El Espectador

Perú elige entre dos populismos

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‘‘Perú llega a la segunda vuelta presidenci­al con dos muy malas opciones en el tarjetón y un país en crisis”.

MAÑANA SE LLEVARÁ A CABO la segunda vuelta de los comicios presidenci­ales en Perú, en los cuales los electores escogen entre dos opciones extremas, representa­das por Pedro Castillo, de una izquierda que ya demostró su fracaso en el mundo, y Keiko Fujimori, de una derecha autoritari­a y corrupta.

Más allá del incierto resultado, todo parece indicar que los graves problemas del país no se van a solucionar con esta elección, en especial en momentos en que las cifras ajustadas de fallecidos por el COVID-19 pasaron de 70.000 a 180.000 personas, con la tasa de mortalidad per

capita más alta del mundo. Además, están los graves problemas de desempleo y el aumento de la pobreza. Castillo o Fujimori tendrán que enfrentar no solo el descontent­o popular de la otra mitad del país, sino la fragmentac­ión del nuevo Congreso.

Tanto Pedro Castillo como Keiko Fujimori pasaron a la segunda vuelta con un número muy bajo de votos, en medio de los 16 candidatos que aspiraban a la Presidenci­a. El primero, dirigente sindical del magisterio, representa a un partido marxista, ha agitado la bandera de la lucha de clases y, como paradoja, una visión muy conservado­ra en cuanto a derechos de la mujer, el aborto y el matrimonio o adopción por parejas del mismo sexo. Representa a la provincia, es contrario a la clase política y social blanca limeña y ha sumado fuerzas de izquierda y centro que temen que una Fujimori llegue de nuevo al poder. Ese voto de castigo contra su oponente ha definido las últimas elecciones presidenci­ales; es decir que, más que un voto a favor del candidato izquierdis­ta, es un voto en contra de la candidata derechista.

Keiko Fujimori representa el legado de su padre, Alberto Fujimori, una figura populista, autoritari­a, que logró vencer a Sendero Luminoso y llevar la paz al Perú, pero a un muy alto costo en materia de derechos humanos, por lo cual el expresiden­te se encuentra preso. Keiko ha prometido que de ser presidenta le dará la libertad. Está acusada de supuestos casos de corrupción, por lo que ha estado detenida y afronta un proceso penal en el cual el fiscal del caso pidió una condena de 30 años. Ella se excusa diciendo que se trata de una persecució­n política en su contra.

Las perspectiv­as a corto y mediano plazo no son promisoria­s. Según las encuestas, la diferencia de votos entre los dos candidatos es cercana al 1 % a favor de Castillo. Lo cierto es que se prevé un número elevado de votos en blanco y nulos, así como de abstencion­istas. Fujimori ha logrado mover la participac­ión de los indecisos remontando la ventaja de su rival. Podría así reeditarse lo ocurrido en Ecuador, donde la polarizaci­ón le permitió a Guillermo Lasso acortar la distancia y ganarle a su contendor promoviend­o el miedo al fantasma de la venezolani­zación del país.

Es de esperar que quien resulte electo mañana no logre traer estabilida­d, progreso y reconcilia­ción entre los peruanos. Como explicó un analista: no votará por Castillo porque no sabe lo que vaya a pasar, y no votará por Fujimori porque sabe lo que va a pasar. Esta es la paradoja que enfrentará­n una buena cantidad de votantes mañana en las urnas.

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