles a las inmunizaciones males que no generan se ha disparado.
Hoy estamos en un punto de inflexión que marcará el futuro de la vacunación en Colombia. Las vacunas contra el SARS-CoV-2 pondrán a prueba la solidez que durante años hemos construido en nuestros programas de vacunación a nivel nacional. La desinformación no se ha hecho esperar y, en un mundo dominado por la inmediatez, con el éxito medido en clickbaits, el amarillismo aparece en titulares de prensa. En diciembre del año pasado, como nunca antes, los medios reportaron la presencia de cuatro eventos adversos tras la aplicación de la vacuna de Pfizer-BioNTech; pocos, o ninguno, mencionaron en su titular que esto había ocurrido tras más de un millón de dosis aplicadas en Estados Unidos (<0,000004 %).
Desde el lado médico, tendre mos que ser totalmente honestos. Hay cosas a largo plazo sobre las nuevas vacunas que aún no sabemos; sin embargo, en la historia de la vacunación los efectos adversos serios siempre han aparecido en las primeras seis semanas tras la aplicación. Por esto, raramente pensamos en atribuirle efectos deletéreos a una inmunización años después de su aplicación. Y aun si estos eventos ocurriesen, existen mecanismos de vigilancia activos y vigentes. En Colombia, con los eventos supuestamente atribuidos a la vacunación o inmunización (ESAVI), el INS recolecta eventos adversos como parte de la vigilancia epidemiológica y siendo siempre de notificación obligatoria. Cada país tiene un mecanismo similar.
La responsabilidad de entregar información veraz está, en gran medida, en los medios de comunicación. ¿Cómo informarán y qué contexto darán cuando en el titular reporten un evento adverso? ¿Cuántos incluirán una voz científica en sus reportajes? ¿A cuántos los seducirá la posibilidad de ganar clics en Twitter o Facebook con un titular atractivo?
Los efectos inmediatos estarán relacionados con el COVID-19, pero en el largo plazo minar la confianza de la población frente a la vacunación puede tener consecuencias irreversibles y mortales.
¿Estarán los medios a la altura de tamaña responsabilidad?
‘‘La propagación en redes sociales de «fake news» atribuyéndoles a las inmunizaciones males que no generan se ha disparado”.