Ya era hora
UNA DE LAS PEORES CONSECUENcias que trajo la pandemia y que Colombia sentirá por años es el atraso de niñas, niños y adolescentes por no tener clases presenciales. El debate ha sido frustrante, con posiciones polarizadas y mucha intransigencia. Aunque las voces de las expertas y el consenso científico pedían la reapertura de todos los colegios desde hace meses para detener una pérdida generacional, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) se oponía con vehemencia. Con un anuncio hecho el sábado pasado y que entra en vigencia mañana, parece que por fin podremos empezar a pasar la página. Eso, si el paro nacional no se recrudece debido a la ausencia de acuerdos con el Gobierno.
Hemos dedicado varios editoriales al tema. El consenso científico es claro y las conclusiones son aterradoras. El año pasado tuvimos un aumento en la deserción escolar y este año la situación no se ha podido frenar. Los niños, niñas y adolescentes han contado sentir aumentos en su ansiedad, estrés y graves afectaciones a su salud mental. La educación virtual en Colombia
‘‘ El regreso a clases presenciales es una gran noticia”.
es una promesa por cumplir, un espejismo especialmente cruel en las zonas más apartadas, donde no hubo manera de garantizar el acceso. La virtualidad puede ser el futuro, pero el país está muy lejos de poder sentirse tranquilo con que esa sea la normalidad de los estudiantes. Eso, sin contar los problemas que muchas cabezas de hogar, mayoritariamente mujeres, enfrentaron por tener a sus hijos en las casas mientras ellas debían salir al trabajo.
En síntesis, la ausencia de la educación presencial ha sido muy dañina y sus efectos se sentirán por años venideros.
Por eso desde este espacio cuestionamos a Fecode. Nos solidarizamos con sus peticiones de medidas de bioseguridad adecuadas, de mejoramiento de los espacios de clase y de suplir deudas históricas, pero también nos parecía innegociable la necesidad de volver a la educación presencial. No podemos esperar que todas las dolencias de Colombia se reparen para seguir educando a los jóvenes.
Ahora que el Gobierno Nacional destinó 413.125 vacunas “con las cuales se llegará al 100 % de docentes, directivos y administrativos de colegios oficiales y privados desde educación inicial hasta educación media”, según información del Ministerio de Educación, Fecode aceptó volver a clases presenciales. En un comunicado dijo que a partir de mañana, 15 de junio, los maestros volverán a “asistir a las diversas actividades académicas y pedagógicas inherentes al cargo”.
Es una gran noticia que celebramos. Por supuesto, hay que seguir cuidándonos. Las medidas de bioseguridad son necesarias. Las ciudades todavía siguen en la meseta del tercer pico y todos los días son una tragedia para cientos de familias colombianas. Pero, ante eso, los colegios pueden ser lo que siempre han sido: un espacio de encuentro, seguro, no solo para el conocimiento, sino para la construcción de un tejido social fundamental. Ante todo, serán un alivio para tantos niños, niñas y adolescentes que han perdido más de un año de su vida en el encierro de la pandemia. Su salud mental debe ser una prioridad para todos los docentes.