El Estado opresor, el macho violador
ALISON ES EL NOMBRE DE LA ADOlescente que se suicidó luego de ser detenida de forma arbitraria por la Fuerza Pública en Popayán el 12 de mayo. Estuvo al menos hora y media en una URI, se la entregaron a su abuela alrededor de las 11 de la noche y a la mañana siguiente denunció que había sido abusada sexualmente por los policías que la detuvieron. Después de hacer esta denuncia, Alison se suicidó.
Cuestión Pública tuvo acceso a un video que muestra todo el proceso previo a que se llevaran a Alison al interior de una URI, e hizo una reconstrucción forense minuciosa que confirma algunas de las denuncias que Alison hizo en sus redes sociales. El video muestra que ella simplemente está sentada en un muro, cuando llegan al menos 13 policías a arrestarla, entre ellos miembros del Esmad y del Grupo de Operaciones Especiales (GOES), cuyos objetivos son la detención de terroristas, individuos armados o peligrosos y grupos de crimen organizado. Uno de ellos la manosea por 30 segundos, luego la arrastran entre varios, la asfixian y ella se desploma, la cargan, un policía sosteniendo cada extremidad, le bajan los pantalones y la llevan violentamente a la URI. No hay videos de lo que pasó después.
Muchas personas, especialmente quienes no saben cómo funciona el patriarcado, se sorprenderán todavía de que una institución que supuestamente existe para cuidarnos termine por agredir sexualmente a las ciudadanas. La verdad es que aunque se supone que la policía se inventó para tratar con la ciudadanía, y por lo tanto sólo en casos muy extremos podrían llegar a usar la fuerza, en sus entrenamientos los forman como si fueran militares persiguiendo a los más peligrosos terroristas. No debería extrañarnos que traten a la población civil como si fuera un enemigo que deben aniquilar. Y entre las técnicas de guerra siempre ha estado la violencia sexual.
De acuerdo con la Red de Derechos Humanos del Suroccidente de Colombia Francisco Isaías Cifuentes, se han reportado más de 20 agresiones sexuales a mujeres durante protestas en Colombia. Varias organizaciones feministas han denunciado que los tombos amenazan con abuso sexual y también que atacan a las mujeres. En los manuales de protección para manifestaciones con perspectiva de género se recomienda a las manifestantes, por ejemplo, no usar cola de caballo para que no las atrapen agarrándolas del pelo (como sucede con Alison en el video) o que usen medias veladas debajo de los jeans para que sea más difícil violarlas. Eso está en los manuales porque estos excesos de la Fuerza Pública no son nuevos. Desde las fotos indolentes que se tomaban las tropas gringas en Abu Ghraib, hasta esto.
Las instituciones que tienen fuertes estructuras verticales, como la Policía y el Ejército (que en este punto de militarización de la Policía son casi indistintos), donde la autoridad se demuestra a través del sometimiento y la violencia se celebra, suelen caer en estos usos excesivos de la fuerza del Estado que también son violencias machistas. Por eso las feministas decimos: “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”. La institución policial rara vez ha servido para defendernos de las violencias que enfrentamos por ser mujeres y, por el contrario, suele perpetrarlas o en el mejor de los casos solo exacerbarlas. Y también el verso de Las Tesis: “El Estado opresor es un macho violador”, porque la forma en que el Estado ejerce y abusa de su autoridad tiene las mismas características de la violencia patriarcal. El ejemplo más concreto es cuando miembros de la Fuerza Pública (el Estado) usan la violencia sexual sobre las mujeres. La reforma de la Fuerza Pública también es una prioridad para las feministas.