Mas de 50 investigadores presentan este jueves el primer libro que compila años de investigación sobre el río Magdalena.
Este jueves, un grupo de 58 investigadores nacionales e internacionales presentan la primera publicación que recoge el trabajo científico de años sobre el afluente más importante del país. Aunque levanta alertas, también presenta herramientas y medidas para promover su conservación.
“Si tuviera que resumir en un par de palabras al río Magdalena, diría que es un río muy noble. Con todos los problemas que puede tener en su cuenca -y que son principalmente generados por el ser humano- nos sigue dando de comer y es el sostenimiento de muchas familias. Pero hoy está agonizando y está pidiendo nuestra atención”.
Las palabras son de Carlos Lasso, coordinador del área de Biología de la Conservación y Uso de la Biodiversidad del Instituto Humboldt, quien este jueves presenta junto a Luz Fernanda Jiménez, vicerrectora de investigación de la Universidad de Antioquia, el primer libro que recoge gran parte del conocimiento de expertos y pescadores durante décadas sobre el río Magdalena. En él se recopila el trabajo desarrollado por 58 investigadores, 12 universidades, dos institutos de investigación y varias ONG.
En un esfuerzo mancomunado, y con todas las dificultades de la pandemia, autores, coautores, editores y evaluadores se dedicaron el último año a impulsar este proyecto sin precedentes, que ahora forma parte de la Serie de Recursos Hidrobiológicos del Instituto Humboldt. “Del río Magdalena hay muchísima información y varias publicaciones, todas ellas muy valiosas. Pero creo que este es el primer libro que sintetiza y reúne todo ese conocimiento que hay sobre el Magdalena, con el fin de que pueda ser tenido en cuenta, en todos los niveles, para la toma de decisiones”, asegura Jiménez, quien también es doctora en biología y que ha hecho gran parte de su trabajo investigativo sobre peces y pesquerías en este río.
En Colombia, el Magdalena es el río que ha forjado la historia de los asentamientos humanos y ha resistido desde la Conquista. Como lo dice el reconocido antropólogo Wade Davies en su más reciente libro, este río “no solo es la arteria fluvial más importante del país, es la razón por la cual Colombia existe como nación”. A su alrededor se asienta más del 77 % de la población del país. Su cuenca genera cerca del 80 % del PIB nacional y su región hidrográfica produce el 70 % de la producción de energía hidráulica, el 70 % de las cosechas agrícolas y el 50 % de la pesca de agua dulce. Sin embargo, todos estos desarrollos económicos han tenido un alto costo: la degradación ambiental, que ha aumentado drásticamente en los últimos 40 años a lo largo de la cuenca. Por solo mencionar algunos ejemplos, las áreas de humedales se han reducido más del 80 %, mientras que las tasas de erosión y deforestación aumentan en un 34 y 70 %, respectivamente.
“Creo que la ciencia no ha logrado transmitirle a la sociedad colombiana la importancia y la relevancia de ese río, incluso para el sostenimiento de nuestra propia sociedad. Esperamos que esta publicación sea un insumo importante para la toma de decisiones acertadas, basadas en la ciencia, en todos los niveles… pero principalmente esperamos que este libro llegue y sea tenido en cuenta por los tomadores de decisiones”, explica Jiménez.
Un recorrido por el Magdalena
“El Magdalena es un río pulsátil. Pulsa como un corazón”, señala Lasso. “Tiene una época de inundación, luego se retrae, tiene una época seca. La vida de los pescadores, el comercio, el transporte y las relaciones sociales varían todas en función de ese régimen climático”.
El libro recoge la historia de la cuenca del Magdalena desde el momento en que se levantaron las cordilleras Central y Oriental, hace más de 80 millones de años, lo que configuró su formación, diversidad y funcionamiento. Es lo que los autores llamaron la historia paleohidrográfica del río, que lo hace único y que, además, permitió que se diera el surgimiento de una diversidad de peces que lo hacen merecedor de reconocimientos internacionales por el gran porcentaje de especies únicas.
Además de presentar la diversidad y riqueza de especies, su distribución, comportamiento, hábitats y la diversidad genética de los peces del país, el libro hace un recorrido por los beneficios que los humanos recibimos de estos peces (más allá de la pesca), como la reducción de contaminantes, el transporte de nutrientes, la dispersión de semillas e incluso el control biológico de plagas y enfermedades tropicales.
En la segunda parte se presentan los principales conflictos ambientales de la cuenca. Como señalan los autores, la mayoría de amenazas y presiones sobre el Magdalena son de origen antrópico. La contaminación, la modificación de hábitat, la introducción de peces exóticos, la desarticulación del río y sus áreas inundables, la deforestación y la sedimentación son algunos de los temas que esta obra abarca a profundidad.
Por último, y tras hacer un análisis detallado de las amenazas, los investigadores presentan nuevas herramientas y estrategias de conservación y manejo del recurso íctico. Allí, los expertos definen los pasos a seguir para que los tomadores de decisiones, las comunidades que viven del río y, en general, el país, tome mejores decisiones para conservar la cuenca. Lo fundamental: una visión ecosistémica que tenga en cuenta que todo lo que modifique la ecología y el funcionamiento de la cuenca va a tener impacto en el río, sus peces y “los colombianos que viven con él, para él y de él”, como se señala en el libro.
“Espero que luego de leerlo las personas reconozcan el río Magdalena no solo porque ofrece peces, o porque es una ruta para transporte de carga, sino porque es una de las 10 cuencas a escala mundial que recoge el mayor porcentaje de especies endémicas, porque por su conformación geológica y su geografía lo hacen tremendamente particular y, además, porque es uno de los ríos más importantes en la producción de agua”, señala la editora.
Hoy el libro llega a muchas bibliotecas de municipios ribereños, asociaciones de pescadores, corporaciones autónomas regionales, ministros, empresas, ganaderos y agricultores. “Muchas veces estos se publican y se quedan guardados en la oficina del editor. Aquí pudimos llegar a esos espacios donde la gente de diferentes esferas puede usarlo realmente y, con base en lo que encuentra y conoce, tomar mejores decisiones en todos los niveles”, concluye Jiménez.
››Más del 70 % de la conectividad del río y sus ciénagas en el bajo Magdalena se ha interrumpido en los últimos 20 años. Los cambios en el uso del suelo aumentan la deforestación.