El precio de la ignorancia es escalofriante
“El conocimiento es menos costoso que la ignorancia. La ignorancia es un factor peligroso y costoso bajo cualquier forma de gobierno”. los anuncios en el Gobierno entendieran que no hay educación gratuita. Y entre mejor sea la educación que reclaman a gritos, obviamente la cuenta va a ser más alta. Se les escapa por completo que lo que quiere decir “gratuidad” en educación es que seamos nosotros los contribuyentes los que terminamos pagando la cuenta, no ellos. Tampoco entienden que el bloquear el sector productivo, incluyendo el comercial, lo que está haciendo es desaparecer la posibilidad de generar impuestos, recursos que se requieren con urgencia para financiar la educación. El Gobierno, para pagar a los maestros y dotar los establecimientos educativos, solo puede distribuir el dinero que previamente ha recogido en impuestos. Puede endeudarse, pero los créditos también los terminamos pagando los contribuyentes.
El repositorio salvadoreño Redicces resume las abismales consecuencias de una sociedad ignorante: “La ignorancia supone la manipulación y la esclavización, la opresión y la explotación, la alienación y la superstición, el fanatismo y el dogmatismo del sujeto o grupo social con la condición de ignorantes. La ignorancia conlleva necesariamente la implantación de sistemas perversos, de sociedades y Estados fallidos, de degradación social, anomia y la deshumanización del hombre. Igualmente implica el freno y rezago para el desarrollo económico, el progreso social, el florecimiento cultural, la producción intelectual, el avance de las ciencias y el crecimiento espiritual. Una sociedad de ignorantes no solo es una carga social, sino también una bomba de tiempo”. Definitivamente el costo de la buena educación es alto, pero el costo de la ignorancia es escalofriante.
Apostilla: Se han desplazado a la cuna del neoliberalismo y del capitalismo salvaje los senadores Gustavo Bolívar y Alexander López –no para observar si hay balseros que huyen de Estados Unidos a Cuba tratando de alcanzar el paraíso socialista, sino para rogar al Congreso de EE. UU. que suspenda el apoyo a nuestras fuerzas del orden que tienen el deber constitucional de proteger la vida y honra de todos los colombianos–. Asumimos el pronto regreso de los dos senadores para participar en las exequias del narcotraficante y exrepresentante Jesús Santrich. De paso, solidaridad total con el literato Gustavo Bolívar, a quien los desperfectos en su yate lo obligaron a hacer una parada técnica en Miami. Senador Bolívar, como diría Max Weber, “estos son los problemas que enfrentan los ricos”.