¡A recoger agua!
AL INICIAR 2021 SE PUBLICARON EN prensa y televisión balances muy positivos sobre la distribución del agua en Cartagena. Las razones para celebrar tenían un asidero material. En 2020 comenzó a operar una parte de la Planta de Tratamiento de Agua Potable El Cerro (y aumentó la producción del agua en un 4 %).
Aguas de Cartagena (Acuacar), empresa mixta con participación del grupo Suez, “obtuvo un significativo crecimiento y transformación empresarial con una gestión responsable y sostenible, enmarcada en la resiliencia”, aseveró Caracol Radio. Por su cuenta, El Universal, de Cartagena, explicó que “la empresa supo responder favorablemente a las exigencias de un nuevo aprendizaje, innovación y adaptación a cambios trascendentales”. Indicó también que la empresa ha podido educar a “las comunidades en la cultura del agua y el saneamiento básico, sensibilizando a 24.422 personas, desde la virtualidad (...) La empresa cumplió con el 98,8 % en la calidad del vertimiento final del agua y logró el 100 % en mantenimientos preventivos de la infraestructura del sistema de alcantarillado”, concluyó.
Pese al entusiasmo, las informaciones dadas sin tanto bombo en la radio local pintan otra cotidianidad. Dos semanas sin agua en el mercado de Bazurto y sus alrededores, se informó hace menos de un mes (“los comerciantes tuvieron que salir a protestar ante el miedo que produjo este corte en plena crisis del COVID-19”). Días atrás se habló de cortes en la zona suroriental de la ciudad. En febrero se reportaron percances en la misma zona y en los corregimientos del área metropolitana. Y en general se avisa periódicamente que hay que recoger agua, pues hay cortes en el barrio Olaya Herrera, Veinte de
Julio, Santa Clara, El Pozón, Palestina. Todas las veces se trata de averías en la infraestructuras, tubería rota, daño en tubería...
Quedan en entredicho los cientos de mantenimientos preventivos. Esto sin hablar del día a día de los barrios informales y corregimientos rurales que abrazan a la ciudad, en los que vive mucha de la gente que hace posible la vida en Cartagena. De acuerdo con datos de Cartagena Cómo Vamos, existen 77 piletas comunitarias en barrios informales en que viven más de tres familias. En la zona rural, alrededor de 25.898 personas no tienen acceso a agua potable y 45.040 no tienen acceso a alcantarillado.
La mentada Planta de Tratamiento de Agua Potable El Cerro no es sino el primer componente del Plan Maestro de Acueducto al que Cartagena se comprometió hace poco más de dos décadas, con millonarios préstamos de instituciones como el Banco Mundial. Son tantas las deudas que tiene el distrito, que las decisiones en materia de gobernanza de los servicios públicos se toman con el fin desesperado de pagar (o abonar a) sus deudas y los intereses respectivos en medio, también, de la devaluación del peso.
Aunque Acuacar cuenta que casi la totalidad de la población recibe agua potable, lo cierto es que a comienzos de la pandemia había 22.400 familias con el servicio suspendido por falta de pago. Esto, pues quizá con la presión de la deuda, la ciudad cobra una tarifa importante en que se incluyen altos valores por concepto de alcantarillado y aseo. Este último servicio no lo presta Acuacar únicamente, sino que es subcontratado a otros privados, como la multinacional Veolia. Esta semana que se acaba, el Concejo de Cartagena alertó que el Distrito les debe $26.000 millones a esos operarios de basuras. Concejales de varios partidos denunciaron la poca transparencia de estos negocios, pues “las empresas prestadoras de servicios cobran al Distrito, pero los ciudadanos se quejan porque las empresas de aseo no pasan por todos los sectores”. Y las basuras que no recogen son las que luego forman inundaciones o arroyos.