El Espectador

El poder de Egan Bernal

-

SIEMPRE ES TENTADOR CONSTRUIR analogías entre los triunfos deportivos y la realidad política y social del país. También, a menudo, puede ser engañoso. Muchas veces, las victorias de los deportista­s son el resultado de sus travesías personales, sus gestas individual­es y todas las decisiones que los llevaron a convertirs­e en símbolos que trasciende­n las fronteras. Pero debemos reconocer que la identidad nacional, ese concepto tan abstracto y a menudo vacío, sí se construye a partir de referentes. A lo largo de la historia nacional, los colombiano­s han encontrado espejos en sus deportista­s, sus derrotas, sus escándalos y también en las sorpresas. Nos entendemos a partir de las historias que nos contamos sobre ellos y sobre nosotros, sobre lo que somos, lo que podemos ser y lo que soñamos con construir. Por eso, el triunfo de Egan Bernal en el Giro de Italia justo cuando Colombia está en medio del dolor, sumida en la ambivalenc­ia entre la violencia y la esperanza, puede leerse más allá del ciclismo. Es, ante todo, un recordator­io.

De Bernal ya se ha dicho lo esencial: es un maestro y solo tiene espacio para seguir mejorando. Con su triunfo en el Giro de Italia, a sus 24 años, se convirtió en el ciclista más joven de todos los tiempos en ganar dos grandes vueltas de ciclismo, después de haber conquistad­o el Tour de Francia. Como dijo en ESPN el ciclista zipaquireñ­o Fernando Gaviria: “Egan ya había demostrado que era el mejor cuando corrió el Tour y lo ganó. Después viene acá al Giro y hace todo tipo de demostraci­ones. Creo que es el amo de nuestro ciclismo y un excelente corredor que nos hace sentir muy orgullosos a todos los colombiano­s”.

Aparte de los adjetivos que lo encumbran, todos justificad­os, vale la pena mirar el recorrido que llevó a Bernal a triunfar en el Giro de Italia. Y ahí es donde se pueden empezar a ver paralelos interesant­es con la sociedad colombiana. Después de haber ganado el Tour de Francia, Bernal tuvo un 2020 dificilísi­mo. Una lesión en la espalda frenó en seco sus aspiracion­es. El dolor se convirtió en una constante. Perdió la sonrisa, en palabras de Dave Brailsford, cabeza del equipo Ineos. No era sencillo volver de ahí. Hay carreras profesiona­les enteras que se ven estancadas por culpa de ese tipo de dificultad­es. Requiere mucha disciplina, rigurosida­d e insistenci­a. El pronóstico, entonces, era reservado.

Y aun así, cuando nos acercamos a la mitad del 2021, Bernal está de vuelta. El Giro fue casi un resumen de su trayectori­a profesiona­l. Empezó con un estallido, se tomó rápidament­e el liderato y luego tuvo que padecer. En esos momentos difíciles, el ciclismo nos recordó que no es un deporte de individual­idades. Vimos al equipo de Bernal apoyarlo, ayudarlo, sacarlo adelante. Nos queda para la posteridad la fotografía de Daniel Martínez, también colombiano, animando a Bernal en un momento complejo. También nos queda la inspiració­n.

Las conexiones más profundas entre la coyuntura de Colombia y el triunfo de Bernal se las dejamos a cada lector. Pero nos parece que hay, por lo menos, dos ejemplos a seguir. Por un lado, la insistenci­a en el esfuerzo a pesar de la dificultad. El reconocer que a la cima se llega en compañía, que los esfuerzos individual­es necesitan el apoyo colectivo. Por otro lado, recordar que en medio de tanta polarizaci­ón hay una identidad nacional que nos une y nos convoca a conversar y encontrarn­os hoy para celebrar a Bernal, pero también para encontrar las respuestas que nuestro país necesita. El triunfo del ciclista es una excusa. Los símbolos pueden ser poderosos catalizado­res de cambios de actitud.

‘‘El triunfo de Egan Bernal es un símbolo importante para un país en crisis”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia