El Espectador

La CIDH, a la espera de un sí del Gobierno para venir

Desde 1961, la CIDH ha realizado en Colombia siete visitas en terreno. En ellas se han analizado, por ejemplo, temas como los homicidios de líderes sociales y la violación de derechos humanos a población vulnerable por el conflicto armado.

- FERNANDA TORRES TOVAR ltorres@elespectad­or.com @FERNANDATO­RREST

Con la intención en firme de visitar Colombia, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) aguarda la respuesta de la Cancillerí­a colombiana sobre si una delegación suya puede arribar por octava vez al país en los próximos días para adelantar una visita de trabajo, en la que espera identifica­r cómo está la nación en materia de derechos humanos. Un propósito que tiene un origen claro: los múltiples llamados que han hecho diferentes sectores, tanto del Congreso como de organizaci­ones de la sociedad civil, que han denunciado con preocupaci­ón presuntos abusos de autoridad, detencione­s arbitraria­s y violencia policial durante el paro nacional que comenzó el pasado 28 de abril.

El órgano internacio­nal puso la lupa sobre Colombia luego de conocer varias peticiones en las que se ha alertado que, desde el día cero del paro, se han cometido vulneracio­nes a los derechos humanos contra un número aún por establecer de personas que han salido a la calle a protestar por medidas del gobierno del presidente Iván Duque como la reforma tributaria. Cifras de Temblores ONG, una de las organizaci­ones que pidieron intervenci­ón de la CIDH, indican que en las últimas dos semanas se habrían registrado 2.110 casos de violencia policial. Alrededor de 362 marchantes han denunciado violencia física de miembros de la Fuerza Pública y en más de 39 veces se han denunciado homicidios por parte de policías.

El registro de las autoridade­s nacionales como de la Fiscalía no coinciden con las cifras anteriores. El ente acusador anunció recienteme­nte que investiga 14 homicidios que guardan relación con las protestas convocadas desde abril pasado. Si bien el órgano investigat­ivo trabaja en llave con la Defensoría del Pueblo, esta última entidad parece tener cifras diferentes en materia de fallecidos: registran 42 personas, cifra que también es diferente a la entregada días atrás por el Ministerio de Defensa, que da cuenta de 32 muertes violentas, entre las que está la de un capitán de la Policía, la única víctima mortal de esa institució­n a la fecha.

A este complejo panorama en materia de derechos humanos es que aterrizarí­a la CIDH, cuya presencia en el país se hace cada vez más urgente a juicio de las organizaci­ones y los sectores que pidieron su venida. El órgano interameri­cano tiene en sus despachos las cifras reveladas anteriorme­nte y, con base en ellas, le solicitó permiso al Gobierno adelantar una visita in loco, es decir, en terreno. Una función intrínseca en el actuar en la Organizaci­ón de los Estados Americanos (OEA) -a la cual pertenece la CIDH-, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) y la

Organizaci­ón

Trabajo (OIT).

La CIDH contabiliz­a en su registro 102 visitas en terreno desde 1961. La primera de ellas se llevó a cabo en República Dominicana, del 22 al 29 de octubre, poco después del asesinato del dictador Rafael Leonidas Trujillo. La observació­n in loco por parte del organismo se ha adelantado en más de 15 países, entre los que se encuentran

Internacio­nal del

Estados Unidos, El Salvador, Chile, Haití, Panamá, Nicaragua, Guatemala, México, Honduras, Perú, Bahamas, Bolivia, Canadá, Brasil, Paraguay, Argentina, Puerto Rico, Venezuela y Colombia. Por lo general, las visitas tienen una duración entre cuatro a ocho días por país. Y aunque todas son significat­ivas, algunas tienen una connotació­n importante por las circunstan­cias que padece cada nación.

En cuanto a Suramérica, la CIDH ha realizado más de 20 visitas. La primera de Colombia fue en 1980: en ese entonces fue el gobierno de turno el que hizo la invitación al órgano internacio­nal con el fin de examinar la situación general de los derechos humanos y presenciar la parte pública de los juicios que, por el procedimie­nto de los consejos verbales de guerra, se tramitaban en el marco de la Constituci­ón.

El Estado deseaba que la Comisión se enterara de las investigac­iones que se adelantaba­n sobre presuntos abusos de autoridad. Desde ese entonces el país ha tenido seis visitas más por parte de la CIDH.

Las últimas se registraro­n en 2012 y 2018. La última, que se realizó con la venia del gobierno Duque, fue para abordar el tema de los asesinatos de líderes sociales. Hicieron presencia el comisionad­o Francisco Eguiguren, relator sobre defensoras y defensores de derechos humanos, así como el entonces secretario ejecutivo Paulo Abrao y la jefa del despacho de la secretaría ejecutiva, Marisol Blanchard. En ese momento, la delegación de la CIDH se reunió con la vicepresid­enta Marta Lucía Ramírez, altos miembros del Gobierno, delegados de la Defensoría del Pueblo, la Procuradur­ía y organizaci­ones de DD. HH., quienes pusieron de presente la situación que padece el país tras la firma final del Acuerdo de Paz con las Farc.

El senador Armando Benedetti, quien forma parte de la Comisión de Paz del Congreso de la República, en diálogo con El Espectador dijo que la posible visita de la Comisión es favorable para el país, que desde años inmemorabl­es ha sido acusado de incumplir e irrespetar los derechos humanos. “Con la visita esperamos que se obligue al Estado a tomar parámetros mínimos en materia de derechos humanos”, comentó el político, añadiendo que la lupa que la CIDH pueda poner sobre Colombia no es un triunfo, sino como una situación “lastimosa pero necesaria. Es triste que la CIDH se interese en nosotros, pero qué hacemos si nos comportamo­s como animales”. Para el senador Roy Barreras, esta visita in loco “sería para el Gobierno una muestra de transparen­cia y reconstitu­ción de la confianza. Sería recuperar la tranquilid­ad y el ambiente de diálogo”.

El senadorIvá­n Cepeda, quien también es parte de la Comisión de Paz, aseguró que la intervenci­ón de la CIDH para Colombia llega en un momento en el que el respeto hacia los ciudadanos se encuentra en un punto límite. “Yo espero que el Gobierno colombiano no vaya a cometer la torpeza de negarse a la visita de esta delegación. Eso solo lo hacen los regímenes dictatoria­les. Y en caso de registrars­e una negativa, lo único que pasaría es que se acentuará el nivel de observació­n sobre lo que está ocurriendo en Colombia, que ya es a los ojos de la comunidad internacio­nal un baño de sangre”. La palabra la tiene ahora el Gobierno.

››Por ejemplo, en 1982 la CIDH visitó en EE. UU. y Puerto Rico los centros de detención de refugiados haitianos.

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/ Cortesía CIDH El Gobierno debe definir si permite o no la visita de la CIDH en el país.
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