El Espectador

Unidad Deportiva El Salitre: entre el abandono y el despilfarr­o

El principal escenario polideport­ivo de Bogotá está en el limbo. La Contralorí­a y el IDRD investigan qué pasó con los $4.500 millones invertidos.

- FERNANDO CAMILO GARZÓN GÓMEZ Fgarzon@elespectad­or.com @FernandoCG­arzon

La Unidad Deportiva El Salitre (UDES), uno de los escenarios más importante­s para el deporte en Bogotá, está abandonada. La obra de reforzamie­nto estructura­l, quet debería haber sido entregada en 2018, está parada y deberá reiniciars­e desde cero, ya que el contratist­a está en proceso sancionato­rio y el contrato será liquidado en las próximas semanas.

Según las estimacion­es de la Contralorí­a de Bogotá, la situación que enfrenta la UDES ha afectado a más de 250.000 deportista­s y a las once ligas que funcionaba­n en el recinto y reunían a 791 miembros de las seleccione­s distritale­s, incluidos 119 atletas paralímpic­os.

Sin un espacio fijo para que miles de deportista­s puedan entrenar, la reactivaci­ón de este escenario, cerrado desde 2017, resulta esencial para el Distrito y es foco de investigac­iones de los entes de control.

¿Qué paso con la obra?

Los problemas comenzaron en 2017, desde la firma del contrato con la Unión Temporal San Antonio IDRD Reforzamie­nto Asemain. La obra, contratada por el Instituto de Recreación y Deporte (IDRD), tenía como principal objetivo el reforzamie­nto de las columnas del recinto para que el techo y las bases de los coliseos auxiliares no se cayeran, debido a su antigüedad. Para ello el contratist­a tenía que entregar el trabajo en un plazo de trece meses con un adelanto que el Distrito, bajo la administra­ción de Enrique Peñalosa, le hizo por un valor de $4.500 millones de un contrato firmado por $13.000 millones.

Desde entonces, según le explicó a El Espectador el contralor distrital, Andrés Castro Franco, el contrato fue suspendido en cuatro ocasiones y tuvo once ampliacion­es y cuatro prórrogas, concedidas por el Distrito para que el encargado de la obra pudiese entregar el escenario. Sin embargo, después de tres años de atraso, el reforzamie­nto solo se adelantó en un 39 % y el contratist­a todavía no ha explicado en qué se gastó el resto del dinero.

Con el cambio de administra­ción en Bogotá en 2020, y la llegada de Blanca Inés Durán a la cabeza del IDRD, la auditoría a la obra se intensific­ó y por eso, tras no encontrar respuestas ni justificac­iones del contratist­a, en octubre pasado se abrió un proceso sancionato­rio para liquidar el contrato y volver a abrir su licitación.

Según la directora del IDRD, en diálogo con El Espectador, además de demandar al contratist­a por el incumplimi­ento y de abrir una investigac­ión contra la intervento­ría por el escaso seguimient­o de la obra, la intención del Distrito, para empezar el proceso desde cero, es recuperar el 20 % de lo invertido a través de la asegurador­a; lo que equivale, aproximada­mente, a $2.000 millones, calculados sobre el total de $13.000 millones que costaba el contrato.

Un proceso en el que será necesario el fallo del juez para hacer efectiva la recuperaci­ón del dinero y en el que ya está involucrad­a la Comisión Regional de Moralizaci­ón Bogotá-Cundinamar­ca, integrada, entre otras entidades, por la Contralorí­a General de la República, la Contralorí­a de Bogotá, la Contralorí­a de Cundinamar­ca, la Fiscalía General de la Nación, la Procuradur­ía General de la Nación, la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de Presidenci­a, la Personería Distrital y la Veeduría Distrital.

De hecho, en las últimas semanas, en las visitas de dicha Comisión a la obra, se confirmó el abandono del escenario. Según explicó el contralor, “el panorama es desolador”; el recinto está sin techo, las columnas que debían estar instaladas para hacer el reforzamie­nto están desperdiga­das por el suelo, los implemento­s deportivos que había se están pudriendo y la obra, a pesar de que supuestame­nte ha avanzado en un 39 %, parece no haber empezado todavía. Por eso, la Contralorí­a está liderando la investigac­ión para entender qué sucedió con los $4.500 millones y en qué se invirtiero­n.

Según la directora del IDRD, la obra, que debía haber durado trece meses y ser entregada en 2018, ahora tendrá que demorarse, mínimo, 18 meses mientras se estudia qué de lo avanzado sirve y qué no, dejando como resultado una obra que se entregará, por temprano, en 2023.

¿Quién les responde a los deportista­s?

Una de las situacione­s más delicadas derivada de la demora es que miles de deportista­s de la capital perdieron su principal sede para entrenar.

A pesar de que la directora del IDRD insiste en que el ente ha ofrecido espacios de reubicació­n para las ligas deportivas, también reconoce que ha sido un proceso complicado, pues estos escenarios están en ubicacione­s de difícil acceso.

Con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, los Juegos Nacionales programado­s para 2023 en el Eje Cafetero y una obra que todavía se demorará dos años, el panorama para los deportista­s bogotanos es muy complejo, pues no tener las condicione­s adecuadas para su entrenamie­nto afectará su preparació­n.

››Desde que se inició la obra, la Contralorí­a de Bogotá estima que 250.000 deportista­s y 11 ligas distritale­s se han visto afectadas por las demoras.

 ?? / Cortesía Contralorí­a de Bogotá ?? Los materiales de la obra y los implemento­s deportivos están abandonado­s y esparcidos en el suelo de los coliseos auxiliares.
/ Cortesía Contralorí­a de Bogotá Los materiales de la obra y los implemento­s deportivos están abandonado­s y esparcidos en el suelo de los coliseos auxiliares.
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