Una apuesta por menos intermediarios y más variedades de arroz en Colombia
De la finca al molino, del molino al mercado
“El 2020 fue exitoso, con rendimientos positivos, y el año lo cerramos con un inventario sin precedentes. Todo esto como resultado del compromiso que realizamos desde el sector con el Gobierno para abastecer el país y brindar esa seguridad alimentaria”. Estas son las palabras de Rafael Hernández Lozano, gerente general de Fedearroz, quien desde el gremio acompaña a los arroceros a formalizar sus emprendimientos, apostarle a la tecnificación y la calidad de los granos de arroz.
Un trabajo que está dando frutos, ya que se han creado emprendimientos en varias ciudades que ya se están comercializando. Esto gracias a que los agricultores tienen la posibilidad de hacer todo el procedimiento de llevar el arroz que ellos cultivan al molino para que lo sequen, lo almacenen, lo trillen y lo empaqueten y así entrar al mercado. La calidad es tanta, que varios de esos arroces la Federación los compra y los distribuye bajo su propia marca.
Lo interesante es que estos emprendimientos también le están apostando a una diversidad de arroces e innovaciones para deleitar el paladar de los colombianos y sumarse a esa larga trayectoria de otros líderes en el mercado que se reinventan y le apuestan a nuevas propuestas.
Por ejemplo, Arroz Blanquita, que lleva más de 70 años en el mercado, se ha dedica a entender a los consumidores y dar nuevas alternativas. “Innovar es lo que nos mueve, por eso contamos con diferentes productos desde una línea tradicional, clásica y orgánica que piensa en la buena alimentación de los colombianos”, dice Manuel Caicedo Suso, gerente de mercadeo de Blanquita.