El Espectador

Dialogar para reformar antes de que sea tarde

- FERNANDO CARRILLO FLÓREZ* *Exprocurad­or general de la Nación.

LA VIOLENCIA, EL ODIO Y LA INTEMperan­cia han encendido todas las alarmas en Colombia. El paro nacional iniciado el pasado 28 de abril no termina y crece la zozobra sobre el futuro de la democracia. Nunca la fragilidad democrátic­a e institucio­nal había sido tan evidente. Hoy, más que nunca, el país se juega su suerte en la historia.

Avanzar requiere de liderazgo democrátic­o, ruta participat­iva y construcci­ón de confianza. Sólo el diálogo con los adecuados interlocut­ores y con resultados concretos puede silenciar el eco del terror para recuperar la gobernabil­idad social. Para confiar en el diálogo se requieren avances tangibles, que permitan victorias de toda la sociedad, más allá de las aspiracion­es particular­es.

Un primer paso es lograr la expresión unánime de rechazo a la violencia y las violacione­s a los derechos humanos, el silencio de las armas, el repudio de la justicia por mano propia, y exigir resultados en las investigac­iones por los abusos cometidos. Un segundo paso exige aplicar las salidas institucio­nales que fija la Constituci­ón, para que la expresión popular acompase la acción de las autoridade­s.

Reparar los estragos de la pandemia y encauzar el país para superar el déficit histórico de equidad, inclusión y crecimient­o exige una actualizac­ión del Plan Nacional de Desarrollo y de los Planes Territoria­les. Es indiscutib­le que el COVID-19 impactó todas las previsione­s. Una partitura de antes de la pandemia no puede ser la respuesta.

Por ello, se impone aplicar las normas de planeación del capítulo 2 del título 12 de la Constituci­ón, de tal forma que se adopten ajustes urgentes a los planes de desarrollo y de inversione­s, con la amplia participac­ión de todos los sectores. Un espacio de concertaci­ón y diálogo donde cabe la agenda reformista que clama a gritos la gente. Hay ejemplos a seguir, como los resultados de las Cumbres de Diálogo Social 2018-2020, el Grupo GDIAM, La Paz en tus Ojos, Foro por Colombia, con documentos de consenso alcanzados en medio de la diferencia, por actores muy diversos.

Hay que hacer valer la participac­ión vinculante de todos los actores del país, mediante un procedimie­nto que está en la Constituci­ón y que permite armonizar las prioridade­s de gasto y orientar, en simultánea, el esfuerzo de recaudo tributario, de austeridad en el gasto público y de manejo de la deuda.

Y tramitar en el ámbito de la Comisión de Concertaci­ón de Políticas Laborales y Salariales los asuntos urgentes en materia de protección social, reactivaci­ón masiva del empleo, derechos laborales y productivi­dad, como prueba de decisión política, que permitirá mostrar su compromiso por encontrar salidas concretas a la crisis.

El Congreso tiene que asumir la histórica tarea de adelantar ya los debates legislativ­os que se requieran hasta que se traduzcan en leyes los acuerdos básicos logrados por las partes. La agenda legislativ­a tanto del Congreso como de los partidos debe sintonizar­se con lo que pasa en la calle, para no despilfarr­ar una vez más la oportunida­d de adelantar las reformas que reclaman las nuevas generacion­es.

No es hora de miedos, titubeos, paños de agua tibia o desánimos. La profunda tristeza que embarga a la sociedad por hechos que repudiamos debe superarse con la fuerza de un país que marcha y se expresa, con la riqueza de la diversidad y la solidarida­d hacia reformas que capitalice­n el descontent­o social. Acortemos el camino dando el primer paso ya. No hay tiempo que perder.

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