La vía tiene que ser el centro
Me asusta el senador Gustavo Bolívar cuando comparte publicaciones de la constituyente en Chile y escribe: “ya casi, ya casi”.
¿Ya casi para qué? ¿Un proceso Constituyente? ¿En medio de tanta calentura? Opera desde el delirio el senador que cree que el triunfo en las calles equivale a que arrasarían en las urnas e impondrían sus deseos. Me temo lo contrario. Un proceso constituyente en Colombia significaría nuevas peleas, nuevos radicalismos y, posiblemente, una nueva Carta Magna que borre los profundos avances que conseguimos en la de 1991.
Colombia hizo un milagro hace 30 años con esa Constitución y luego lo repitió un par de veces con tres cohortes de la Corte Constitucional que expandieron la promesa del Estado social de derecho. ¿Por qué entrar a sumir al país en el caos y la incertidumbre por más años cuando tenemos un buen y sólido fundamento en la actual Constitución? ¿Para qué?, insisto. Me suena a que el interés es el ego refundador. Eso no puede ser así.
Siento que la vía tiene que ser el centro. No solo en las presidenciales, sino en el Congreso. Que los ciudadanos apoyemos a congresistas sensatos, comprometidos con la paz, que sepan que hay que conversar y llegar a consensos, no imponer revoluciones.
A veces me siento perdida entre tanta polarización. Veo a la ultraderecha gritando cosas y luego la ultraizquierda le contesta. Ambas en su propia burbuja. ¿Acaso creen que pueden convencer al resto del país? ¿Para dónde vamos con tanto odio? Necesitamos sensatez, firmeza y capacidad de reconocer la crisis en la que estamos. ¿Alguien se atreverá? Mariana Páez.