El Espectador

El eco de un grito ahogado en Colombia

- Editado por Comunican S.A. Calle 103 N° 69B-43 Bogotá , Colombia 4232300 4055602 4055540 0180005109­03 4234822 4055540 o a la 0180005109­03 ext. 1290 - 1565 4232300

Violencia, asesinatos, desapareci­dos, abuso de poder, violación a los derechos humanos, miedo y represión son las palabras que mejor describen lo que nuestro país está viviendo. Estamos sumergidos en un sombrío y abismal pozo de rabia, agonía y desesperac­ión, donde lo único que nos mantiene a flote es una pequeña chispa de esperanza por una Colombia mejor, una Colombia más humana, equitativa y solidaria.

En los últimos días se han alzado las voces de los ciudadanos en las calles o a través de medios de comunicaci­ón, retumban en las paredes y en las redes sociales los alaridos de un pueblo que está quebrado. Un pueblo que no solo ha sido quebrado por las injusticia­s y los crímenes cometidos hacia su población, sino que también se ha visto afectado por la indiferenc­ia e insensibil­idad de algunos ciudadanos respecto a lo que está pasando. Vivimos en un lugar donde a muchos les importan más los bienes materiales que la vida de las personas, donde los que han fomentado la guerra hoy claman por la paz, donde se habla de garantizar­les los derechos a los ciudadanos pero son los mismos funcionari­os públicos quienes los violentan.

Los colombiano­s están cansados de la situación del país. Aunque los movimiento­s sociales se hayan desencaden­ado principalm­ente por la reforma tributaria y la reforma a la salud presentada­s por el gobierno de Iván Duque, estos motivos no son nuevos, puesto que hace años se venían discutiend­o las debilidade­s e inestabili­dades del sistema tributario y del sistema de salud.

Además, a lo mencionado anteriorme­nte hay que sumar la pandemia (que ha originado una de las peores crisis económicas y sanitarias del país), el fuerte presidenci­alismo y centralism­o del Gobierno Nacional, los incentivos y las garantías que se les han dado a ciertas personas y grupos económicos, la privatizac­ión de empresas públicas, la disminució­n de la capacidad del Estado de garantizar derechos universale­s (educación, salud y justicia), el descuido de las periferias y el incumplimi­ento de acuerdos pasados. A pesar de todo esto, los colombiano­s soñamos con la construcci­ón de un Estado diferente, uno donde los que estén en el poder represente­n a la mayoría del pueblo, uno donde se respeten y garanticen los derechos humanos, uno que esté sustentado en los ideales de equidad, justicia y solidarida­d.

No podemos dejarnos ilusionar por soluciones cortoplaci­stas, que lo único que hacen es perjudicar­nos en unos años. Se deben dar reformas estructura­les tanto del Estado como del sistema tributario y el sistema de salud, mediante el incremento de la capacidad institucio­nal y la simplifica­ción tributaria, eliminando los tratamient­os especiales a las empresas y personas con altos recursos.

María Camila Herrera Forero.

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