Todos tenemos que poner
POCAS VECES EN LOS ÚLTIMOS 100 años Colombia ha sentido los desafíos que afronta en la actualidad. Para solo recordar algunas cifras: en 2020, el PIB se contrajo -6,8 %, el déficit fiscal fue de -7,8 % del PIB, la tasa de desempleo se elevó a 16,1 % y la tasa de pobreza alcanzo un 36 %. Cifras similares se presentaron en casi todos los países del mundo, como consecuencia del coronavirus, pero no podemos olvidar que Colombia ha estado soportando otros cuatro choques brutales: a) el renacimiento del narcotráfico, que entre 2015 y 2018 triplicó el área sembrada de coca y las exportaciones de clorhidrato de cocaína; b) el descarrilamiento parcial del proceso de paz con las Farc, especialmente desde que el jefe negociador de La Habana, Iván Márquez, y su encargado de narcotráfico, Jesús Santrich, retornaron a la lucha armada; c) las agresiones de la dictadura chavista a Colombia y su apoyo a los grupos alzados en armas; d) un precio del petróleo por debajo de los 40 dólares por barril durante muchos meses, lo que significó un golpe muy duro a las finanzas públicas en 2020, al tiempo que se dio un incremento del gasto para atender la pandemia: PAEF, $5,8 billones; PAPPS, $189.000 millones; devolución del IVA, $375.000 millones; PIS, $4,4 billones.
Las respuestas de políticas que demos como sociedad a estos choques pueden definir nuestro futuro. Nuestras instituciones republicanas, la democracia liberal, la separación de poderes y la economía de mercado pueden peligrar si quienes creemos en estos valores no actuamos pensando en el bien común, mucho más allá de nuestros intereses particulares. Son muchas las medidas que debemos tomar, pero sin ninguna duda nuestro futuro puede depender de la reforma fiscal y social que el Gobierno está a punto de radicar. No conocemos los detalles del proyecto, pero se contempla hacer una reducción importante del déficit fiscal a partir del 2022, se mantienen y expanden los subsidios para atender a los afectados por la pandemia, suben los impuestos para las personas naturales y se incrementa el recaudo del IVA, entre otras medidas. El incremento del recaudo del IVA se dará principalmente ampliando su base, pero excluyendo los alimentos de la canasta básica y subiendo considerablemente la devolución a los más pobres. Según algunos estimativos, la devolución del IVA a los más desprotegidos, que en 2020 fue de $375.000 millones, puede alcanzar $1,5 billones a partir del próximo año. También se podrían incrementar las tasas de este impuesto a bienes y servicios de lujo. En esas condiciones, el capítulo del IVA, que siempre es de los más controversiales en estas reformas, debería tener un amplio apoyo. Igualmente, el Ministerio de Hacienda tendrá que guardar un delicado equilibrio entre generar un mayor recaudo y la necesidad de proteger e incrementar el ahorro cuando introduzca ajustes al impuesto al patrimonio, otro de los capítulos siempre críticos en estas reformas. Porque uno de los problemas estructurales más serios de Colombia es su baja tasa de ahorro, que apenas alcanza un 18 % del PIB. Cuando conozcamos el proyecto en su conjunto, esperamos tener la oportunidad de participar en su deliberación, pero, teniendo en cuenta la magnitud del problema que enfrentamos, los que creemos en la sociedad abierta y en la libertad debemos hacerlo mirando mucho más allá de nuestros intereses sectoriales y personales.