Empantanado
Hace casi cuatro años que estalló el escándalo del cartel de la toga. Por las revelaciones del exfiscal Luis Gustavo Moreno se logró conocer cómo se había creado una organización para torcer expedientes o engavetar investigaciones en la cúpula de la Corte Suprema de Justicia. Debido a su fuero, el exmagistrado José Leonidas Bustos empezó a ser investigado por la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes en octubre de 2017. El 13 de mayo de 2019, el representante Edward Rodríguez le presentó a la Comisión su proyecto de acusación contra Bustos y dos días después esa célula legislativa lo acusó formalmente. Tres meses después, el 13 de agosto de 2019, la plenaria de la Cámara aprobó esta acusación y envió su expediente al Senado para que valorara si lo declaraba indigno por los delitos de concierto para delinquir, cohecho y tráfico de influencias. Han pasado casi dos años y el Senado nada que resuelve el asunto, aunque hay un expediente robusto que incluye 37 pruebas testimoniales, 58 documentales, 17 informes de Policía Judicial y más de 4.000 páginas. Mientras tanto, el señor Bustos aparece desde el extranjero en audiencias virtuales para defender a su amigo Francisco Ricaurte, condenado ya por la justicia a 19 años de cárcel por estos mismos hechos. ¿Hasta cuándo?