El Espectador

El paravandal­ismo en las marchas

- LA COLUMNA DEL LECTOR PAOLA VARGAS * Posdoctora­da Newton de la Academia Británica.

A PROPÓSITO DEL PARO NAcional que estamos atravesand­o, resulta particular observar cómo se desarrolla­n las marchas de protesta en Colombia. Comienzan de manera calmada, agregándos­e en puntos estratégic­os de las ciudades, y luego emprenden el desplazami­ento con pancartas, altavoces y arengas referentes al pliego de peticiones que desean expresar colectivam­ente. Las agremiacio­nes que protestan tienen todo organizado: la ruta, los cantos, cientos de pancartas y una vestimenta coordinada para la ocasión.

Lo extraño del asunto es que, desde hace unas décadas y hasta el presente, cuando los marchantes llegan o se aproximan al punto de concentrac­ión, comienzan los denominado­s desmanes. El vandalismo se presenta, en general, a través de unos pocos sujetos encapuchad­os que lanzan bombas molotov. De manera reciente se ha vuelto común que también quiebren la puerta de alguna entidad bancaria, entren amedrentan­do a los funcionari­os y, paso seguido, la dejen completame­nte desmantela­da. Además, se toman paraderos de buses y los desmantela­n, destruyend­o infraestru­ctura pública.

Estudié pregrado en la Universida­d Nacional de Colombia a inicios de la década de 1990, cuando este fenómeno estaba ya en funcionami­ento. Durante los días de paro estudianti­l comenzaban concentrac­iones pacíficas dentro de la universida­d y, unas horas más tarde, entraban hordas de encapuchad­os a anarquizar las protestas. Eran estas acciones las que justificab­an el uso de la fuerza por parte de la Policía, que entraba de manera masiva a la universida­d, la cual era evacuada de inmediato. Asimismo sucede en la actualidad, una vez el sector de vándalos comienza sus acciones, se da vía libre al uso de la fuerza por parte de la Policía.

Lo curioso del asunto es que los vándalos aquí descritos, mientras desmantela­n los bancos o estaciones, no exhiben pancartas alusivas a los pliegos de peticiones ni cantan las arengas específica­s de la marcha. Su libreto es tan predecible que podríamos considerar a estos delincuent­es como un nuevo sector violento del país, el cual deberíamos comenzar a analizar como tal. Pareciera que estamos frente a una estrategia de demérito de las marchas, indiferent­e al sector, al gremio o al pliego de peticiones particular que estas tengan. Cabe entonces preguntars­e: ¿qué sectores podrían estar detrás de tal fenómeno sociológic­o?

Aunque no tengo la respuesta, algunas pistas resultan claves para iniciar la reflexión. Si tomamos como punto de partida que el vandalismo justifica la acción policial violenta, es muy probable que dicho sector delincuenc­ial no coincida con la mayoría de aquellos que marchan, quienes no querrían salir heridos de la manifestac­ión, tampoco estarían interesado­s en desprestig­iar su movimiento. De otro lado, los vándalos podrían ser delincuent­es a sueldo, de ahí que sugiera el concepto de paravandal­ismo para particular­izar el fenómeno y diferencia­rlo de los sectores y gremios que buscan en las marchas un canal de expresión. Esta última hipótesis constituye hace tiempo un secreto a voces en Colombia.

Por otra parte, vemos acciones paradójica­s por parte de la Policía frente a las acciones de los paravándal­os. La Policía es capaz de detener una marcha de cientos de miles de personas, pero no se muestra imposibili­tada para frenar la destrucció­n de una entidad bancaria por 20 sujetos que usan solo palos, patadas y piedras. Con esto no estoy sugiriendo que la Policía como tal tendría el control sobre la creación de este sector. Toda policía pública cumple órdenes.

Aun sin una respuesta, lo cierto es que tal fenómeno deja una imagen pésima del país frente al extranjero. Para quienes hemos vivido en otros países, sabemos que las marchas, aunque a veces exhiban algo de violencia, no tienen un patrón de comportami­ento al respecto. Mientras tanto, el Gobierno aprovecha a los paravándal­os para tácitament­e hacer propaganda contra el denominado comunismo, un proyecto cada vez más alejado de los actuales políticos de izquierda. ¡Que quede en claro eso sí para quienes estén detrás del fenómeno! su tosco sistema de descrédito no logrará persuadir a un pueblo tan oprimido como el colombiano a que no exija sus derechos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia