La Copa de la terquedad
Está demostrado que la FIFA y sus confederaciones, en este caso la Conmebol, que es la que rige al fútbol suramericano, son más poderosas que los gobiernos locales, a quienes les sacan provecho cada vez que pueden.
La organización de la Copa América, por ejemplo, no le deja nada más al país organizador que lo que se mueva por turismo y la buena imagen que se genere. El dinero que ingresa por derechos de televisión es para Conmebol y lo que se recaude en taquillas (si hubiera público) va a parar a las arcas de la federación local. Es decir, esta Copa América no le dejará nada al país. Incluso hay que hacer exenciones de impuestos para la Conmebol por todos los conceptos.
El presidente Duque afirmó la semana pasada que es absurdo pensar en cancelar la Copa América, en otra demostración de lo lejano que está de la realidad. El país está en otra cosa, pero el Gobierno necesita un tapete para ponerle encima a la mugre de la caótica situación actual. No de otra manera se puede explicar tanta terquedad.
La mala noticia para el presidente es que la semana pasada la Conmebol demostró que no le temblará la mano para quitarle la sede a Colombia si la situación de orden público no mejora antes de un par de semanas. El hecho de haber hecho viajar a los clubes colombianos a jugar sus compromisos como local de las Copas Libertadores y Sudamericana a Paraguay, Ecuador y Perú, por temor a alguna situación de orden público que impidiera el normal desarrollo de los partidos, sin ningún tipo de sensibilidad ni compasión por los futbolistas ni las instituciones deportivas colombianas, así lo demuestra.
Se sabe que en Luque, sede de la Conmebol, hay un comité de emergencia trabajando arduamente en la eventualidad de tener que hacer la Copa en Paraguay, país de donde es oriundo el todopoderoso presidente de la entidad, Alejandro Domínguez, que ha demostrado con lujo de detalles que Julio Grondona era un aprendiz al lado suyo.
La Conmebol es una máquina de hacer dinero y no se va a dar el lujo de perder lo que va a entrar por derechos de televisión ni por los pocos patrocinios que hay. Tampoco van a incumplir los contratos con ellos, pase lo que pase.
La Copa América será un foco de contagio en todo el continente, porque la mejor excusa para hacer reuniones en recintos cerrados es ver a la selección de cada país. Esto, en momentos tan complicados en este lado del mundo por cuenta de la pandemia, es letal. Pero eso no es problema de la familia del fútbol.
El caso es que la Copa se va a hacer porque se va a hacer, en Colombia o en cualquier lugar del mundo. Eso sí, el presidente Duque no será quien decida si se hace acá o no.