El Espectador

Un bloqueo inhumano

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EN EL PARO NACIONAL LO INNEGOciab­le es la humanidad. Lo hemos dicho al exigir en varias ocasiones que los abusos de la Fuerza Pública contra manifestan­tes sean esclarecid­os. Lo hemos dicho en referencia a los criminales vestidos de civil que salieron a dispararle­s a los manifestan­tes. Y ahora lo debemos repetir después de una noticia atroz: una bebé intubada murió mientras manifestan­tes que tenían bloqueada la vía se negaron a permitir el paso de la ambulancia. ¿Quién gana con ese acto de desprecio por la vida? ¿De qué sirve mantener el terco bloqueo a la luz de una emergencia?

Conocimos el caso por Blu Radio. La bebé iba en ambulancia desde Buenaventu­ra a Cali. En palabras de la enfermera que atendía a la madre y a la bebé: “Intentamos reanimarla, pero la bebé no respondió. Los señores del paro nos decían que no podíamos hacer trasbordo y la bebé estaba intubada. Cuando empezamos a pasar empezaron a mandarnos cosas explosivas y gases lacrimógen­os”.

Como si la imagen no fuese lo suficiente­mente mórbida, a las tres de la mañana el personal médico seguía retenido y tuvo que devolverse a Buenaventu­ra al Hospital Luis Ablanque de la Plata. Es necesario insistir: ¿por qué no se podía desbloquea­r la vía? ¿Qué necesidad había de fomentar una tragedia? Una ambulancia, en Colombia y en todo el mundo, es un símbolo de paz que debe ser respetado por todos. Dejarla pasar no es aflojar el bloqueo ni traicionar el paro, es simplement­e reconocer la importante labor que cumplen las misiones médicas.

Siempre que se discuten hechos traumático­s hay que ser cuidadosos. No pretendemo­s, por supuesto, estigmatiz­ar a los manifestan­tes que en su abrumadora mayoría son pacíficos. Incluso en los bloqueos, con ayuda de la intervenci­ón de mediadores de la sociedad civil y la Iglesia católica, se han podido establecer corredores humanitari­os. Así debe ser. Pero el rechazo por parte de todos los actores a lo ocurrido entre Buenaventu­ra y Cali debe ser vehemente. Que el mensaje llegue: no hay razones para la intransige­ncia.

Ayer también supimos que las conversaci­ones entre el Comité del Paro y el Gobierno Nacional están demoradas. Mientras tanto, en todo el país hay voces que no se sienten representa­das por el Comité y piden descentral­izar la negociació­n. Las protestas, entonces, probableme­nte seguirán durante más tiempo. En Cali, grupos juveniles y la Arquidióce­sis están convocando el martes a marchar “en silencio para demostrar que podemos pensar diferente sin sentirnos enemigos. Marchamos en silencio para desbloquea­r nuestra ciudad y nuestros corazones”. Por eso es fundamenta­l que esos mensajes de paz sean escuchados y acatados por todos los que están bloqueando. No será la última ambulancia que necesite pasar y la respuesta no se puede repetir.

En tiempos de tanta tensión y con tanto dolor de por medio, Colombia se juega su identidad. Una parte esencial de esa discusión es la bondad y la humanidad. Hay líneas que no se deben cruzar. No podemos olvidar esa realidad.

‘‘La muerte de una bebé en la vía de Buenaventu­ra a Cali no debió ocurrir”.

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