El futuro del derecho al aborto en EE. UU.
La reestructuración ideológica de la Corte Suprema tras la muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg traería más restricciones para el aborto en el país.
Durante las últimas cinco décadas, los políticos conservadores y activistas provida en Estados Unidos no han parado de atacar el fallo de la Corte Suprema en el caso Roe vs. Wade. Esta trascendental decisión, al proteger el derecho a la privacidad médica, abrió paso a la despenalización del aborto para los 50 estados del país y sentó un precedente fundamental para los derechos reproductivos de la mujer.
Lo que se señaló en este caso fue que las leyes estatales que limitaban los abortos en el período anterior a las 24 semanas de gestación estaban violando el derecho a la privacidad de la mujer. Así se obligó a los estados a reevaluar sus leyes sobre el aborto para permitirlos durante este período específico del embarazo.
Pero desde el momento del fallo, en 1973, los provida comenzaron a presentar desafíos en las cortes estatales para invalidar la decisión de la Corte Suprema año tras año, y año tras año han fracasado en sus intentos. Sin embargo, ahora las condiciones han cambiado: el expresidente Donald Trump tuvo la oportunidad de nombrar a tres jueces muy conservadores y antiaborto en la Corte Suprema, y esto es motivo suficiente para prender las alarmas en los sectores liberales y proelección.
Con la inclusión de la jueza Amy Coney Barrett en el tribunal, la última nombrada por Trump, quien ya dejó clara su postura antiaborto, hay una mayoría consolidada para fallar a favor de una limitación al derecho a la interrupción del embarazo. Ya no se necesita contar con el voto del presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien a pesar de tener una tendencia conservadora votó a favor de defender el derecho al aborto considerando los precedentes.
Lo único que le faltaba a la mayoría conservadora que dejó Trump era un caso que sirviera como vehículo para ir destripando el fallo de Roe vs. Wade y restringir así el aborto, y ese caso está a punto de llegar.
El pasado lunes, la Corte Suprema informó que tomará el caso Dobbs vs. Jackson Women Health Organization cuando sesione en octubre. El caso es simple: el estado de Mississippi aprobó una ley que prohibía los abortos después de las primeras 15 semanas de embarazo excepto en una emergencia médica o en caso de una anomalía fetal grave, limitando más la interrupción del embarazo.
Una corte de apelaciones federal y conservadora del estado de Mississippi ya anuló la ley considerando que era inconstitucional.
El máximo tribunal aceptó la petición de Mississippi para debatir solo una cuestión sobre este caso: ¿La Constitución prohíbe todas las limitaciones de abortos antes de la viabilidad del embarazo considerado a las 24 semanas?
Si la Corte encuentra que no se prohíben, se abriría el camino para que los estados decidan cuándo los derechos del feto están por encima de los derechos de la mujer, destripando lo que dejó Roe vs. Wade. Y lo clave acá es que Mississippi no es el único estado que ha presentado leyes de este tipo. Se han promovido más de 500 proyectos de restricciones al aborto en más de 40 estados.
“En Oklahoma, por ejemplo, se planteó que un médico perdiera su licencia si practicaba un aborto a menos de que este fuera requerido si hay riesgo de muerte o de discapacidad para la paciente”, señala Alejandra Soto, directora de medios y comunicaciones latinos de Planned Parenthood.
Pero lo que más llama la atención sobre esta arremetida contra Roe vs. Wade es que en el país las cifras del apoyo al aborto, incluso sin importar la inclinación política, van en aumento. Según una encuesta de la NPR, el 77 % de los encuestados defienden sostener Roe v. Wade. Entonces, ¿qué está pasando?
“No hay una sola encuesta que diga que la mayoría de los estadounidenses se oponen al aborto en los últimos 20 años. Lo que pasa es que (los provida y los políticos) se aprovechan de las emociones de las personas, de la falta de educación que todos tenemos sobre la salud reproductiva y el embarazo. Se aprovechan de que la gente no sabe qué es un embrión, qué es un feto, cuándo se desarrolla y cuáles son los métodos para interrumpir el embarazo”, señala Soto.
El futuro del aborto en Estados Unidos pende de un hilo y, bajo la composición actual de la Corte Suprema, es muy incierto. A mediados de 2022 el tribunal dará un mensaje a los estados: la mujer tiene el derecho constitucional al aborto antes de que el feto sea viable, o los estados pueden decidir si restringen este precedente de cinco décadas. Por ahora, algunos estados como Nueva York han blindado el derecho al aborto en caso de una contrariedad en la Corte Suprema.
“Han codificado Roe vs. Wade en sus constituciones estatales. Es decir, copiaron el mismo lenguaje de la Constitución federal a la estatal precisamente para evitar que en el futuro alguien quiera presentar proyectos que debiliten el acceso al aborto en sus estados”, explica Soto.