Antioquia, al borde del colapso hospitalario
Antioquia ha sido uno de los departamentos más afectados en esta tercera ola de contagios por COVID-19, pues tiene una ocupación de UCI superior al 98 %. El número de contagios diarios sobrepasa los 3.000, para un total de casos activos de al menos 20.500
La crisis por el tercer pico de la pandemia tiene en alerta al gremio médico, que insiste en que no hay insumos ni personal. Entrevista con Mauricio Velasco, vocero de la Academia de Medicina de Medellín.
Antioquia lleva poco más de un mes en alerta roja por cuenta de la pandemia del coronavirus. Quedan alrededor de treinta camas UCI disponibles en todo el departamento y por lo menos 19 clínicas se han declarado en emergencia. La situación llevó a que, el pasado fin de semana, el gobernador encargado de Antioquia, Luis Fernando Suárez, alertara al Gobierno Nacional ante el posible desabastecimiento de oxígeno.
Entre tanto, las medidas de la administración han estado enfocadas en restricciones de pico y cédula diario, ley seca y la norma de cuatro días de apertura por tres de confinamiento. Sin embargo, desde varios sectores han pedido extremar las restricciones con una cuarentena de por lo menos dos semanas para mitigar la crisis hospitalaria del departamento. El Espectador habló con Mauricio Vasco, vocero y coordinador del grupo encargado de la pandemia de la Academia de Medicina de Medellín, para explicar el panorama hospitalario actual y lo que se viene para el departamento.
¿Cuál es el manejo que se les da a las UCI del departamento y su saturación?
De los contagios por COVID-19 el 80 % de los pacientes se pueden manejar en casa, el 17 % requieren hospitalización y el 3 % restante necesitan la UCI. Es decir que si tenemos 3.000 casos diarios, habrá noventa personas diarias que requerirán cuidados intensivos, pero la capacidad del departamento es de 1.400 camas y no hay cómo aumentarla. El sistema de salud está colapsado por este tercer pico de la pandemia. Las UCI están en una ocupación cercana del 98 %, pero realmente están a más del 100 %, porque son más los pacientes que reciben atención como si estuvieran en cuidados intensivos, aunque no estén físicamente allí. Están conectados a un ventilador mecánico en los servicios de urgencias, algunas zonas de hospitalización, salas de cirugía y en unidades de cuidado respiratorio intermedio (UCRI). Por eso hablamos de saturación del sistema, eso facilita el aumento de la mortalidad. Es la más alta del país desde que empezó la pandemia.
El gobernador de Antioquia alertó sobre el riesgo de desabastecimiento de oxígeno. ¿Qué implica esto para la atención hospitalaria?
El oxígeno, los medicamentos básicos, para sedación, evitar trombos, tratar infecciones y mantener la presión arterial, entre otros, escasean o están a punto debido al alto número de pacientes y su consumo. Las empresas de gases les dijeron a los hospitales que por ese consumo tan alto, ellos solo podían seguir distribuyendo del 60 al 70 % del oxígeno habitual. La IPS Universitaria dijo que si eso pasaba, tendrían que cerrar más de cien camas.
¿Cuáles son las características del tercer pico?
En los picos anteriores existía la posibilidad de ampliar el número de camas y eso ayudaba. Ahora llegamos al tope. No hay cómo abrir más a corto plazo porque no están los médicos, enfermeras y especialistas que se necesitan para brindar los cuidados. Un médico que normalmente veía a diez pacientes por día ahora puede tener de treinta a cuarenta. Así nos llenaran la ciudad de ventiladores y camas, no hay insumos ni personal. La velocidad en que aumentaron los contagios fue mayor; esa es otra diferencia. Esto se debió a la presencia de las cepas brasileña e inglesa, porque está demostrado que tienen una mayor tasa de contagio, hasta el 70 %, según el reporte del Instituto Nacional de Salud (INS). Además, la comunidad se relajó con el cumplimiento de las medidas de bioseguridad.
¿Cómo han visto las restricciones que ha adoptado la administración frente al tercer pico?
Desde la Academia de Medicina de Medellín pedimos hacer un cierre total, por lo menos de catorce días, para desacelerar rápida y drásticamente los contagios, además de la movilidad. Cuando hicimos las recomendaciones iniciales, teníamos la intención de evitar quedarnos tanto tiempo en colapso sanitario. Eso dificultará la reactivación de los servicios de salud cuando queramos reiniciar la atención de pacientes con otras enfermedades y las cirugías. Propusimos cerrar rápido, hace dos semanas, cuando era posible ver los resultados más rápido y regresar a la “normalidad” de los sistemas de salud y la economía. Infortunadamente esas decisiones no se han tomado.
¿Que efecto tendría el cierre total que piden? ¿Por qué antes sí se hizo?
Los picos anteriores no crecieron tan rápido ni se llenaron tan rápido los servicios hospitalarios. Se proyectó este pico con base en los picos anteriores. No se pensó que sería así la velocidad en que se llenaron las UCI. Se esperaba que las medidas de control comunitario y restricciones de la movilidad fuesen suficientes y no hubiese tal colapso, pero no ocurrió. Empezamos con las camas más ocupadas porque inició antes de Semana Santa y no después, como estaba previsto.
¿Qué se espera en las próximas semanas?
El número de casos y contagios diarios es un indicador. Subimos tanto y estamos tan colapsados que, así bajen los casos, se esperan dos o tres semanas con el sistema de salud igual o peor, porque se están acabando los insumos básicos. Además, hay otra ciudades que están empeorando; ellas también tendrán que gastar en gran número esos insumos y medicamentos y no nos recibirán pacientes que antes sí atendían. Antioquia mandaba veinte o treinta personas a las UCI de otras regiones del país. No es esperanzador lo que viene en este próximo mes. Este no será el último pico de la pandemia.
‘‘Se esperaba que las medidas de control comunitario y restricciones de la movilidad fuesen suficientes y no hubiese tal colapso, pero no ocurrió”.