La salida de la crisis no surge del mercado
jas tuvo una oportunidad de ventas. “Con el paro pidieron la tela tricolor. Nosotros teníamos mucho metraje, unos 150 metros en tela. También para banderines. Vendimos todo, se acabó muy pronto y teníamos encargados otros 150 metros, pero por los bloqueos no se pudo vender”.
La dicha duró poco, porque por los paros y bloqueos las ventas bajaron en 40 %, pues, según cuenta Rojas, Pitalito es una estrella vial que comunica Putumayo, Caquetá y también entra gente del Cauca; es decir, la gente que viene de otras ciudades mueve sus ventas. A pesar de los problemas, asegura que los proveedores han entendido la situación.
Los comerciantes del producto final
El Gran San, uno de los centros mayoristas más grandes de Bogotá, también se ha visto muy afectado por los cierres y bloqueos, con bajas en las ventas que llegan al 90 %. Además, el avance en ventas virtuales se frenó, pues los transportadores no se comprometen a llevar mercancía por las afectaciones viales.
“Los paros de 2019 dañaron la temporada, nos tratamos de recuperar en diciembre, pero no se logró. Llegó la pandemia y nos adaptamos a las ventas online. Aprendimos comercio electrónico y empezamos a funcionar. Peleamos con las instituciones para que abrieran la economía, pero comenzó el paro el 28 de abril. Este comercio es mayorista, vienen de diferentes partes del país casi todos los días a hacer sus compras los pequeños negocios de barrios y pueblos. Hicimos un relanzamiento esta semana y nadie vino. La afectación es de casi el 90 % de los comerciantes. La idea era tener una asistencia masiva y que volviera a crecer. En temporada de padres esperábamos una recuperación del 40 %, pero la respuesta no fue buena”, recuerda Yansen Estupiñán, gerente del Gran San.
Estupiñán agrega que los bloqueos y la falta de insumos los perjudican también como vendedores finales. “No hay terminados de prendas, como hilos, cremalleras, botonería, porque eso viene del exterior, lo que afecta la producción, la mano de obra y la puesta de productos en vitrina”.
Aunque en mayo de 2021 los hogares gastaron más en comparación con el mismo mes del año pasado, de acuerdo con la firma de medición de consumo Raddar, se ubicó como uno de los peores meses de dinámica de gasto a causa de los aislamientos, desempleo y bloqueos. “La dinámica acumulada hasta el momento deja ver que las expectativas que se tenían a comienzo de año, de crecimiento del gasto anual a sus niveles históricos se alejan, debido a los aislamientos, paros y bloqueos, que rompen el normal ciclo de gasto y del comercio en el país”.
En 2020, tras unos meses difíciles, las personas buscaron adquirir productos por gusto para satisfacer sus deseos y sentirse en la “nueva normalidad”. Noviembre y diciembre fueron momentos claves, pues representaron el 20 % de las ventas anuales de moda durante los últimos años. Así las cosas, los entrevistados, aunque reconocen que planear lo que va a suceder con este estallido social es complicado, tienen sus expectativas puestas en el segundo semestre de 2021.
Por ejemplo, Inexmoda planea aportar a la reactivación del sector con la realización en julio de Colombiatex y Colombiamoda en Medellín. “De acuerdo con nuestras proyecciones, 2021 cerraría con un tamaño de mercado de $27 billones, un 18 % más que en 2020 y un 2 % más que en 2019”, afirma Loaiza.
A pesar de la preocupación por los paros y sus efectos a largo plazo en sus negocios, los empresarios les seguirán apostando a las ventas en línea y algunos planean abrir tiendas y expandirse en el mercado internacional, pero le piden al Gobierno que llegue a acuerdos con los manifestantes para continuar con la reactivación económica y que aprovechen que el sector textil y la industria de la moda son grandes generadores de empleo para sumar a las soluciones.
La cuarentena del coronavirus y los desaciertos para enfrentarla provocaron una drástica caída del ahorro que quebró el balance interno entre el ahorro y la inversión, sin duda el postulado más crítico de la ciencia económica, y en consecuencia, precipitó el desplome de la inversión, la producción y el empleo. En cierta forma, se volvió al siglo XIX, cuando las economías se desplomaban intempestivamente y luego entraban en procesos de recesión de varios años.
En Colombia, al igual que en muchos países del mundo, vimos como la reducción del ahorro ocasionada por la cuarentena provocó una caída del producto nacional de 7 %, aumento del desempleo de más de 5 % y déficit fiscal de 9 % del PIB, que no es sostenible Al mismo tiempo ocasionó un deterioro de la distribución del ingreso sin precedentes; el ingreso de los grupos medios descendió 15 % y el del diez por ciento más pobre 25 %, la pobreza pasó de 36 a 42 % y el coeficiente de Gini llego a 0.55.
La economía se precipitó en una sin salida. La recuperación de la tasa de ahorro, que impulsa la producción y el empleo, se hace a cambio de la reducción del salario y el deterioro de la distribución del ingreso que desatan la protesta social. Por su parte, el aumento del gasto para remediar a los grupos menos favorecidos reduce el ahorro y amplía el déficit fiscal.
Los hechos se han encargado de confirmar que la causa de la crisis económica es la baja del ahorro ocasionada por la cuarentena y los errores para enfrentarla. Las acciones para elevar el ahorro y normalizar la producción y el empleo ocasionan la reducción del salario y el deterioro de la distribución del ingreso, que desatan la protesta social. Luego, las reacciones para corregir la distribución del ingreso por medio de transferencias fiscales
Juliana Calad, directora de la Cámara Textil de la Andi, asegura que las ventas de mayo disminuyeron entre el 6 y el 40 %, siendo más afectados los eslabones de hilados y textiles.
bajan el ahorro.
El país ya está cerca de un año y medio de la iniciación de la pandemia y no ha tomado ninguna acción abierta para enfrentarla. La propuesta de Carrasquilla de corregir el déficit fiscal con una reforma tributaria basada en la elevación de los gravámenes indirectos y al ingreso, que recaen en los sectores de menores ingresos y ocasionan la reducción del salario y el deterioro de la distribución del ingreso, desató la protesta y su retiro del Ministerio. Su sucesor, Restrepo, anuncia una reforma alternativa con impuestos al capital que son fácilmente trasladables al salario, y en cualquier caso, el impacto sobre el déficit fiscal es menos de 1 % del PIB.
La economía operó durante treinta años con una elevación del ahorro que se conseguía con la baja del salario que hoy en día es rechazada por la protesta social. El sistema quedó sin medios para enfrentar la reducción del ahorro.
Mientras persista el elevado déficit fiscal, que no es otra cosa que la manifestación contable de la reducción del ahorro, no se dispondrá de margen para recuperar la inversión y la capitalización del pasado. Es precisamente lo que se observa en el balance del Banco de la República. El índice M3, que incluye los depósitos provenientes de la emisión del Banco de la República y del ahorro público, y la cartera crecen muy por debajo de la tendencia histórica. Aún más diciente, en plena recesión y rampante desempleo el crédito bancario a las empresas desciende con respecto a 2020.
La causa de la sin salida económica es el modelo económico del fundamentalismo del mercado y la solución es modificarlo con un nuevo modelo que aumente el ahorro y sostenga el salario y los apoyos a los sectores más vulnerables mediante las reformas estructurales recomendadas en forma repetida desde la iniciación de la pandemia. El primer paso es el replanteamiento de la concepción monetaria aumentando en forma significativa la programación de la base monetaria para el presente año y el siguiente.