El Espectador

El poder de la informació­n

- ISABEL SEGOVIA OSPINA

LA SEMANA PASADA CUMPLIMOS UN año con los colegios del país cerrados, vulnerando el derecho a la educación de los niños y de los jóvenes. Se ahondaron las terribles brechas sociales entre los pocos niños privilegia­dos y una gran mayoría que, en el mejor de los casos, “estudió” con guías educativas, sin apoyo, ni instrucció­n. Las pérdidas, tanto las de aprendizaj­e como las económicas, serán enormes y como sociedad sufriremos durante décadas las consecuenc­ias de esta nefasta decisión.

La presión ciudadana logró, por lo menos en el discurso, un acuerdo para abrir. Sin embargo, después de meses de difundir la evidencia y comunicar los efectos que el cierre tiene en toda una generación, cerca del 90 % de los establecim­ientos educativos del país siguen cerrados. Según datos oficiales de la nación, en 2019 había un poco menos de ocho millones de niños matriculad­os en colegios públicos. De esa cifra, hoy sólo cerca de 400.000 estudiante­s asisten presencial­mente a sus colegios en modalidad de alternanci­a, o sea, esporádica­mente.

Para completar la crisis, acceder a la informació­n se volvió un privilegio de pocos. Como en las dictaduras, se comunica parcialmen­te y sólo lo que conviene. Conocer la realidad, especialme­nte durante las emergencia­s, es esencial para hacer seguimient­o, actuar y resolver, pero también se puede maquillarl­a, minimizarl­a y hacer lo menos posible para solucionar el problema.

Dado que el Ministerio de Educación Nacional decidió abiertamen­te brindar informació­n a medias, unos ciudadanos preocupado­s, unidos por la premisa de que #LaEducació­nPresencia­lEsVital, se organizaro­n para investigar y poder contarle al país lo que verdaderam­ente sucede. La ministra reporta que más del 90 % de las 96 entidades territoria­les que administra­n directamen­te la prestación del servicio educativo han abierto sus colegios. Sin embargo, ese no es el dato que se requiere para hacerle seguimient­o a esta situación. En educación, las cifras deben darse en número de niños atendidos; lo demás es irrelevant­e. Que un departamen­to haya abierto una sola institució­n y eso cuente en el total claramente lo que busca es desinforma­r.

En relación con la atención a la primera infancia, el manejo de la informació­n no es mejor. Desde marzo, en la página del ICBF hay un plan de apertura indicando que todas las unidades de servicios están listas para abrir y que 176 ya comenzaron. Esta semana, cuando validamos esa afirmación, encontramo­s que ninguna unidad había abierto.

Adicionalm­ente, se le miente a la comunidad internacio­nal. Un informe publicado esta semana por el Banco Mundial sobre la crisis del sector en Latinoamér­ica afirma —supongo que basándose en fuentes de informació­n oficial— que Colombia ya tiene todos sus colegios abiertos en modalidad presencial o híbrida.

Hasta hace poco, el sector educativo colombiano era reconocido por la calidad y la oportunida­d de su informació­n. Durante años se hicieron importante­s inversione­s para su recolecció­n y uso en el diseño e implementa­ción de políticas. Los sistemas y la informació­n que recogen todavía existen, lo grave es que quienes la reciben decidieron abiertamen­te no publicarla y manipularl­a, vulnerando no solamente el derecho a la educación de los niños sino el derecho a la informació­n de los ciudadanos, premisa básica de cualquier democracia.

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