Hay que decirlo, el paro triunfó
¿Por qué? Como la palabra lo indica, un paro busca detener todo con el fin de crear una manifestación de un malestar a modo de protesta. Eso tal cual se logró, pues el país lleva un mes parado debatiendo todo tipo de temas.
El objetivo de un paro no es cambiar la sociedad ni crear reformas estructurales, el real objetivo es poner discusiones en la palestra pública con el fin de generar oportunidades para un posterior cambio. Es decir, un paro es sencillamente una gran oportunidad para el cambio, porque en condiciones normales este tipo de discusiones estructurales no se dan pues lo urgente siempre aplaza lo importante. El paro es para frenar en seco y discutir lo importante, lo cual se ha logrado de una manera contundente:
Todos estamos aprendiendo y discutiendo sobre temas tributarios, pobreza, inequidad y derecho a la protesta, es decir, el paro logró poner en la agenda de políticos, medios de comunicación e incluso charlas familiares estos importantes temas, razón de sobra para decir que es un triunfo absoluto.
Aquellos que dicen que el paro fracasó porque la violencia eclipsó y ocultó las posibilidades de cambios estructurales están equivocados, pues confunden el paro con sus consecuencias. Una analogía a modo de ejemplo: alguien enferma y puede durar mucho tiempo sin ir al médico, pero cuando se siente muy mal hace un PARO en sus actividades cotidianas y va al médico, el cual le da un futuro tratamiento. Ir al médico no es la cura, es la oportunidad para curarse; lo mismo sucede con el paro, es la mera oportunidad para identificar por qué estamos enfermos como sociedad y cómo debemos curarnos.
Darnos cuenta como sociedad de que estamos enfermos es sin duda el principal logro del paro. Cuando una enfermedad es grave, tenemos terribles síntomas y dolores que nos aquejan; así mismo sucede cuando surge violencia en un paro, la sociedad se manifiesta con dolor y sufrimiento porque la enfermedad es grave. No podemos ser tan ilusos y pensar que una grave enfermedad no tenga síntomas dolorosos. No debemos asustarnos con los síntomas dolorosos y estancarnos en lamentarlos, debemos es repararlos, evitar que se repitan e intentar hacer los cambios estructurales que la sociedad requiere.
Ya sabemos que estamos enfermos y tenemos graves y violentos síntomas, ahora es momento de encontrar una cura, así sea temporal, la cual será por ahora el diálogo y después las reformas estructurales. Edwin Novoa. Suscriptor y asiduo lector.