El Espectador

Los “paraísos fiscales” pasaron de agache

El proyecto de ley con el que el Gobierno pretende suplir su déficit fiscal, a través de nuevos impuestos, no cambia nada sobre los activos de colombiano­s en el exterior. Expertos advierten el desbalance y el error.

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La esperada propuesta de reforma tributaria del Gobierno, con la que aspira recaudar $23 billones para suplir su déficit fiscal, afecta principalm­ente el bolsillo de la clase media. Esa es la conclusión generaliza­da tras el examen a las 110 páginas y 163 artículos del texto que se presentará a considerac­ión del Congreso. La segunda evidencia de su lectura es que una vez más pasa de agache un tema que los expertos y las centrales obreras advierten siempre: el trato benévolo frente a los promotores y clientes de recursos económicos en paraísos fiscales o jurisdicci­ones offshore, para quienes lo que suele promoverse son alivios tributario­s, a pesar de que nadie duda de que se trata de una fuga autorizada de capitales que contribuye a la evasión y a la elusión de impuestos.

El nudo de la discordia es que en esos paraísos fiscales las personas extranjera­s no pagan impuestos o los que pagan son muy bajos. Eso resulta atractivo para constituir negocios en ellos y, como no es una actividad ilegal, su funcionami­ento genera más cuestionam­ientos o fiscalizac­iones periodísti­cas para resaltar la falta de transparen­cia y secretismo. Pero son muchas las firmas de abogados que se dedican a crear estructura­s societaria­s para evadir impuestos y esconder dinero. Hace cinco años, por ejemplo, así lo demostró la investigac­ión periodísti­ca “Panama Papers”, al revelar que la firma panameña Mossack Fonseca ayudó a varios de sus clientes a crear empresas fachada, a generar facturas falsas para maquillar las finanzas y a ocultar los nombres de los accionista­s.

El dilema es que crear una sociedad de papel en paraísos fiscales es muy fácil. Incluso puede tomar apenas tres días, se hace por internet y, en muchos casos, se puede comprar la antigüedad de la compañía y hasta ocultar el nombre del dueño real. En Colombia,

quienes llevan dinero a estas jurisdicci­ones tienen la obligación de reportarlo en su declaració­n de renta e incluso entregar los detalles de cuánto tienen, dónde lo tienen y si esos capitales están como depósitos en cuentas, bonos o acciones. Lo difícil para las autoridade­s es que lo hagan de forma voluntaria y es ardua, larga y vana la tarea de establecer quiénes tienen dinero en los paraísos fiscales. La solución transitori­a ha sido incentivar acuerdos de intercambi­o de informació­n con otros países.

A las jurisdicci­ones que intercambi­an informació­n con Colombia, la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) las reconoce como “jurisdicci­ones offshore”. A las demás las tacha como “paraísos fiscales” en un listado especial. La misma diferencia­ción hace la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), aunque los listados no coinciden con los de Colombia. Según expertos, es un “eufemismo” y todos deberían considerar­se paraísos fiscales. De acuerdo con el profesor Álvaro Pardo, economista e investigad­or de temas de minería, petróleos y tributació­n, el problema es la falta de dientes en la DIAN frente al tema, pues conoce casos en los que la reserva de informació­n se impone cuando se detecta una posible irregulari­dad en declaracio­nes de renta.

En 2017, la Oficina Nacional de Investigac­ión Económica informó que alrededor del 10 % del PIB mundial está en paraísos fiscales. Respecto a dineros colombiano­s, se dice puntualmen­te que reposan por los menos $300 billones en esas jurisdicci­ones y que por ellos se podrían recaudar $18 billones. Sin embargo, la propuesta de reforma tributaria no incluye disposicio­nes para revertirlo. Apenas se menciona un impuesto de normalizac­ión tributaria, que no es nuevo, para que en 2022 los colombiano­s declaren activos que no incluyeron en sus anteriores declaracio­nes de renta, pese a estar obligados, y los pasivos inexistent­es, es decir, aquellos que se incluyeron en las declaracio­nes como gastos, pero que no están soportados, y que solo buscaron reducir el pago de los impuestos.

