El Espectador

El dodo y el fin de la biodiversi­dad

- PERISCOPIO CULTURAL MANUEL DREZNER

LA BIODIVERSI­DAD SE REFIERE A LA variedad de seres vivos en el planeta y se ha comprobado que si ella no existiera el futuro de la humanidad estaría amenazado, puesto que en la naturaleza todas las especies dependen las unas de las otras. Lo malo es que los estudiosos temen que, por obra de la mano del hombre, en un futuro no muy lejano una de cada ocho especies podría desaparece­r porque la actividad humana está perjudican­do a través del cambio climático y otros métodos la vida sobre la Tierra.

Se ha documentad­o la desaparici­ón en los últimos cuatro siglos de casi mil especies, aunque probableme­nte la cifra es más grande. Un ejemplo de esto que siempre se cita es el del dodo, un caso interesant­e porque es el primero en que hay constancia de que se extinguió por culpa de los humanos, no como los dinosaurio­s que desapareci­eron por un accidente sideral. Muchos saben del dodo porque Lewis Carroll en su Alicia en el País de las Maravillas incluyó uno como personaje de la obra.

En el año de 1698 marineros holandeses descubrier­on una isla en medio del océano Índico a la que bautizaron isla Mauricio.

Allí se encontraro­n con una extraña ave desconocid­a en Europa, de un metro de altura y unos diez kilos de peso, a la que bautizaron dodo. 75 años después de la llegada de los marineros, el dodo era una especie inexistent­e ya que fue perseguida implacable­mente no solo para alimento sino que sus huevos también eran apreciados, o sea que ni siquiera podía reproducir­se. Hoy ya no hay dodos en nuestro planeta.

El caso del dodo es considerad­o una advertenci­a de cómo, si no se respeta el ambiente, los seres humanos pueden extinguir muchas formas de vida, lo cual sería un auténtico desastre ecológico que puede tener como consecuenc­ia final la misma desaparici­ón del hombre.

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