Adam Isacson
Pero, ¿qué obtendría el Gobierno mintiendo? En todo caso, ganar tiempo mientras se deteriora el orden social no parece ser beneficioso para la administración ni para su partido a mediano o largo plazo cuando se descubra que solo se trataba de ocultar su incapacidad de resolver un problema...
Es una distracción que sirve para no enfrentar conversaciones con los manifestantes, por ejemplo, sobre la desigualdad, de la misma manera que Trump no deseaba hablar sobre racismo. Es una manera de postergar las decisiones que no se quieren tomar inventando fantasmas que distorsionan la realidad.
Pronto se iniciará en el país el período electoral. Un escenario de vandalismo callejero, de saqueos y de desorden público sería favorable a quienes tradicionalmente se han nutrido del miedo de los votantes. ¿Esta estrategia del partido de gobierno, exitosa en el pasado, funcionaría en la Colombia de hoy?
El Centro Democrático utilizará las escenas de desorden violento en las calles para movilizar a su base electoral, es decir, al cerca del tercio de los colombianos que son uribistas duros. El partido de gobierno necesita que ese tercio del país vote masivamente. ¿Pero qué sucede con los votantes más moderados, que parecen compartir muchas de las demandas de los manifestantes? Están descontentos con la violencia de las protestas, pero también se escandalizan con los videos de brutalidad policial. Mientras los candidatos no uribistas no propongan nada que asuste a los moderados –tal como el eslogan “desfinanciar a la Policía” asustó a algunos moderados en Estados Unidos–, el atractivo del Centro Democrático puede quedar limitada a su base más rabiosa.
Teniendo en cuenta la situación de agitación social permanente en el país que no parece que cederá de inmediato, y de acuerdo con los análisis de su oficina, ¿ve la posibilidad de que el régimen democrático se pueda interrumpir en Colombia?
Me parece muy poco probable que se produzca una ruptura del orden constitucional en Colombia. Para que eso ocurra, se necesitaría un amplio consenso sobre un candidato, un partido de la oposición o que las fuerzas de seguridad declararan su falta de confianza en el presidente. Pero el panorama es diferente: la oposición está dividida, todas las instituciones siguen apoyando las reglas democráticas actuales, muy pocas personas piden seriamente la renuncia de Duque y la mayoría de los actores políticos están enfocados en la inminente campaña electoral.
¿Y cuál sería la actitud de Estados Unidos si hubiera ruptura total de la democracia, por ejemplo, declarando y ampliando la figura de conmoción interior o suspendiendo las elecciones del año entrante?
En el caso de una declaratoria de conmoción interior, como es un mecanismo constitucional, tal vez mantendría silencio. Pero si se hace una maniobra inconstitucional como la de postergar las elecciones o prolongar el actual período presidencial, creo que el gobierno Biden sí se manifestaría porque, en ese punto, la credibilidad de Estados Unidos estaría en juego: no puede criticar a Venezuela, Nicaragua y El Salvador por lo que sucede en cada uno de esos países, y quedarse callado si su mejor amigo en la región hace lo mismo.
El gobierno Duque y su partido han adelantado una prolongada campaña de temor frente a la supuesta posibilidad de que Colombia se convierta en “otra Venezuela”. ¿En los análisis de oficiales de Washington existe también ese miedo a la popularidad y alta votación de figuras políticas contrarias a Duque y Uribe y se opondrían a un triunfo de la izquierda?
Mi percepción es que Joe Biden se ve a sí mismo como uno de los pocos presidentes “post-populistas” del mundo, que logró sacar del poder a un autoritario ganándole las elecciones. Su gobierno se ha distanciado o se ha opuesto a los populistas de izquierda (Maduro), centro (Bukele) y derecha (Bolsonaro). Es de esperar que muestre la misma incomodidad con un candidato, en Colombia, de derecha o de izquierda, uribista o socialista, que pretenda debilitar las instituciones o derrumbar los contrapesos democráticos. Al tiempo, no creo que el gobierno Biden se oponga a un candidato de izquierda con vocación institucional y que trabaje en el marco de las reglas democráticas.
Líderes del Congreso norteamericano han solicitado suspender o no renovar la ayuda económica a las fuerzas policiales colombianas por las evidencias e informes sobre abusos de poder en el control de los disturbios, y por los manifestantes muertos y heridos por la intervención del Esmad. ¿Cuánta probabilidad hay de que el gobierno Biden no renueve o suspenda sus aportes?
Hemos confirmado que el Esmad no recibe ayuda, aunque compra equipos fabricados en Estados Unidos. En cuanto a la institución, a menos que la situación de los derechos humanos siga empeorando, es poco probable que haya una suspensión total de la ayuda a la Policía Nacional porque –como dije antes– la relación con Estados Unidos es muy estrecha. Se extiende desde la erradicación hasta la interdicción en materias de narcotráfico, pasando por las operaciones de la DEA, el establecimiento de unidades de carabineros y el entrenamiento a fuerzas de otros países. Sin embargo, puede haber algunos cambios importantes. Cuando el general (r) de la Policía Rosso José Serrano despidió a miles de agentes, se creía que esa institución era menos corrupta, más respetuosa con los derechos humanos y más profesional. Los videos y los relatos de abusos en las actuales protestas y las agresivas palabras de los directores de la Policía y del Ministerio de Defensa de Colombia han despertado las alertas de los responsables políticos de Estados Unidos sobre el hecho de que la institución está muy perturbada en la actualidad. Estados Unidos está luchando con su propia necesidad de implementar una reforma de su Policía y los actores políticos en Washington van a examinar la situación en Colombia desde esa perspectiva.
Desde varios centros de pensamiento
‘‘El término ‘castrochavista’ es lo más parecido que hay al de ‘antifa’ (usado por Trump): significa casi lo mismo y es igual pretexto para descalificar a los manifestantes”.