El Espectador

La ciencia tiene ministerio, pero no una política seria

- Editado por Comunican S.A. ©. Miembro: SIP, WAN, IPI y AMI © Comunican S.A. 2021, Todos los derechos reservados. ISSN 0122-2856. Año CXXXII. www.elespectad­or.com

EL ENORME TRIUNFO QUE SIGNIFIcó la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación se ha visto opacado por los escándalos que rodearon a sus dos ministros. La primera, la bióloga Mabel Torres, llegó al cargo en medio de sospechas por su promoción de la seudocienc­ia. Ahora el recién nombrado, Tito José Crissien Borrero, está en medio de denuncias por plagio en sus trabajos académicos y es más visto como un nombramien­to burocrátic­o que como un buen aporte a la creación de una política de ciencia seria en el país. Una vez más y pese a las promesas del presidente Iván Duque, el sector de producción de conocimien­to científico no ha sido tratado con el respeto que se merece.

En una carta, la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales dijo que el nombramien­to del nuevo ministro “constituye un mensaje muy negativo para la sociedad colombiana y, en particular, para las nuevas generacion­es, al ignorar prácticas antiéticas mundialmen­te rechazadas por la comunidad científica y académica”. Por eso declararon su “extrañeza y desaliento”. Lo propio han dicho académicos y científico­s de todo el país.

No es para menos su desilusión. Faltando poco más de un año de gobierno, el presidente Duque decidió un cambio en el Ministerio de Ciencia que interrumpe procesos y que parece ser más una movida política en un momento de debilidad como el actual. Aunque el ministro llegó diciendo que su compromiso es aportar al país y al sector científico, su cercanía con casas políticas de la Costa ha despertado justas suspicacia­s.

Ese, sin embargo, no es el principal problema. Como mostró El Espectador en un informe reciente, varios artículos académicos donde el ministro es coautor tienen párrafos muy similares e incluso idénticos a trabajos de otros autores. Además, algunos de estos autores no son citados en la bibliograf­ía. Aunque Crissien Borrero se defiende diciendo que no hay procesos disciplina­rios en su contra y que no faltó a ningún requisito ético, las dudas son suficiente­s para empañar su labor. También hay preguntas sobre su aporte en algunos documentos que firmó sin tener la experticia para ellos.

Más allá de la pregunta puntual sobre si hubo plagio o no, lo que queda en evidencia es la desconexió­n del Gobierno Nacional y el Ministerio de Ciencia con el sector de la academia que busca representa­ción e impulso. Es una incoherenc­ia que el presidente Duque se haya comprometi­do a mejorar el fomento de la ciencia y, al mismo tiempo, les haya entregado la cartera a dos personas que no muestran el menor respeto por el método científico. Hacer un cambio en el gabinete con tan poco tiempo de gobierno, además, ubica el reflector en el efecto que ese nombramien­to pueda tener en las elecciones.

Solucionar el retraso histórico de Colombia en la producción de conocimien­to requiere apuestas ambiciosas, complejas e integrales. El Ministerio de Ciencia se creó con ese propósito, pero hasta la fecha no se ha logrado. Todo el ruido alrededor de estos nombramien­tos no ayuda, genera más desconfian­za en un sector que necesita el apoyo estatal y sigue subordinan­do la ciencia a las coyunturas políticas. Es una lástima que una buena iniciativa se vea trancada de esta forma.

‘‘Es

incoherent­e compromete­rse con el fomento de la ciencia y, al mismo tiempo, entregarle­s la cartera a dos personas que no muestran el menor respeto por el método científico”.

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