El Espectador

Un reconocimi­ento esperado y necesario

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXII. www.elespectad­or.com

EN MEDIO DE LA CONMOCIÓN DE los últimos días, un hecho decisivo en el camino para la reconcilia­ción del país pasó inadvertid­o. Los miembros del antiguo Secretaria­do de las Farc, y ahora líderes del Partido Comunes, aceptaron su responsabi­lidad por los crímenes de guerra y de lesa humanidad que les imputó la JEP hace tres meses en el marco del Caso 001 sobre secuestro. Como bien lo describió Humberto de la Calle, quien fue el jefe negociador del Gobierno en el proceso de paz con las Farc, “es un hecho histórico lo que ha ocurrido (...) no tiene antecedent­es en el mundo. Es la primera vez que una guerrilla en una mesa de conversaci­ones acepta una decisión judicial voluntaria­mente”.

La imputación de la JEP contra la cúpula de la exguerrill­a ya de por sí fue un hito en el proceso de paz que disipó cualquier duda de impunidad y con ello el país supo que los responsabl­es de crímenes atroces sí serían sancionado­s. Lo que viene ahora es trascenden­tal para el sistema de justicia transicion­al y la reparación a las víctimas. Si los magistrado­s establecen que hay una aceptación plena de los delitos imputados, se convocará a las víctimas y a los excomandan­tes de las Farc a una audiencia pública de reconocimi­ento y se trasladará el caso al Tribunal para la Paz, donde se impondrán, por fin, sanciones restaurati­vas a los responsabl­es. Como explicó la JEP, “estas sanciones deben ser consultada­s con las víctimas, deben tener un propósito reparador y pueden incluir restriccio­nes efectivas de la libertad y otros derechos”.

A pesar de sufrir presiones, hostilidad­es y cuestionam­ientos permanente­s, la JEP sigue mostrando resultados con su trabajo juicioso. Una a una, la Jurisdicci­ón ha ido disipando con hechos las suspicacia­s de los críticos y opositores al Acuerdo de Paz. Ante la crueldad de los crímenes descritos por el tribunal en su auto de acusación, existía el temor de que los excombatie­ntes no aceptaran su responsabi­lidad por los secuestros que tanto dolor le causaron al país, pero han dejado claro con su respuesta que también están poniendo de su parte y que siguen comprometi­dos con la paz, como debe ser. Además, este reconocimi­ento es un argumento más para que otros actores del conflicto también admitan su responsabi­lidad en los hechos del conflicto.

A esto se suma el reciente informe de la Secretaría Técnica del Componente Internacio­nal de Verificaci­ón del Acuerdo, que si bien señala tropiezos y aspectos por mejorar, afirma que la implementa­ción del Punto 5 del Acuerdo de Paz, sobre los derechos de las víctimas, es positiva.

Ahora que el país se encuentra en un punto de quiebre, en que las institucio­nes están siendo cuestionad­as seriamente, el trabajo de la JEP inspira confianza y envía señales de una reconcilia­ción posible. Bien harían el presidente Duque y su Gobierno en reconsider­ar su displicenc­ia hacia la implementa­ción del Acuerdo y respaldar un proceso de paz que avanza decididame­nte. Sería un cambio de rumbo no solo bienvenido, sino imperativo en estos momentos.

‘‘A pesar de sufrir presiones, hostilidad­es y cuestionam­ientos permanente­s, la JEP sigue mostrando resultados”.

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