El Espectador

Se prende de nuevo Oriente Medio

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXII. www.elespectad­or.com

ISRAEL REEDITA UNA HISTORIA YA VIVIda varias veces. Unos incidentes, casi siempre en Jerusalén, dan paso a una escalada con el envío desde Gaza de misiles por parte del grupo terrorista Hamás, que son respondido­s con misiles israelíes, la espiral de violencia aumenta, más misiles de lado y lado hasta que el ejército de Israel ingresa en Gaza, como acaba de suceder.

La situación no es sencilla y no se puede ver en blanco y negro. Hasta que se encuentre una real solución a la grave situación que se vive en la zona, estos hechos se repetirán. No ayudan las declaracio­nes del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, cuando dice que “esto es solo el principio. Los vamos a golpear como nunca habían imaginado”, mientras el líder máximo de Hamás, Ismail Haniya, convoca a “una cruzada por Jerusalén”. Es indispensa­ble que las dos partes, el gobierno de Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), retomen el diálogo directo.

En la medida en que el gobierno de derecha israelí, sobre la base del absurdo plan de paz presentado por la administra­ción de Donald Trump, insista en mantener su política de anexar las zonas dentro del Estado palestino donde tiene asentamien­tos, será imposible sentarse a la mesa de negociació­n en condicione­s de igualdad. En este sentido crece la percepción internacio­nal de Israel como un país ocupante contra la población palestina.

Del otro lado, la ANP ha perdido autoridad al disminuir su capacidad de acción. Su real influencia se circunscri­be a Cisjordani­a, ya que en Gaza el poder radica en Hamás, movimiento islamista radical apoyado por Irán y Siria. Hamás no reconoce a Israel como Estado y busca su destrucció­n. Así las cosas, el radicalism­o de sus dirigentes es la mejor garantía de que nunca habrá un acuerdo de paz ante lo irreconcil­iable de sus posiciones. Sin embargo, cada vez ganan más adeptos dentro de la población palestina, en la medida en que los sienten como la única fuerza representa­tiva capaz de enfrentars­e a Israel. Los radicalism­os en la dirigencia, tanto israelí como palestina, no permiten aclimatar la paz.

La actual situación comenzó hace una semana en Jerusalén, durante la celebració­n del mes sagrado de Ramadán, con enfrentami­entos donde resultaron heridos más de 300 palestinos. Las brigadas Ezzedin al Qassam, afiliadas a Hamás, lanzaron misiles contra territorio israelí y vino la respuesta con ataques con misiles y drones contra objetivos fundamenta­listas en Gaza. Simultánea­mente, en la población de Lod, en Israel, se presentaro­n enfrentami­entos entre israelíes árabes y judíos con muertos y heridos de lado y lado. Dentro de Israel, alrededor del 21 % de la población es de origen palestino y, no sin razón, siempre se han sentido como ciudadanos de segunda clase.

La llamada Operación Guardián de los Muros, que se puso en práctica desde el lunes anterior, ahora da paso al ingreso de soldados israelíes y ataques aéreos contra más de 150 objetivos de Hamás. Es esencial que se frene de inmediato esta escalada absurda de violencia y se llegue a una pronta solución negociada a este grave problema, que lo resuelva del todo. La administra­ción de Joe Biden tiene mucho que aportar al respecto.

‘‘Es indispensa­ble que el gobierno de Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) retomen el diálogo directo, con el acompañami­ento de la comunidad internacio­nal”.

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