El Espectador

Amazonia, destrucció­n con complicida­d gubernamen­tal

- JUAN PABLO RUIZ SOTO

EL DOCUMENTO GRÁFICO QUE NOS presentaro­n María Jimena Duzán y Rodrigo Botero, titulado “La agonía de la Amazonia en vivo”, muestra lo que el Gobierno parece no haber visto o, según el decir popular, “lo que ha visto y de lo que es cómplice”. Es urgente pasar del bla, bla, bla a la acción efectiva, eficiente y justa.

El campesino colono que tumbaba selva para producir comida y sobrevivir no es hoy el gran protagonis­ta de la deforestac­ión, tampoco lo es la reforma rural integral comprometi­da en el Acuerdo de Paz. Hoy el gran protagonis­ta es el especulado­r predial, grandes capitales, inversioni­stas que, con recursos de diverso origen, contratan jornaleros a quienes proveen de motosierra­s para que vayan a tumbar monte. Les pagan por hectárea tumbada, quemada y con semillas de pasto esparcidas. Así se apropian del territorio.

Que si son disidencia­s, Eln, narcotrafi­cantes, paramilita­res, inversioni­stas nacionales y extranjero­s, todos juntos o cada uno por aparte, los que deforestan, no sabemos. Pero el Gobierno sí debe saberlo y su obligación es impedirlo.

El Gobierno tiene las herramient­as para detectar a tiempo cuándo se está construyen­do una carretera ilegal, cuándo se está tumbando una hectárea o de qué material son las casas de los jornaleros a sueldo que están talando el bosque. Por imagen satelital se sabe cuándo se tumban grandes áreas (septiembre, octubre y noviembre), terrenos que luego, cuando entra el verano (febrero y marzo), se queman.

No es cuestión de recoger la vaquita y el ternero de don Luis o don Jairo. Los hatos están pastando en grandes haciendas, muy bien cercadas, en lugares de “zonas de reserva forestal”. Si las autoridade­s retiran los grandes hatos y se lo “llevan al coso”, pronto vendrá la revegetali­zación y el Gobierno puede contratar a los jornaleros para apoyar la revegetali­zación, no solo en las zonas recién quemadas, sino también en las grandes haciendas ganaderas establecid­as hace años en áreas que legalmente son zona de reserva forestal, en las que quedan muy pocos árboles.

El Gobierno debe dejar de ser alcahuete y está obligado a identifica­r quién está financiand­o la deforestac­ión. Ese inversioni­sta deforestad­or es un delincuent­e que está empobrecie­ndo al país. No queremos que el año entrante se repita el video, mostrando nuevas quemas y hatos ganaderos, que avanzan siguiendo trochas que luego se convierten en carreteras y estimulan la valorizaci­ón predial, apropiada por el inversioni­sta. El Gobierno debe avisar ¡y cumplir! que no realizará más titulación individual en la Amazonia. Al inversioni­sta hay que detenerlo, hoy no se le detiene, se alimenta la expectativ­a de titulación individual, se le apoya construyen­do carreteras y luego titulando la tierra. ¡El Estado es cómplice!

Para cumplir con la reforma rural integral se debe buscar una fórmula acordada con las comunidade­s para realizar entrega de áreas en concesione­s de uso, para que, de manera responsabl­e, garantizan­do una cobertura boscosa mínimo del 60 % so pena de perder la concesión, se entreguen espacios para producción sostenible a organizaci­ones campesinas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia