Bendita Copa América
A pesar de que reconozco su historia, como quiera que es el torneo de selecciones más antiguo, que su trofeo es hermoso y que ganarla no sobra, debo confesar que siempre le he tenido un poco de resistencia a esta competición que este año está particularmente atravesada en el calendario.
Para acabar de completar, no nos ha ido tan bien en la dichosa Copa a través de sus ediciones. En 1975 fuimos segundos detrás de la mejor Perú de todos los tiempos, comandada por el gran Teófilo Cubillas. Fue a tres partidos y terminamos perdiéndola al final. Por fin la ganamos en 2001, pero no quisieron venir los argentinos argumentando temores por nuestra situación de seguridad y Brasil mandó un combinado mixto, razón por la cual siempre nos sacan a relucir en nuestros países vecinos que fuimos campeones por ser los menos malos del momento. Y mi gran pelea de siempre, es que la Copa América, tan bonita y legendaria, no da ningún premio significativo, como un cupo al Mundial. Al menos debería dar el cupo a repechaje cuando se juega antes del principal evento de fútbol del planeta. Se la pasa rebotando, la aplazan aun sin motivos de pandemia y ni siquiera estudian un mejor fixture para hacerla más atractiva.
Alguien dirá sin faltarle razón que quedarse con ella cada vez que se juega es suficiente premio. El mundo y el fútbol han cambiado y la Conmebol no mucho en cuanto a sus competiciones. Las de clubes, además de extensas, siempre favorecen a los tradicionales, nunca tienen en cuenta la actualidad, no han querido implementar los coeficientes como en Europa, que son lo más cercano a la justicia en cuanto a los cupos por país, y esta vez con su torneo de selecciones que no tendrá invitados ya da un paso en falso olvidándose de Bogotá en primera fase. Gracias al ministro Ernesto Lucena decidieron al menos darle un partido de cuartos a la capital de la República, que ni siquiera asegura que sea la tricolor de Rueda la que lo juegue. ¿No tenían que haberlo pedido antes del sorteo? O a Colfútbol no le interesa.
Y para ir a lo deportivo con el aplazamiento de las fechas de eliminatoria de marzo, junio será un mes muy apretado. La Copa se va a jugar, no hay vuelta atrás. Están discutiendo el aforo que se va a permitir, pero nada más. Ojalá se pueda ganar, aunque va a ser muy complicado que ya se tenga la idea clara de Reinaldo, al menos no van a poder seguir poniendo en tela de juicio la de 2001, que quizá hubiese cambiado por ir al Mundial de Corea y Japón en esa época. Terminaré hablando de lo que menos me gusta, y es lo económico. Seguro que la televisión salva la inversión, pero lo más bonito que tiene un evento de estosque es la fiesta de los hinchas de cada nación, no se va a poder vivir, y de paso hoteles, restaurantes, bares y similares no van a recibir lo que soñaban. ¿No era mejor aplazarla otra vez?