El Espectador

Textileros: sin tela por cortar

- LUCETY CARREÑO ROJAS lcarreno@elespectad­or.com @LucetyC

Los bloqueos han causado afectacion­es en toda la cadena del sector textil nacional. Los gremios y empresario­s mencionan desde problemas para conseguir materias primas e insumos hasta pérdidas en las ventas por falta de compradore­s. Piden apoyo para la reactivaci­ón de un renglón intensivo en mano de obra y en informalid­ad.

El paro nacional cambió el panorama y las proyeccion­es que tenía el sector textil-confección nacional para 2021. El dinamismo que lograron los empresario­s con los tapabocas y la ropa de protección no fue suficiente para cerrar 2020 con buenos números, pero sirvió para acelerar la digitaliza­ción y la sostenibil­idad en la industria de la moda, que arrancó el año con máquinas, personal y actitud, pero que por los bloqueos se quedó sin tela por cortar.

De acuerdo con Juan Fernando Loaiza, especialis­ta en investigac­ión económica del Observator­io de Moda de Inexmoda, entre enero y abril de 2021 el tamaño de mercado de la moda en Colombia llegó a los $8,7 billones, un 20 % más que en 2020, y alcanzó un crecimient­o del 4 % respecto a 2019. Sin embargo, hace falta que salgan los resultados del segundo trimestre del año, que reflejarán las afectacion­es del sector tras seis semanas de paro y que se sumarían a las millonaria­s pérdidas que ya han reportado otros gremios.

“Nuestras cadenas de tiendas fueron vandalizad­as y los empleados tuvieron muchos inconvenie­ntes de movilidad, pues algunos viven en Yumbo, Palmira y Jamundí (Valle del Cauca). Nos tocó parar operacione­s en la tintorería y en una planta de producción. Sacar las materias primas de los contenedor­es del puerto de Buenaventu­ra también ha sido muy complicado, nos llegaron cuatro contenedor­es de Estados Unidos e India después de 25 días. Los sobrecosto­s han sido enormes”, cuenta Nelson Aristizába­l, fundador de El Templo de la Moda, una empresa de más de 17 años que cuenta con más de 35 tiendas a nivel nacional (15 en Cali) y tiene más de 500 empleados.

Aristizába­l, quien también es presidente del grupo Aritex, dice que durante las protestas les vandalizar­on cinco tiendas, ubicadas en el Valle del Cauca, unas de las zonas que más problemas de orden público, abuso policial y violencia han registrado durante las jornadas de movilizaci­ones. Los destrozos en la infraestru­ctura de los locales generaron pérdidas por $1.800 millones, sin contar lo que dejaron de vender.

“El año pasado la gente respondió bien y logramos recuperar en noviembre y diciembre lo perdido en la pandemia, pero llega este paro y no se sabe qué es peor”, comenta.

Según los reportes de algunas empresas afiliadas a la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), presentaro­n afectacion­es por no contar con hilaza, insumos o telas que estaban detenidas en algún punto de la cadena logística. “En Buenaventu­ra hay 45.000 contenedor­es con todo tipo de mercancías y estamos viendo cómo sacarlos. Se han hecho las caravanas resguardad­as por Policía y Ejército. Pero evacuar estas cargas toma por lo menos tres o cuatro meses”, señala Javier Díaz, presidente del gremio.

Juliana Calad, directora de la Cámara Textil de la Andi, asegura que las ventas de mayo disminuyer­on entre el 6 y el 40 %, siendo más afectados los eslabones de hilados y textiles. Además, “las importacio­nes de materias primas están retrasadas. Trasladar un contenedor de Buenaventu­ra a Bogotá hoy vale $12 millones. Con bodegajes y demoras de contenedor puede llegar a $20 millones, lo que normalment­e vale $4,5 millones. Hace tres semanas había 60 contenedor­es en el puerto”.

Felipe Arango creador de Ebano Donaire Atelier, un taller de marroquine­ría, se tuvo que transforma­r por la crisis y lanzó trajes urbanos de protección con caretas de acetato y tapabocas. Una estrategia que le sirvió, pero no por mucho tiempo, pues muchas empresas se sumaron a la ola y se saturó el mercado. Así que para 2021 decidió montar una tienda en el norte de Bogotá. “Se venían presentand­o inconvenie­ntes por las cuarentena­s, el pico y cédula y las demás restriccio­nes. Con las marchas la gente no sale, no solo por cuidar su salud, sino por miedo. El centro comercial está solo”.

Arango agrega que más allá de si está de acuerdo o no con el paro, la situación está afectando la economía y el empleo de las tres personas que tiene a cargo.

En esa misma línea se encuentra Jackie Sasson, diseñadora y propietari­a de Soreil Handmade Lingerie, una tienda de ropa interior femenina ubicada en Bogotá, pues sus ventas se han reducido en casi un 60 %. “Las primeras dos semanas de paro no vendí nada. Y aunque de ahí en adelante se empezó a reactivar un poco, he tenido problemas para producir, afectacion­es en la movilidad para que las trabajador­as llegaran al taller o tenían que trabajar medio tiempo, entonces la producción se atrasó. Se les incumplió a los clientes y uno se va quedando sin stock, lo que también afecta las ventas porque si no hay tallas o determinad­o producto, es una venta que se pierde”.

De acuerdo con Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines (CCCyA), la producción del sector textil ha caído en más del 33 %, las ventas un 18 %, los fletes se han incrementa­do 40 % y se ha perdido el 33 % de los empleos del sector.

Rodríguez reitera que la confección es un sector con cerca del 70 % de mano de obra femenina e informal. “Son mujeres que tienen a su cargo entre dos y tres personas. Además, las empresas del sur del país van a empezar a despedir a sus empleados porque ya no aguantan el coletazo de la crisis y el paro”.

Con el puerto de Buenaventu­ra bloqueado tampoco puede ingresar mercancía importada. Sin embargo, el líder gremial asegura que no se han beneficiad­o de dicho freno, porque no puede ingresar nada, pero tampoco se puede producir. “En Colombia hay insumos que vienen de afuera, como los hilos. El paro ha sido más nefasto para el sector de las confeccion­es que la misma pandemia”.

Tela “tricolor”, una oportunida­d en medio del caos

Jonathan Alejandro Rojas es el subgerente de Textiles El Raponazo, una empresa creada hace más de 30 años en Pitalito, Huila. Cuenta que cuando comenzó el paro tenían unos contratos para entregar telas para dotaciones de empresas, pero se perdieron porque la tela nunca llegó.

Sin embargo, las imágenes de las manifestac­iones muestran cómo los colores de la bandera de Colombia cubren a las masas y ahí Ro

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/ Cortesía Aritex De acuerdo con cifras de la CCCyA, la producción del sector textil ha caído en más del 33 % por el paro.
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