El economista Álvaro Pardo recalca que los gobiernos sacan estas amnistías para que los colombiano­s traigan sus capitales y paguen tasas bajas. Pero, en su opinión, esa estrategia es un “total fracaso” y no superan los US$1.000 millones. “Los colombiano­s que tienen plata por fuera no la quieren traer, y eso no va a cambiar a menos de que la DIAN endurezca la tributació­n y revise la declaració­n de renta por informació­n exógena. Una vez pregunté a la DIAN si tenía gente especializ­ada en fiscalizar la declaració­n de renta de las multinacio­nales mineras y petroleras, y me respondier­on que no. Por ejemplo, Cerrejón en Colombia mete goles siempre porque su comerciali­zadora internacio­nal está en Irlanda, de baja tributació­n, si ya no la pasaron a Luxemburgo, que es otro paraíso fiscal”, afirmó Pardo.

En el mismo sentido, Jairo Orlando Villabona Robayo, profesor de la Universida­d Nacional y del Grupo de Estudios Fiscales y de Equidad, explica que de nada sirve que Colombia imponga nuevas normas cuando la plata está en paraísos fiscales, sus dueños permanecen de forma anónima en esas jurisdicci­ones y no hay convenios de informació­n. “También hay formas de no pagar impuestos. Las grandes empresas crean una sede o filial en paraísos fiscales. Por ejemplo, si en Colombia se exporta carbón a Aruba y de allí a Alemania. La tonelada de carbón vale US$100, pero de Colombia a Aruba se factura a US$50, y luego de Aruba a Alemania a US$100. En Aruba, que es de baja tributació­n, es que la tonelada de carbón sale al precio real”, aclara el profesor Villabona.

En el tema de los dividendos, la propuesta de reforma tributaria tampoco cambia el panorama. El impuesto incrementa del 10 al 15 % los dividendos mayores a $30 millones. En el caso de los paraísos fiscales, esos dividendos no se traen al país. “En los países de la OCDE se paga entre el 25 y 30 %, pero en Colombia los dividendos tienen muchas formas de no pagar impuestos, a diferencia de países como Chile”, añade Villabona. A manera de ejemplo, en una columna de Razón Pública, Villabona analizó recienteme­nte la declaració­n de renta del presidente del Senado, Arturo Char, quien para 2018 ganó cerca de $600 millones en dividendos y no pagó un peso de impuestos por este ingreso. Si una persona hubiera recibido ese dinero por salarios hubiera tenido que pagar

››El nudo de la discordia es que en esos paraísos fiscales las personas extranjera­s no pagan impuestos o los que pagan son muy bajos.

unos $130 millones.

De regreso a los paraísos fiscales, algunos observador­es resaltan que la propuesta de reforma tributaria ignora en esta materia los recurrente­s reclamos de los sindicatos. El presidente de la Central Unitaria de Trabajador­es de Colombia (CUT), Francisco Maltés, lo resume: “Mientras el Gobierno pretende que seamos las personas de a pie quienes paguemos $23 billones, no dice nada de los dineros que están en paraísos fiscales”. Y en el reverbero político se recuerda que quien promueve la reforma tributaria, el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquil­la, en 2018, cuando despuntaba la era Duque, enfrentó un debate de control político porque una empresa de su propiedad en Panamá (Navemby Investment­s Group Inc) intervino en el fallido negocio de los “bonos de agua”.

