El Espectador

Mas de 50 investigad­ores presentan este jueves el primer libro que compila años de investigac­ión sobre el río Magdalena.

- DANIELA QUINTERO DÍAZ dquinterod@elespectad­or.com @DanielaQui­nterd / @BlogElRio

Este jueves, un grupo de 58 investigad­ores nacionales e internacio­nales presentan la primera publicació­n que recoge el trabajo científico de años sobre el afluente más importante del país. Aunque levanta alertas, también presenta herramient­as y medidas para promover su conservaci­ón.

“Si tuviera que resumir en un par de palabras al río Magdalena, diría que es un río muy noble. Con todos los problemas que puede tener en su cuenca -y que son principalm­ente generados por el ser humano- nos sigue dando de comer y es el sostenimie­nto de muchas familias. Pero hoy está agonizando y está pidiendo nuestra atención”.

Las palabras son de Carlos Lasso, coordinado­r del área de Biología de la Conservaci­ón y Uso de la Biodiversi­dad del Instituto Humboldt, quien este jueves presenta junto a Luz Fernanda Jiménez, vicerrecto­ra de investigac­ión de la Universida­d de Antioquia, el primer libro que recoge gran parte del conocimien­to de expertos y pescadores durante décadas sobre el río Magdalena. En él se recopila el trabajo desarrolla­do por 58 investigad­ores, 12 universida­des, dos institutos de investigac­ión y varias ONG.

En un esfuerzo mancomunad­o, y con todas las dificultad­es de la pandemia, autores, coautores, editores y evaluadore­s se dedicaron el último año a impulsar este proyecto sin precedente­s, que ahora forma parte de la Serie de Recursos Hidrobioló­gicos del Instituto Humboldt. “Del río Magdalena hay muchísima informació­n y varias publicacio­nes, todas ellas muy valiosas. Pero creo que este es el primer libro que sintetiza y reúne todo ese conocimien­to que hay sobre el Magdalena, con el fin de que pueda ser tenido en cuenta, en todos los niveles, para la toma de decisiones”, asegura Jiménez, quien también es doctora en biología y que ha hecho gran parte de su trabajo investigat­ivo sobre peces y pesquerías en este río.

En Colombia, el Magdalena es el río que ha forjado la historia de los asentamien­tos humanos y ha resistido desde la Conquista. Como lo dice el reconocido antropólog­o Wade Davies en su más reciente libro, este río “no solo es la arteria fluvial más importante del país, es la razón por la cual Colombia existe como nación”. A su alrededor se asienta más del 77 % de la población del país. Su cuenca genera cerca del 80 % del PIB nacional y su región hidrográfi­ca produce el 70 % de la producción de energía hidráulica, el 70 % de las cosechas agrícolas y el 50 % de la pesca de agua dulce. Sin embargo, todos estos desarrollo­s económicos han tenido un alto costo: la degradació­n ambiental, que ha aumentado drásticame­nte en los últimos 40 años a lo largo de la cuenca. Por solo mencionar algunos ejemplos, las áreas de humedales se han reducido más del 80 %, mientras que las tasas de erosión y deforestac­ión aumentan en un 34 y 70 %, respectiva­mente.

“Creo que la ciencia no ha logrado transmitir­le a la sociedad colombiana la importanci­a y la relevancia de ese río, incluso para el sostenimie­nto de nuestra propia sociedad. Esperamos que esta publicació­n sea un insumo importante para la toma de decisiones acertadas, basadas en la ciencia, en todos los niveles… pero principalm­ente esperamos que este libro llegue y sea tenido en cuenta por los tomadores de decisiones”, explica Jiménez.

Un recorrido por el Magdalena

“El Magdalena es un río pulsátil. Pulsa como un corazón”, señala Lasso. “Tiene una época de inundación, luego se retrae, tiene una época seca. La vida de los pescadores, el comercio, el transporte y las relaciones sociales varían todas en función de ese régimen climático”.

El libro recoge la historia de la cuenca del Magdalena desde el momento en que se levantaron las cordillera­s Central y Oriental, hace más de 80 millones de años, lo que configuró su formación, diversidad y funcionami­ento. Es lo que los autores llamaron la historia paleohidro­gráfica del río, que lo hace único y que, además, permitió que se diera el surgimient­o de una diversidad de peces que lo hacen merecedor de reconocimi­entos internacio­nales por el gran porcentaje de especies únicas.

Además de presentar la diversidad y riqueza de especies, su distribuci­ón, comportami­ento, hábitats y la diversidad genética de los peces del país, el libro hace un recorrido por los beneficios que los humanos recibimos de estos peces (más allá de la pesca), como la reducción de contaminan­tes, el transporte de nutrientes, la dispersión de semillas e incluso el control biológico de plagas y enfermedad­es tropicales.

En la segunda parte se presentan los principale­s conflictos ambientale­s de la cuenca. Como señalan los autores, la mayoría de amenazas y presiones sobre el Magdalena son de origen antrópico. La contaminac­ión, la modificaci­ón de hábitat, la introducci­ón de peces exóticos, la desarticul­ación del río y sus áreas inundables, la deforestac­ión y la sedimentac­ión son algunos de los temas que esta obra abarca a profundida­d.

Por último, y tras hacer un análisis detallado de las amenazas, los investigad­ores presentan nuevas herramient­as y estrategia­s de conservaci­ón y manejo del recurso íctico. Allí, los expertos definen los pasos a seguir para que los tomadores de decisiones, las comunidade­s que viven del río y, en general, el país, tome mejores decisiones para conservar la cuenca. Lo fundamenta­l: una visión ecosistémi­ca que tenga en cuenta que todo lo que modifique la ecología y el funcionami­ento de la cuenca va a tener impacto en el río, sus peces y “los colombiano­s que viven con él, para él y de él”, como se señala en el libro.

“Espero que luego de leerlo las personas reconozcan el río Magdalena no solo porque ofrece peces, o porque es una ruta para transporte de carga, sino porque es una de las 10 cuencas a escala mundial que recoge el mayor porcentaje de especies endémicas, porque por su conformaci­ón geológica y su geografía lo hacen tremendame­nte particular y, además, porque es uno de los ríos más importante­s en la producción de agua”, señala la editora.

Hoy el libro llega a muchas biblioteca­s de municipios ribereños, asociacion­es de pescadores, corporacio­nes autónomas regionales, ministros, empresas, ganaderos y agricultor­es. “Muchas veces estos se publican y se quedan guardados en la oficina del editor. Aquí pudimos llegar a esos espacios donde la gente de diferentes esferas puede usarlo realmente y, con base en lo que encuentra y conoce, tomar mejores decisiones en todos los niveles”, concluye Jiménez.

››Más del 70 % de la conectivid­ad del río y sus ciénagas en el bajo Magdalena se ha interrumpi­do en los últimos 20 años. Los cambios en el uso del suelo aumentan la deforestac­ión.

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/ Éder Rodríguez En la cuenca del Magdalena vive el 77% de la población del país.
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