Propuestas concretas
HAY TRES LÍNEAS DE TRABAJO frente al paro: 1) El Comité compuesto por distintas fuerzas, cuyo esquema es un pliego clásico de peticiones. La respuesta debería ser negociar de verdad. Aunque hay puntos difíciles, no es imposible lograr un acuerdo. 2) Enseguida están los jóvenes, algunos integrados en el Comité pero mayormente por fuera, que han mostrado una gran capacidad de resiliencia y movilización. Dentro de ellos, los estudiantes, frente a los cuales tampoco es imposible encontrar acuerdos. Aunque su agenda es amplia, al menos en el terreno de la educación hay mucho espacio. Matrícula cero es un buen comienzo. La articulación de una mesa puede lograrse a través de los propios centros educativos. 3) Y los ninis. Están fuera del sistema educativo y sin empleo. Golpeados por un limbo que los priva de futuro. Y casi que de ciudadanía.
Aunque habría mucho que decir de las encuestas recientes sobre jóvenes, parece evidente que la mayor urgencia es trabajo. Así lo han entendido varios dirigentes, incluidos algunos en el Gobierno. Pero para que esto sea oportuno, veo tres etapas: una primera urgente, directa, keynesiana, en hombros del sector público y el privado. Una segunda, parcialmente en marcha, que se basa en incentivos al sector privado para planes de empleo emergente. Y, por fin, una normalización de los nuevos empleos en la medida en que la situación económica lo vaya permitiendo.
Insisto en que la primera etapa no da espera, porque la segunda no arroja resultados de inmediato. Propongo los siguientes pasos:
Primero, creación de una fiducia público-privada, que se nutra de fondos oficiales y particulares. Estos últimos aportes podrían descontarse de impuestos futuros, incluso con algún incentivo moderado a título de descuento. Para sortear las enormes dificultades jurídicas que nos hemos ido creando nosotros mismos, no descartaría decretar la emergencia económica durante 24 horas. En segundo lugar, la ejecución de programas inmediatos de empleo no calificado: pequeñas obras públicas, carreteras terciarias, guardabosques, economía del cuidado para ancianos y niños, servicios sociales, cuidado y mantenimiento de las instalaciones urbanas. La clave es no ponerle arandelas. Sin exigir experiencias previas, ni requisitos académicos. Nada. Se trata de recoger de manera inmediata la mayor cantidad de ninis. Sobre esta base, se pueden ir superponiendo de manera metódica programas de formación y de formalización progresiva. Sin generar enredos reglamentarios.
Pero esto exige voluntad. Sin querer cometer una injusticia, no sé si el Gobierno realmente desea negociar o si piensa que diluyendo y ganando tiempo va ganando por agotamiento. ¿Ganando qué? Lo que ha ocurrido en Colombia con estas movilizaciones, inéditas tanto por su volumen como por su extensión territorial, no tiene reversa. Ganar tiempo es someterse a un vaivén infinito. Un va y viene con momentos de falsa tranquilidad y agitaciones crónicas. Le sirve al Gobierno para terminar su período, pero no le sirve a Colombia.
Rechazo la violencia. Creo que bloqueos que produzcan desabastecimiento son inaceptables. Pero, aunque son manchas lamentables, lo que ha ocurrido es que hay una sociedad más actuante, más participativa, más dueña y consciente de su destino. Esto no tiene reversa.
Un raro acercamiento
NO HAY NADA MÁS PELIGROSO QUE una sociedad ignorante. En Colombia desafortunadamente parte de la opinión pública y la mayoría de los integrantes del paro tienen enormes vacíos en política y economía: no saben qué hace cada institución del Estado ni quiénes las dirigen; tampoco distinguen que hay tres ramas del poder, y mucho menos cómo se financia el Estado. Reclaman cambios, pero no saben articular qué son los cambios a qué aspiran. Muchos de ellos piden a gritos la renuncia de Uribe, sin entender que Uribe no tiene nada a que renunciar. ¡Que renuncie el que sea, claman al cielo!
El Comité del Paro exige la educación gratuita. El Gobierno en respuesta anuncia que la educación superior en los estratos 1, 2 y 3 no tendrá costo alguno. Pareciera que ni el Comité del Paro ni quien hace