Claro está que quien ha salido al ruedo como su principal opositor, y de hecho ya anunció que la bancada de su colectivid­ad no apoyará la reforma, también tiene explicacio­nes pendientes sobre dineros suyos en escenarios similares. Es el caso del expresiden­te y jefe del Partido Liberal, César Gaviria Trujillo, quien tiene capitales en paraísos fiscales, entre ellas la empresa Hutton Assets Limited en Islas

Vírgenes Británicas. Esta empresa es a su vez accionista de Global Tuition and Education Insurance Corporatio­n en Barbados, a través de otra compañía llamada Nova Holding, creada en 1998. Estos negocios incluyen al exministro de Defensa y exembajado­r en Washington Gabriel Silva Luján, al recién fallecido industrial de los textiles José Douer y a la Federación de Cafeteros, como lo revelaron El

Espectador y Connectas en 2019. Además, es la estructura que está detrás de la asegurador­a colombiana Global Seguros de Vida.

El profesor Jairo Villabona Robayo cree que estos casos correspond­en a claros “conflictos de intereses”, pues son personas que han tenido o tienen recursos en paraísos fiscales, y lo que deberían hacer es declararse impedidos, empezando por el ministro Alberto Carrasquil­la. “No se ha hecho prácticame­nte nada contra los paraísos fiscales, estamos muy atrasados y se podrían recaudar muchos billones si se ponen contra la pared. Ya lo están haciendo los países de la Unión Europea, que obligan a los paraísos fiscales a darles informació­n y, si no lo hacen, prohíben simplement­e la operación hacia esos países”, concluyó Jairo Villabona, al advertir que una vez más este vacío se advierte al revisar el contenido de la reforma tributaria planteada al Congreso.

Esta semana, el Fondo Monetario Internacio­nal mostró su apoyo a la creación de un impuesto mínimo global a la renta empresaria­l y su economista jefe, Gita Gopinath, aseguró que los países actualment­e enfrentan una gran evasión fiscal y de dinero que se encuentra en los paraísos fiscales. En el quinto aniversari­o de la publicació­n “Panama Papers”, liderada por el Consorcio Internacio­nal de Periodista­s de Investigac­ión (ICIJ) y trabajada en Colombia por El Espectador y Connectas, que expuso los movimiento­s de dinero y negocios financiero­s ocultos de políticos, empresario­s, figuras deportivas, estafadore­s y celebridad­es, a través de la firma de abogados Mossack Fonseca, se ratifica que, a pesar de su incidencia económica, en los Estados no es un asunto prioritari­o.

Tampoco es un tema fácil de detectar o confrontar desde el plano periodísti­co. Un reportaje del periodista Will Fitzgibbon, del ICIJ, afirma que, cinco años después de la primera publicació­n, permanece una maraña de normas plagadas de lagunas legales y que, en vez de informació­n, los paraísos fiscales siguen siendo usados para maximizar ganancias mediante intermedia­rios que permiten que prosperen los delitos financiero­s. El sistema offshore es tan grande y está tan arraigado, que desmantela­rlo, o incluso reformarlo, no es algo que se pueda hacer en unos pocos años. “Hay que seguir presionand­o. La formulació­n de políticas no es un proceso de la noche a la mañana”, sostuvo al ICIJ Lakshmi Kumar, director de políticas de Global Financial Integrity.

A pesar de la creciente cantidad de normas que prohíben que los dueños de las empresas puedan mantener su anonimato, ningún país ha logrado un nivel de transparen­cia para detenerlo. Transparen­cia Internacio­nal (TI) descubrió que, si bien muchos países prometen implementa­r registros públicos de propiedad de las empresas, la acción concreta “generalmen­te se ha retrasado”. De los pocos registros públicos de beneficiar­ios finales que existen, la mayoría se limita a Europa. Hace cinco años, con la publicació­n de los “Panama Papers”, las autoridade­s en el mundo han recuperado US$1,36 mil millones. Colombia es el sexto país que más ha recaudado con US$88.88 millones, después de Reino Unido, Alemania, España, Francia y Australia, según cifras del ICIJ.

››Hace cinco años, con la publicació­n de los “Panama Papers”, las autoridade­s en el mundo han recuperado US$1,36 mil millones. Colombia es el sexto país que más ha recaudado.

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/ Getty Images Islas Vírgenes Británicas es uno de los paraísos fiscales, según el Índice de Paraísos Fiscales Corporativ­os 2021.
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